El Comité Internacional de los Derechos del Niño, establece que se entiende por violencia: “toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”.
Al respecto, la ONU ha señalado que las niñas, niños y adolescentes (NNA) representan más del 50% de la población en los países afectados por conflictos; aunque las NNA no participan en papel destacado en los conflictos, aproximadamente 250 millones de menores viven en países afectados por la violencia, en los que no son simples espectadores, sino que son objetivos y víctimas. Se estimada que 45 NNA sufrieron violaciones graves cada día en las zonas de conflicto durante la última década.
Muchas NNA enfrentaron situaciones de sufrimiento inimaginables en esos escenarios; en 2019 la ONU pudo documentar más de 10,000 casos de NNA muertos o mutilados, siendo Afganistán es el país con más muertes de niños, seguido por Siria y Yemen. El 25% de las muertes de NNA se debieron a explosivos remanentes de guerra. Además, aproximadamente 7,000 NNA fueron utilizados para el combate en 2019. En la mayor parte de los casos, los reclutadores fueron actores no estatales en la República Democrática del Congo, Somalia y Siria.
Pero México también es un país peligroso para la infancia, a veces desde el seno de los hogares. Según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016, tanto niñas (42.2%) como niños (45.3%), sufren maltrato físico, pero son las niñas (61.8%) y los niños (56.9%) de 2 a 4 años quienes reciben más castigos físicos que otros grupos de edad. Los niños reciben castigos físicos severos en mayor medida que las niñas al ser de 7.3% y 4.6%, respectivamente, la proporción de quienes fueron disciplinados mediante golpes en la cara, cabeza u orejas, o recibieron palizas.
México no se considera “zona de conflicto” como pasa en Afganistán, sin embargo, vive en una creciente violencia derivada, en parte, del enfrentamiento de los cárteles de la droga que combaten en una guerra despiadada, que también afecta a la niñez, para extender su control sobre lo que llaman “las plazas” principales del país. Por eso es que hay organizaciones que consideran pertinente reconocer la existencia de un conflicto armado singular en este país, en donde el crimen organizado tiene objetivos orientados a generar cada vez más condiciones de ilegalidad y fragmentación de las instituciones públicas para garantizar un mayor margen de maniobra y más poder y control económico.
En el Informe Alternativo sobre el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Nino relativo a la participación de niños en los conflictos armados de la Red por los Derechos de la Infancia en México de 2011, se señaló que las NNA en algunos casos, desean ser parte de los grupos delictivos; asimismo, pese a no existir cifras oficiales, que hay cerca de 30,000 niños, niñas y adolescentes involucrados en actividades del crimen organizado.
De acuerdo con ese informe, NNA colaboran de diversas formas en las actividades del crimen organizado en México. Los más pequeños trabajan como vigilantes en el monitoreo de trenes para calcular la cantidad de migrantes que llegan cada día al país; a partir de los 12 años se les emplea para cuidar casas de seguridad; y los más grandes, de 16 años en adelante, se ocupan del traslado de la droga y comienzan a ser contratados como sicarios.
En Baja California la violencia se ha instalado y crecido desde hace mucho tiempo y pese a los esfuerzos de diferentes frentes no desaparece ni disminuye. Hoy tenemos niños y niñas dibujando armas largas en lugar de instrumentos musicales o deportivos y adolescentes perdiendo la vida por haber jugado con el fuego que los rodea. Muchos de esos NNA fueron víctimas de violencia en sus hogares o víctimas del delito como la trata o la desaparición de sus padres o madres.
Urge fortalecer a las instituciones de protección de los derechos de la infancia en nuestro Estado y en el mundo y promover más fuerte una conciencia social orientada al cuidado y protección de los derechos de los NNA.
Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.
Correo: melbaadriana@hotmail.com