Cada día, el gobernador Jaime Bonilla Valdez pierde más y más poder dentro de la administración y de su partido. Su imagen se vuelve más opaca, y los desesperados por mantenerse vigentes en la vida política de Baja California, comienzan a brincar en cargos públicos con miras al futuro.
Si no ocurre nada extraordinario, el próximo 15 de marzo el secretario de Hacienda, Rodolfo Castro Valdez, formalizará su renuncia para unirse a la campaña de Alfonso Durazo, quien representará a Morena en los próximos comicios electorales como candidato a gobernador de Sonora. En su lugar quedaría Adalberto González Higuera, quien ya ocupó ese escaño y actualmente titula la oficial mayor, lo que representaría otro -sí, otro- cambio en dicho puesto, ocupado por seis perfiles en menos de dos años.
Castro Valdez -quien dicen fue recomendado por el ex senador Fernando Castro Trenti- estaba ya en la cuerda floja desde el mes de diciembre, ante el desastre financiero que empeoró -aún más- durante su gestión, al grado de requerir un “préstamo” a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT) para cumplir con compromisos financieros de jubilados.
Castro se le supo meter al gobernador, pero le generó más conflictos que soluciones.
En el tema político, impuso posiciones a sus secretarios, como a Catalino Zavala, quien se vio obligado a ubicar en la Dirección del Colegio de Bachilleres, a Víctor González Verduzco, además de dejar tirado el proyecto del SAT BC, que aún está afinando su operación.
También le generó problemas con algunos diputados morenistas que no lo veían con buenos ojos, debido a que cuando trabajaba dentro del Poder Legislativo, les “jineteaba” el dinero como medida de presión cuando alguno no le simpatizaba o ayudaba.
Otro de los temas que Rodolfo le dejará tirado al gobernador, son las negociaciones y el seguimiento del proyecto de la planta fotovoltaica, pues se aferró a operarlo por su cuenta, dejando fuera a personajes cercanos a Bonilla como los secretarios Mario Escobedo y Karen Postlethwaite, incluso al propio Amador Rodríguez Lozano.
Ahora veremos en qué posición lo rescata Durazo, otro de los consentidos del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pero en Baja California, la imagen es que Castro dejó todo en llamas.
CONGRESO DEJÓ TIRADA LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
La esperanza generada en el Congreso del Estado en torno de la agenda con perspectiva de género, ya se disipó, pese a que personajes como Julia González, Miriam Cano y Monserrat Caballero, que presumían perfiles frescos y en favor de los Derechos Humanos, se colgaron de esas banderas. Pero la realidad es que no hicieron absolutamente nada en beneficio de las mujeres, ni de las comunidades LGBTTTIQ+.
La XXIII Legislatura está a punto de terminar, y estos tres personajes no tuvieron la capacidad de operar temas en beneficio de los sectores que representaban, pero cuando Jaime Bonilla Valdez les exigía sacar adelante un tema sucio y turbio -como aumentar impuestos a los combustibles, el Instituto de Identidad Vehicular y la consulta ciudadana sobre el periodo de gobierno de dos a cinco años-, no les importaba violar cualquier Ley o la misma Constitución para cumplir con sus caprichos.
Así, Julia y Miriam -principalmente- abandonaron sus causas para jugar a la política, haciendo a un lado necesidades como reformar el Código Penal para incluir figuras legales en torno a agresiones sexuales, hasta cometer violencia política de género en contra de su compañera morenista, Rosina del Villar.
Así de fácil y rápido se apantallaron los diputados con el poder, y olvidaron los principales motivos por los que llegaron a sus actuales posiciones.