La autopista Tijuana-Ensenada fue la tercera a nivel nacional con mayor inversión para mantenimiento mayor durante 2020, por detrás de la Cuernavaca-México y la Cuernavaca-Acapulco, aunque solamente para trabajos en el Kilómetro 92
Desde el hundimiento de la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, suscitado el 28 de diciembre de 2013, la vialidad se ha convertido en un barril sin fondo por la cantidad de recursos públicos invertidos en mantenimiento mayor.
Para rehabilitarla se invirtieron alrededor de mil millones de pesos en 2014, trabajos que se tardaron un año; pese a ello, “el riesgo de un nuevo derrumbe sigue siendo muy latente”, asegura el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Ensenada (CICE), Fabián René Ibarra López.
La observación de Ibarra López no difiere mucho de los números oficiales contenidos en el Programa Anual de Obra Pública para el ejercicio 2020 de Caminos y Puentes Federales (Capufe).
Una revisión a los documentos públicos del Fondo Nacional de Infraestructura, vía transparencia, arroja que la autopista Tijuana-Ensenada es la tercera del país en monto de inversión para mantenimiento mayor, solamente para trabajos en el Kilómetro 92, uno antes de la zona de derrumbe.
De acuerdo con el mismo reporte, únicamente las autopistas Cuernavaca-México y Cuernavaca-Acapulco recibieron más recursos para tal fin, aunque en diversos tramos de varios kilómetros, a diferencia de la vía que corre junto al Océano Pacífico cuyos trabajos se centraron en un punto específico.
Capufe no ha revelado su Programa Anual de Obra Pública para el ejercicio 2021, por lo que hasta el momento se desconoce el monto que se invertirá este año en el mantenimiento de la vialidad, aunque la legisladora federal panista Lizbeth Mata Lozano apuntó que en el Presupuesto de Egresos de la Federación, no viene etiquetado nada de obra nueva, en todo caso, la Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT) sería directamente la ejecutora del proyecto.
Mientras la vialidad sigue recibiendo recursos millonarios para mantenimiento mayor, ha quedado de lado el proyecto de ruta alterna (bypass), un tramo de 23.5 kilómetros que correría de la zona de Bajamar (Jatay) a las carreteras libres Tijuana-Ensenada y Tecate-Ensenada, finalizando en el inicio del Libramiento Ensenada.
LO INVERTIDO EN 2020
El Programa Anual de Obra Pública 2020 de Capufe incluyó mantenimiento mayor para el monitoreo en la Bahía de Salsipuedes por un monto de 12 millones 103 mil 524 pesos.
Pero el concepto que mayor inversión se llevó fue el de la estabilización del Kilómetro 92, por un monto de 153 millones 394 mil 503 pesos.
También hubo trabajos de supervisión y control de calidad de obra en los mismos trabajos de estabilización del Kilómetro 92, para lo cual se destinaron 9 millones 970 mil 642 pesos.
Como parte del seguimiento al proyecto de los trabajos para la estabilización de dicho kilómetro, se destinaron otros 7 millones 736 mil pesos, así como para mantenimiento menor de la autopista -incluyendo estructuras- por 15 millones 999 mil 868 pesos.
Por último, en supervisión técnica del mantenimiento menor de la autopista Tijuana-Ensenada, incluyendo estructuras, se invirtió un millón 599 mil 986 pesos.
Las 241 acciones ejecutadas a nivel nacional por Capufe tuvieron una inversión total de 2 mil 727 millones 165 mil 672 pesos.
INVERSIÓN NACIONAL DE UN AÑO EQUIVALDRÍA A LA RUTA ALTERNA
Del documento Plan Estratégico Municipal de Ensenada (PEME) Enfoque Metropolitano Visión 2034, elaborado por el Consejo de Desarrollo Económico de Ensenada y el Ayuntamiento de Ensenada con recursos del Fideicomiso Empresarial de Baja California (conocido como Fidem), la inversión para construir la ruta alterna a la Escénica ascendería a 2 mil 692 millones de pesos, es decir, lo equivalente a lo invertido por Capufe en todo el país en 2020.
Según el documento, el estudio de factibilidad técnica y financiera del proyecto ha sido analizado y se cuenta con los proyectos ejecutivos completos para realizar concurso.
Para concretar la obra se requieren procesos de trámite, concesión, proyectos técnicos y trámites de la SCT, ejecutar las cuatro etapas de construcción bajo un esquema de inversión del Fondo Nacional de Infraestructura, teniendo como fuente de pago el Presupuesto de Egresos de la Federación o el Fondo Nacional de Infraestructura/Banobras.
Esta iniciativa, consta en el documento, evitará que el tránsito vehicular se interrumpa en caso de que se presenten nuevos impactos por efecto de fallas geológicas en la autopista actual. Acortará el recorrido hacia la zona vitivinícola del Valle de Guadalupe y tendrá conexión directa con el Libramiento de Ensenada y dos carreteras de la zona metropolitana.
