La tarde de este 10 de febrero un grupo de Empleados del Estado manifestaron su rechazo a la iniciativa del gobernador Jaime Bonilla, de donar las instalaciones en Tijuana a la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y distribuir a los trabajadores a distintas áreas de la ciudad.
Desde el pasado mes de octubre el gobernador ha mencionado en distintas ocasiones la intención que tiene de donar este edificio, que data de los años setenta, a la Máxima Casa de Estudios para que amplíe su oferta educativa en carreras que tienen relación con la salud.
El inconveniente, según lo expresado por los trabajadores, es que varios tienen más de diez años laborando en el área y se les ha comentado que podrían moverlos a instalaciones del gobierno que se encuentran en la periferia de la ciudad.
“Ya le pagó a la UABC el dinero que se le debía, este edificio es solo un regalo. ¡Mejor que regale su casa!”, expresó una de las empleadas afectadas, molesta por la situación. El grupo de manifestantes representó a los más de 200 que laboran como base en el gobierno del estado en las instalaciones de esta ciudad.
Comentaron que en ningún momento el gobernador se ha acercado con ellos para conocer la postura que mantienen sobre el tema, poco le han visto desde que anunció su iniciativa, este día tampoco los atendió a pesar de que se manifestaron en una de las oficinas donde sabían que tenía una reunión.
“Lo poco que sabemos lo hemos visto en los medios”, argumentó otro empleado que también participó en la manifestación, dando testimonio que los jefes de área tampoco les han informado nada concreto sobre el tema.
“Nos habían dicho que ya no iba a proceder el proyecto, porque no había recurso para la mudanza. Ahora salen con que siempre sí, un día vamos a llegar y los escritorios van a estar afuera”, expresó otra de las manifestantes.
Al momento de protestar, la mayoría de los empleados portaban cartulinas con la frase “No a la Donación” impresa, misma que usaron para gritar afuera de la oficina del gobernador en el tercer nivel del edificio, cuando una pequeña comitiva fue llevada a una oficina del siguiente nivel con la promesa de que los atendería un funcionario asignado por Bonilla para darle seguimiento al tema.
