En los últimos años INTOSAI y sus organizaciones regionales y subregionales, como OLACEFS y OCCEFS, han apuntado como una de sus actividades prioritarias, contribuir al seguimiento y evaluación de los esfuerzos nacionales en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, conforme a los mandatos y facultades de cada Entidad de Fiscalización Superior.
La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son un plan de acción sumamente ambicioso que se propone erradicar la pobreza, combatir la desigualdad y promover la prosperidad, sin descuidar el medio ambiente.
Para lograr estas metas, los gobiernos deben realizar diversas acciones, que van desde la institucionalización y la internalización, pasando por la asignación de recursos, al establecimiento de procesos de monitoreo y evaluación de los ODS. Resulta importante sobre todo cuando en el último informe del PNUD, se señala que la reducción de la desigualdad es uno de los propósitos recogidos en la Agendo 2030 para el desarrollo sostenible., lo cual implica no solo el ingreso, sino el nivel de satisfacción, de las necesidades esenciales.
La complejidad de la Agenda 2030 y la multiplicidad de entidades involucradas, proyectos, programas y procesos que son, o deberían ser, coordinados e intersectoriales, para hacerla realidad, implica un reto importante para las entidades de fiscalización de superior. Para auditar todo ese universo de actuaciones, las EFS necesitamos un conjunto de habilidades, conocimientos, estructuras y formas de trabajo, o, en una palabra: capacidades.
La creación y desarrollo de capacidades es un aspecto de gran relevancia para asegurar la independencia, integridad y profesionalismo de las EFS en un contexto en el que existe un mayor interés en la transparencia y rendición de cuentas, marcado por los cambios y desafíos constantes. Para ello, debemos contar con una estrategia de mejora continua e invertir tiempo y recursos para crear y desarrollar capacidades en tres aspectos clave: profesionales de auditoría, organizacionales y para tratar con el entorno externo.
Esta importante labor, como parte de una agenda que compartimos todos los países sin excepción, no la hacemos de manera aislada; para ello contamos con el apoyo de organizaciones como INTOSAI, OLACEFS y OCCEFS, y de otros actores con agendas coincidentes en estos temas como lo son la OCDE y el Banco Mundial, lo que nos permite aumentar nuestras habilidades y conocimientos al compartir experiencias y buenas prácticas.
En los primeros días de este año, la CIC concretó la primera fase: la detección de necesidades de capacitación. Este diagnóstico nos ayuda a detectar las brechas que existen entre la forma en que realizamos una labor y la forma esperada, conforme a las mejores prácticas.; en específico reveló la necesidad de promover entre las EFS de la subregión el conocimiento respecto de la Agenda 2030 en dos aspectos esenciales: por una parte, sobre las acciones nacionales emprendidas para su cumplimiento y el vínculo de éstas con la fiscalización superior y, por otra, en materia de auditorías especializadas con enfoque en los ODS, conforme a las mejores prácticas internacionales.
Debe destacar que el trabajo de colaboración interinstitucional que realiza la ASF, además de enfocarse en América Latina y el Caribe, también tiene como objetivo la coordinación con otras Entidades de Fiscalización Superior en el Mundo, siendo de particular relevancia el trabajo que tiene la ASF con nuestro homólogo en los Estados Unidos de América: la Oficina de Rendición de Cuentas (GAO).
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