El destino político electoral de Jorge Ramos en el proceso electoral 2021, se movió en una ruleta rusa. Primero quiso ser candidato del PAN al Gobierno del Estado, y, cuando vio que no sería posible, se unió al PRI para lanzar una candidatura en común que no fuera para él, pero sí negociada personalmente. Tampoco prosperó y, como dicen, “se bajó de la contienda”. Después informan que se arrepintió y le echó ganas de nuevo. Nada. Al final, le ofrecieron una candidatura de tierra por un distrito electoral en Tijuana y ya estaba más que puesto cuando la grilla interna le destacó su “estrecha” relación con Carlos Torres Torres, trepado a Morena desde la infame Ley Bonilla y hoy casado con la candidata de ese partido al Gobierno de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda. Así, cuando hasta la candidatura a legislador perdió en la alianza “Va x BC”, Ramos ya se sentía fuera de la contienda… hasta que apareció su hada madrina: Lupita Jones Garay. En pláticas con los personajes panistas, entre ex gobernadores y ex alcaldes de Baja California, la ex reina de belleza se decantó por Jorge para ayudarle a obtener la candidatura al Ayuntamiento de Tijuana que ya tenía en la bolsa Jaime Martínez Veloz, dado que, en la alianza, esa posición le correspondía nombrarla al PRD. Total, doña Lupita ha llegado con la espada de la negociación política desenvainada y convenció a los Jesuses del PRD que lo mejor para la alianza era Jorge Ramos. Y así, el ex alcalde de Tijuana está de vuelta en la contienda y cayó parado.