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lunes, septiembre 30, 2024
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Igualdad y respeto para las mujeres

Resulta importante reconocer que las mujeres y los hombres no estamos en igualdad de oportunidades, ni en igualdad de circunstancias, ni en igualdad de condiciones, ni gozamos de los mismos derechos. Partir de reconocer la realidad es fundamental para cambiarla. Si hoy viviéramos en igualdad, no se necesitarían esas acciones afirmativas que se realizan desde los institutos de las mujeres y desde tantas y diversas instituciones, aunque no de todas.

Vivimos en un mundo desigual para hombres y mujeres, y aunque marzo ha sido un mes de continuos reconocimientos y actividades que buscan impulsarnos o acercarnos a la igualdad que merecemos por ser un derecho, seguimos estando muy lejos de que el día en el calendario pierda el sentido. El 8 de marzo se conmemora a las mujeres, se reconoce a las que lucharon y a las que luchan por la justicia desde diferentes espacios y se honra a las que murieron en su legítima manifestación de inconformidad ante ese mundo androcentrista que sigue imperando, pese a todos los esfuerzos.

En el día de la mujer tiene origen en aquella manifestación desarrollada en contra de las injusticias que vivían las mujeres trabajadoras en New York en 1857. En una fábrica fueron brutalmente reprimidas y asesinadas 120 de ellas, mujeres que no solo en aquel momento se manifestaban por sus derechos laborales, también se manifestaban en contra de tener a niños y niñas trabajando y en condiciones infrahumanas, algo que pocas veces se cuenta en la historia. Somos las mujeres la que estamos al frente en muchas luchas por la justicia social por la igualdad de derechos.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2019, desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señala que los índices de desigualdad colocan a México en el número 76 de casi 200 países. Estamos mal, y debemos redoblar y triplicar esfuerzos.

Existe desigualdad económica, aunque también existen desigualdades en facetas clave del desarrollo humano, como la salud, la educación, la dignidad y el respeto de los derechos humanos.

Las disparidades de género figuran entre las formas de desigualdad más arraigadas en todo el planeta, no solamente en México. Estas desventajas afectan a la mitad de la población mundial y las hemos normalizado.

En Latinoamérica, Chile es uno de los países con menos desigualdad en temas de hombres y mujeres. En esta parte del mundo y en este tema, nuestro país no es un buen ejemplo. Y en el mal llamado “Primer Mundo”, países como Noruega, Suiza e Irlanda, ocupan los primeros lugares en los temas relativos a la igualdad entre hombres y mujeres y han desarrollado buenas estrategias para evitar la discriminación a las mujeres en todos los ámbitos.

Sin embargo, a nivel global, falta mucho camino por recorrer para lograr la igualdad real, pero los cambios necesarios vienen desde todas las mujeres y los hombres; esos cambios no se dan solo en los gabinetes o en los escritorios o allá en las instituciones, vienen de dos vías: esos cambios se darán cuando a nivel colectivo trabajemos por la justicia para las mujeres.

Y tenemos que hacerlo. Tenemos que seguir trabajando fuerte y sin pausa para que nuestras hijas y luego nuestras nietas, no tengan que exigir que se respeten sus derechos.

Al ritmo actual, según un nuevo informe del Secretario General de la ONU, António Guterres, la paridad no se alcanzará hasta dentro de 130 años, según cálculos elaborados con base en los más recientes datos de ONU Mujeres.

Eso va a ser posible con la unión de esfuerzos, no solo por trabajo de cabildos, congresos y de las instituciones del Estado mexicano que están obligadas constitucionalmente a hacerlo; cuando la conciencia de todas las mujeres y todos los hombres cambie y entendamos que las mujeres y los hombres tenemos la misma dignidad y merecemos gozar de manera igual de los derechos, incluido el derecho a ser felices. Y si lo tenemos claro desde nuestros hogares, vamos a educar a nuestros hijos y nuestras hijas para ser respetuosos de la dignidad de cualquier persona, para tratar con empatía y equidad a todos los seres… Entonces no necesitaremos un día para conmemorar a las mujeres; por lo pronto, hacen falta más acciones y más conciencia.

Que no nos feliciten, que nos respeten, que nos paguen lo justo, que no nos discriminen, que no nos violenten y que no obstaculicen el ejercicio pleno de nuestros derechos.

 

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California. Correo: melbaadriana@hotmail.com

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