Bueno sería que las charlas se basaran en cosas alentadoras, asuntos positivos y que nos llenara de optimismo. En este tiempo de tanto sufrimiento, de dolor, difícilmente vamos a encontrar una familia que no lo haya padecido. Lo ideal sería que para afrontar todo esto (la salud y la economía) que nos abruma, hubiera por ahí un resquicio para ver qué hay en el futuro de los mexicanos, señales de optimismo. Quizá de aliento y esperanza y que “no hay mal que dure cien años”.
Pero la situación que se padece no nos permite ese optimismo. Para los creyentes, tenemos a ese Dios que hace apenas unos días nació para llenarnos de esperanza, para acudir a Él pidiendo su protección. Aunada a esta fe, debería haber en los distintos gobiernos (federal, estatal y municipal) hombres y mujeres preparados, comprometidos, con gran amor por sus semejantes y con el enorme deseo de hacer todo lo posible por agotar su capacidad y aplicar soluciones integrales a esta situación.
Por eso es bueno traer nuevamente la actividad que desarrollan los Organismos de la Sociedad Civil. A pesar de todos estos problemas de salud, de la actitud agresiva y descalificadora de muchos funcionarios (empezando por el señor AMLO), se sigue atendiendo, con enormes sacrificios, a quienes en los distintos albergues están a su cargo. Hablemos de los migrantes, de los niños sin familia, los ancianos abandonados, personas con adicciones, atendidos hasta que disfruten de plena salud. Incluso las instituciones que atienden a niños con leucemia y mujeres con cáncer, están cumpliendo con ese compromiso libremente asumido.
Más que pelear entre los dos grupos que juegan a hacer política y abandonan a quienes están necesitando comprensión y ayuda, se debería pensar que es un buen momento para que todos nos unamos en el hacer, en auxiliar. Especialmente en esta época de campañas políticas, resulta incomprensible la forma como las realizan. Con mentiras, agresiones, descalificaciones y promesas que difícilmente podrán cumplir. Desconociendo la realidad: fracaso en la economía, en la seguridad y en la forma de atender la pandemia. ¿Y a quién acudir para que ponga orden? ¿Nadie tiene autoridad para que AMLO admita errores, cambie de programas y jubile a Hugo López Gatell?
Nota 1. Disculparán la insistencia de mencionar el Fraccionamiento Playas de Tijuana. Si fuera interés de pocas personas, quizá ya no lo haríamos. Pero debe ser ejemplar para los que vivimos en Baja California, la lucha que están librando los residentes de ese fraccionamiento para que se respete el “Programa Parcial de Crecimiento para Playas de Tijuana” (PPC PT 2008–2030) y los desarrolladores no sigan perjudicando la vida de quienes decidieron construir ahí su hogar.
Nota 2. Es inaudito que las autoridades permitan que levanten edificios en la Cañada Parque Azteca que desemboca en el mar. ¿Quién otorgó los permisos? ¿Quién permitió el robo de terrenos federales? Pero no solo ahí están levantando rascacielos, en toda esa área ya están desarrollando los trabajos (ver nuestra columna ZETA No. 3439).
Nota 3. En plena pandemia, los residentes se exponen para hacerse oír de las autoridades que no respetan el Plan Parcial de Crecimiento para Playas de Tijuana 2008-2030.
Cuando todos deberían estar confinados en sus hogares, los obligan a salir para protestar. Solo porque las autoridades no hacen su trabajo.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
Correo electrónico: redsocialtijuana@hotmail.com www.lagacetaredsocial.org
