Existe un vínculo muy cercano entre el fiscal general del Estado, Guillermo Ruiz Hernández, y el casinero Jorge Hank Rhon, al grado que el ex inquilino de “El Hongo”, se refirió a él como “mi compadre”.
Parece que las relaciones internas y políticas le han beneficiado mucho a “Titi” Ruiz en épocas recientes, ya que presume tener muchos amigos dentro del sector público y privado.
Esta semana, tanto Hank como Ruiz hicieron referencia a su vínculo personal y su futuro en caso que, luego de su derrota en 2007, el empresario logre la gubernatura de Baja California, en esta ocasión, por el Partido Encuentro Solidario (PES).
El actual fiscal, electo por cinco años, es compadre del actual mandatario Jaime Bonilla Valdez, y, según el dicho del señalado como presunto autor intelectual del homicidio del cofundador de ZETA, Héctor Félix Miranda, también es suyo.
La realidad es que “Titi” tenía un vínculo de padrinazgo con María Elvia Amaya, finada esposa de Hank, la cual era madrina de una de sus hijas -quien es presidenta de la Junta de Conciliación y Arbitraje de Tijuana-, pero de su primer matrimonio. Es decir, era compadre de María Elvia y su anterior pareja, el empresario Alejandro de la Vega Valladolid.
Aunque -en teoría- no existiría una relación de compadrazgo, la cercanía del fiscal con el ex reo es más que cuestionable, sobre todo porque es evidente que no tiene una afinidad con la actual candidata de Morena a la gubernatura, Marina del Pilar Ávila Olmeda, pero sí forma parte de las confianzas de Jorge Hank Rhon.
Dicen las malas lenguas que en cada reunión a la que asiste Hank, presume su cercanía con el titular de la Fiscalía General del Estado, lo que sugiere que caería en blandito si las cartas del partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no arrojaran suficientes dividendos en el siguiente proceso electoral en BC.
Este tipo de expresiones sobradas dejan muy en claro que el sector político de Baja California está por encima de los partidos, de las ideologías, y que al final solo se busca beneficiar a los suyos.
Independientemente de lo que ocurra, Ruiz Hernández ya ganó, pero habrá que saber hasta dónde participa el poder operativo y económico de la FGE en el próximo proceso electoral, pues como se sabe, de las corporaciones policíacas, la burocracia y algunos centros de rehabilitación, se recluta a los “mapaches” partidarios.
CINISMO
Hay que ser muy cínicos para exigir una reelección a cualquier escaño en el Congreso de la Unión cuando no generaron un solo beneficio, si fueron señalados como “levanta-dedos”, incluso si no se ejerció como legislador por estar en otro cargo público.
Para este caso me refiero a los diputados federales Lizbeth Noriega, Salvador Minor, Javier Castañeda Pomposo y Mario Ismael Gil Moreno, cuyo trabajo legislativo y ser aviadores, es prácticamente lo mismo.
Resulta que el lunes 22 de marzo, ofrecieron una conferencia de prensa para exigir a la dirigencia nacional de Morena, encabezada por Mario Delgado, les informara sobre el proceso interno para la selección de candidatos, toda vez que su intención es reelegirse en sus escaños. Lo interesante es que ninguno ha hecho una actitud destacada o medianamente importante para su partido, distrito o para el Estado.
Por ejemplo, Minor se tornó una persona capaz de no estar ni en su distrito ni en Ciudad de México; Noriega -quien llegó al cargo por ser la suplente de la hoy candidata a gubernatura, Marina del Pilar Ávila- fue considerada una de las diputadas más faltista de toda la Legislatura; Castañeda dejó su cargo de legislador para ocupar la Dirección del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado; y Moreno Gil, es el único diputado que presume ser un “levanta-dedos”.
Con esas credenciales, este grupo de políticos encasillados en el oportunismo se inconforma de las encuestas por las que hace casi dos años fueron electos, y cuya victoria se debió exclusivamente a la “ola” de López Obrador. Así los diputados de Cuarta… Transformación.