18.8 C
Tijuana
viernes, octubre 4, 2024
Publicidad

Persignados

Un día, en un pueblo, un burro apareció muerto frente a la iglesia. Pasaban los días y nadie lo recogía. Muy molesto, el cura llama al alcalde:

“Como autoridad, ¿por qué no manda usted que recojan ese burro?”.

El hombre, que ese día no estaba de muy buen humor, responde:

“Y usted, como buen cristiano, ¡dele una cristiana sepultura!”.

El cura refuta:

“Sí, pero como buen cristiano ¡es también mi deber avisar a sus familiares!”.

 

***

 

Jesús y sus discípulos están en la Última Cena. Les dice:

“Amigos, hemos disfrutado mucho con esta cena, pero ha llegado la hora de pagarla, Juan…”.

Y Juan responde:

“Yo no puedo, maestro, estamos a final de mes y estoy quebrado”.

Pedro justifica:

“Maestro, acabo de meterme en una barca nueva y los abonos me superan”.

Tomás argumenta:

“Imposible, maestro, yo invité la semana pasada y no puedo pagar otra vez”.

Así, uno por uno, nadie paga… hasta que llega Judas y suelta:

“Bueno, pagaré yo. Total, ¡voy a cobrar esta noche!”.

 

***

 

Un amigo estaba delante de mí saliendo de la iglesia un día, y el sacerdote estaba de pie en la puerta saludando a los feligreses como lo hacía siempre. Entonces agarró a mi amigo de la mano, haciéndolo a un lado para sugerirle:

“Tú necesitas unirte al Ejército de Dios”.

Mi amigo respondió:

“Yo ya estoy en el Ejército de Dios, Padre”.

El sacerdote insistió:

“¿Por qué entonces no te veo en misa, a excepción de la Navidad y la Pascua de Resurrección?”.

Y mi amigo susurró de vuelta:

“Es que estoy en el Servicio Secreto”.

 

***

 

Iban unas monjitas de casa en casa, en eso llegan a la de un ateo:

— Buen día, somos las Hermanas de Cristo.

“¡Pues qué conservadas están ustedes!”.

Autor: Un ateo… ajá.

 

Politiqueros

En plena campaña, un candidato da su coloquial discurso en una zona rural, hablando de las maravillas que hará durante su gestión. Cuando estaba por decir qué problemas resolvería en lo inmediato, al fondo se oye un rebuzno. Molesto, mira a la multitud y pregunta quién hizo ese ruido. Alguien responde:

“No se preocupe, solo es el eco”.

 

***

 

Jaimito, quien se encuentra haciendo una tarea escolar, pregunta a su papá qué es la política y le explica:

“Para que lo entiendas mejor, tomemos nuestra casa como ejemplo. Yo soy el que trae el dinero a casa, así que soy El Capitalismo. Tu madre es la que administra ese dinero, por lo que la podemos llamar El Gobierno. Nosotros dos cuidamos de ti y de tus necesidades, por lo tanto, serías El Pueblo. A la empleada la podemos llamar Clase Trabajadora y tu hermanita sería El Futuro. ¿Entiendes, hijo?”.

El niño dice no estar tan seguro y que debe pensarlo. Esa noche ve que su hermana llora desconsoladamente porque ensució el pañal, entonces se dirige a la habitación de sus padres… pero encuentra a su madre durmiendo profundamente. Va donde la empleada y descubre a su padre en la cama.

Jaimito golpea la puerta, pero nadie responde y se va a dormir. A la mañana siguiente le dice a su papá que por fin entiende la política:

“Mientras El Capitalismo abusa de la Clase Trabajadora y El Gobierno no le hace caso a nada, El Pueblo es totalmente ignorado y El Futuro es un cochinero”.

Autor: Abstemio electoral.

 

Burrones

Dos chamacos tan, pero tan ignorantes, conversan y uno pregunta al otro:

— ¿De qué letra a qué letra va el abecedario?

“De la A, a la Z”.

— Pero qué burro que eres, ¡el abecedario va de la A a la O! ¡AbecedariO!

Autor: Alumno virtual.

Ex fumador

Un señor pasea por la calle, encuentra a un amigo y se saludan:

— ¡Hola! ¿Cómo te ha ido?

“Bien, gracias”.

— ¿Tendrás un cigarro que me regales?

“Claro, aquí tienes”.

El amigo se lo da, y, antes de que se fume el cigarrillo, el señor toma una pastilla y procede a fumarse el cigarrillo. Dudoso, su amigo pregunta:

— ¿Y para qué sirve esa pastilla?

“¡Ah! Para que se me quiten las ganas de fumar”.

— Pero ¡si estás fumando!

“Claro, pero sin ganas”.

Autor: Ex bebedor.

 

Robo del burro

Había una vez dos compadres campesinos, uno rico porque tiene tres burros y otro pobre porque no tiene ninguno. Al que es pobre se les ocurre robarle un burro a su compadre y piensa “Si se lo robo, le van a quedar dos”.

Al caer la noche, se lleva al animal y lo mete en su corral. Al día siguiente, el compadre le cuenta:

“Compadre, me robaron un burro, pero ya sé lo que voy a hacer”.
Muy asustado por esas palabras, se promete a sí mismo devolver al burro, ya que tal vez su compadre piensa matar al que lo robó. Entonces lo lleva al corral. Al día siguiente, ya feliz, el compadre le dice:

— Compadre, ¡ya me devolvieron el burro!

“Oiga, compadre, ¿y qué pensaba hacer si no encontraba al burro?”.

— ¡Pues vender la silla, compadre!

Autor: Ladrón redimido.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas