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lunes, septiembre 30, 2024
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Nuevo Orden

Esta película ha sido estupendamente bien recibida en Europa y Estados Unidos, aunque en México muy probablemente la reacción es adversa, evidenciado el choque de clases que actualmente se vive en el país.

Pero eso es justo lo que Michel Franco observa y expone en un thriller distópico, donde la burguesía es de pronto asediada por ciudadanos marginales de la Ciudad de México que toman la metrópoli por asalto. Nadie sabe quién los dirige, y el final se antoja anunciado: sin una razón que no sea el odio, no hay más camino que la derrota.

Al igual que el director coreano Bong Joon-ho con su multipremiada cinta “Parásitos” en 2019, todos los personajes aquí solo saben una cosa: hacerse daño mutuamente. Es la guerra, pues, motivada por la desigualdad, el despojo, el rencor y la falta de concientización de “cómo viven los otros”.

El resultado es la violencia que se desborda al pie del emblemático Ángel de la Independencia mientras prevalece el caos repentino desde el momento en que una multitud salta la barda de una residencia donde se está realizando una boda. Esto es solo el principio, porque después, Franco plantea un riesgo aún mayor: la presencia de una autoridad que disciplina y es militar. El concepto de “uso excesivo de la fuerza” se queda corto y la corrupción de los “justicieros” se evidencia conforme una escena sangrienta da paso a un suceso incluso más lamentable.

Con estupendas actuaciones de Diego Boneta, Naian González Norvind, Darío Yazbek Bernal a la cabeza de un gran elenco, el filme de Michel Franco es el retrato de una sociedad fuera de control que se deteriora minuto a minuto conforme se atestigua el secuestro o posterior tortura de Marianne (González Norvind), el saqueo de trabajadores domésticos de las casas donde laboran mientras otros de estos mismos empleados se quedan atónitos ante lo irracional, los disturbios y el vacío de poder que habrá de representar un peligro resuelto escalofriantemente al final.

Un artista no es capaz de vaticinar el futuro, aunque sí puede imaginarlo. Esto es lo que Michel Franco ha hecho con este intenso largometraje que habrá que verlo sin darle peso a los complejos, y más bien dándole su dimensión correcta: una provocación al desenlace de una sociedad dividida desde el poder, que no se ve, que carece de empatía, que menos se entiende y que, por ese distanciamiento, puede abrir la puerta a una auténtica pesadilla política. Fortuita, entonces, la visión de este brillante cineasta mexicano. ****

Punto final. – Difícil exponer los riesgos del populismo en cine, pero pensándolo bien, los alemanes son maestros en el tema visto desde el séptimo arte.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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