El mundo en general
sufre esta pandemia temporal.
Del terreno oriental
arribó este virus mortal.
Le temo más a infectarme
a morir de un derrame.
Este virus es un despapaye,
tiene a la población a nada de infectarse.
Se ha hablado que viene del murciélago
o que fue elaborado en laboratorio.
Por tal culpa sale humo del crematorio,
los deudos, hijos van al orfanatorio.
Más de un millón y medio de decesos
a todos tienen perplejos.
Mientras, Biontech, Sputnick, Pfizer,
son ensayos humanos a mi ver.
Este coronavirus asesina,
igual la influenza decembrina.
Como la diabetes también,
junto con la alta presión, mueren.
Todos quieren vacunarse
para evadir la tumba y salvarse.
Pues está en juego la familia
y aumentar la numeraria.
Dicen llegó otro virus al mundo,
es contagioso y es otro atraso.
Ya no hay lugar donde cuidarse,
para zafarse del SARS 2 y salvarse.
Aún hay escépticos y no creen
que existen esta pandemia, y lo ven.
Necesitarán vivir tal peste bien
para saber está la infección al cien.
Que en Tijuana multarán, es por la vida
si te ven sin cubrebocas.
Es un SOS, el pueblo se aloca,
won nueve meses de vida afligida.
SARS-COV-2, la cereza del pastel,
ha hecho la vida cruel y mortal.
De pobres y ricos, tal cual
en este mundo, inmundo sin igual.
La desobediencia multiplicó el virus,
el pueblo pachanguea, llegó el rictus…
De dolor, y hoy rige la cruz
en donde debía haber luz.
Que el termómetro infrarrojo de plano
mata neuronas del cerebro y no se siente.
Que no pongan en la frente,
que es mejor en la palma de la mano.
La influenza en 2009 fue mortal,
pero no era pandemia mundial.
Se pudo “controlar” normal
y evitar el mal.
Mueren millones de diabéticos,
así como hipertensos.
De la misma forma, cancerosos,
pero son males no infecciosos.
Así como muchos en guerras,
como pleito en personas.
Son males no contagiosos,
pero sí muy horrorosos.
Jamás había visto una pandemia
ni vivido en sana distancia.
Mucho menos “quédate en tu residencia”;
pues, la muerte es la diferencia.
Vivimos en un mundo inmóvil,
mantener la vida, algo difícil.
Todo se ha atrasado
con la llegada de este virus mentado.
Virólogos, químicos y farmacéuticos
se desvelan y se hacen neuróticos.
La ciencia necesita sesos,
buscar antídoto y evitar decesos.
La cura será más divina,
esta es la lección del siglo.
Tiene al mundo sin risas ni alegría,
Dios será la única heroína.
Solo nos queda la sana distancia,
usar tapabocas y estar al tanto.
Parecemos asaltabancos, yo diría,
del Viejo Oeste texano.
Nos controlan como autómatas
con señales de colores.
Amanecimos en rojo, señores,
luego cambian a verde, gobiernos.
No sé ya qué vendrá,
si el antídoto nos salvará.
Ya murmuran de otra cepa rara,
si no ésa o ésta, nos lleva la fregada.
Solo tengo mi herramienta: gel
tabapocas, distancia sana fiel.
Y el todopoderoso Dios,
que ya libere de SARS-COV-2 a todos.
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.