Pasaron poco más de 10 meses antes de que llegara el primer cargamento de vacunas contra el coronavirus a Baja California Sur. Aunque queda un camino largo para inmunizar a toda la población, para el personal que labora en hospitales, principalmente en áreas COVID, representa una luz al final del túnel.
Alejandro Acosta Hernández, camillero del área COVID en el Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss), tras recibir el antígeno aseguró que por fin “la luz se está viendo”. Fue de los primeros en ser vacunado en la entidad, reconoció que tenía cierto miedo a las posibles reacciones; sin embargo, hoy enfrenta la pandemia con una mayor seguridad a su salud. “Estaba muy nervioso, pero fue como cualquier vacuna. Esa luz ya se está viendo, es una luz al final del túnel”, dijo.
“Primeramente me dio miedo, creo que es un temor de todos. Me da alegría porque gracias a Dios se va a acabar o vamos a ser un poco liberados de todo esto. Me siento feliz, ansioso porque quisiéramos que todos nos vacunáramos”, expresó.
Calificó el trabajar en el área COVID como una experiencia “muy triste”, por todo lo que conlleva el trato con personas contagiadas.
“Es algo muy triste y doloroso, la verdad nosotros no tenemos el estudio como la enfermera, el doctor que estudian y los preparan para toda esta situación; a nosotros no. Es algo nuevo, muy impactante. Pero, gracias a Dios, hemos sabido llevarla poco a poco nos hemos llenado de cosas muy buenas y enseñanzas de muchas cosas con mis compañeros. Pero sí es algo muy triste”, compartió.
Los últimos 10 meses se han enfrentado cara a cara contra la posibilidad de contraer el virus y llevarlo a sus hogares; para la mayoría, esto último es el principal miedo de atender pacientes con COVID.
Iván Villegas, uno de los primeros enfermeros en ser vacunados en el covitario de Guerrero Negro, comenta que la llegada del biológico no puede ser más oportuna, ya que los contagios se han incrementado en esa comunidad tras las fiestas decembrinas y de fin de año. Con esto no sólo aumentaban las personas positivas al virus, sino el riesgo de contraerlo y poder contagiar a sus familiares.
Durante la pandemia, Iván atendió a su padre, quien tenía problemas hepáticos. Extremó precauciones tanto en el hospital como en su hogar para evitar un contagio con probabilidades altas de fatalidad.
“Es salir, rosearte y bañarte, todas las prendas personales desinfectarlas. No era el miedo a uno, sino que lo fueras a regar en otras partes”, comenta. Ahora con la inmunización, llegó la seguridad de regresar a casa sin el miedo de contagiar a os seres queridos.
El enfermero comparte que el aprendizaje mayor que le ha dejado la pandemia es que se debe priorizar la salud y los hábitos de higiene como cultura de vida. A los ciudadanos los exhortó a colaborar con la tarea más sencilla que se puede tener en una pandemia: quedándose en casa.
“No es justo que la gente no tome el rol más fácil, lo más pesado lo hacemos nosotros. Deben quedarse en casa, lo más que se pueda y tener los cuidados correspondientes”, dijo.
Baja California Sur ha recibido dos lotes de vacunas contra el coronavirus: el primero, de cuatro mil 875 dosis, llegó el 12 de enero; el segundo, de 975 dosis, arribó el 20 de enero.