RUTA ALTERNA SIN NOVEDADES
A mediados de 2018 se registró uno de los últimos posicionamientos públicos del entonces presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana en Ensenada (Coparmex) y comisionado del sector empresarial para dar seguimiento al tema ante las autoridades, Marco Isaac Navarro Steck, reclamando inacción de las autoridades.
El 21 de junio de 2015, la SCT hizo el anuncio de que se construiría la vía alterna de 24.5 kilómetros de Bajamar al entronque con el Libramiento-Ensenada, y el 26 de enero 2016, Sergio Barranco Espinoza (SCT de BC) informó que el proyecto ya estaba listo y solo faltaba adquirir derechos de vía.
El anuncio fue ratificado el 8 de julio del mismo año por el entonces delegado de la SCT en Baja California, Alfonso Padrés Pesqueira, quien informó que se haría con una inversión de mil 700 millones de pesos, con recurso público-privado a través del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin).
El 22 de marzo de 2018, el entonces gobernador de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid, se reunió en Ciudad de México con el subsecretario de la SCT, Óscar Raúl Callejo Silva, para dar seguimiento a la ruta alterna.
En la junta sostenida el 21 de junio de 2018 con el gobernador y el presidente municipal, la Coparmex pidió por escrito que presentaran un cronograma o ruta crítica detallada en el cual se pudiera dar seguimiento a las etapas, hasta llegar a la terminación de la obra, pero no hubo respuesta.
“Kiko” Vega también había informado del compromiso de que en julio de 2018 la SCT iniciaría la adquisición de derechos de vía con recursos del Fonadin, pero tampoco hubo avances.
RIESGO SIGUE LATENTE
La madrugada del 28 de diciembre de 2013 colapsó el tramo 93+500 de la Carretera Escénica, tras varios días de hundimientos y agrietamientos en la vialidad; cuando la carretera cayó, un tractocamión con dos trompos quedó atrapado junto con su conductor, Gabriel González Cuevas.
La carretera se construyó en una zona inestable, pese a ello, inició operaciones en 1967.
Investigadores han alertado tal situación, como Alejandro Aguado Sandoval del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien apuntó en un recuento que las afectaciones a la carretera iniciaron en 1976, cuando se presentaron agrietamientos en un área de 300×300 metros y la destrucción de varias casas cercanas en 1995, causadas por deslizamientos ocurridos a una velocidad de 70 centímetros por mes.
El propio Aguado Sandoval recordó que en 1997 se tuvo que reconstruir totalmente un tramo de la carretera, debido a un nuevo deslizamiento.
Ya había muchas advertencias previas, incluso en su tesis para obtener el grado de Maestra en Ciencias, en 2010, Gemma Gómez Castillo realizó un estudio sobre el Peligro Geológico en la Zona de Playa Saldamando-El Mirador en la Autopista Tijuana-Ensenada.
Antes del problema, cámaras empresariales, colegios de ingenieros y autoridades, habían advertido en diversas ocasiones sobre los riesgos de que se tuviera que cerrar el tráfico por la posibilidad de un derrumbe que finalmente ocurrió.
Según cálculos del Consejo Coordinador Empresarial de Ensenada, entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014, quince personas fallecieron en accidentes automovilísticos en la Carretera Libre Tijuana-Ensenada, debido a que incrementó el tránsito vehicular por dicha vialidad ante el cierre de la Escénica. Además, el aforo diario vehicular aumentó de entre mil 500 y 2 mil, a 12 mil.
En aquel momento, la dirigencia del sector empresarial estimó pérdidas económicas por 100 millones de dólares, debido a la disminución del comercio y turismo que llegaba a Ensenada por carretera, muchos con destino a la Ruta del Vino.
Otro rubro muy afectado fue el del transporte de mercancías, en el que se calcula que 500 camiones de carga pesada gastaban en conjunto 750 mil pesos más diariamente por el incremento del kilometraje, gasolina y tiempo al tenerse que desviar de ruta.
Pese a las millonarias inversiones en la carretera, “el riesgo de un nuevo derrumbe sigue siendo muy latente”, afirmó el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Ensenada, Fabián René Ibarra López.
Se refirió a los trabajos que se hicieron en el Kilómetro 91, que “definitivamente no funcionaron, en la pura curva volvió a fallar, o sea que todo el dinero que se invirtió en ese tramo de hundimiento, se desperdició”.
En los puntos donde actualmente se está trabajando, conforme se realizan los trabajos, las fallas y hundimientos son cada vez más frecuentes, “la verdad se ha invertido mucho dinero y la carretera no es nada segura para el tráfico local, visitantes y tráfico pesado; con el dinero gastado en las obras de rehabilitación, por lo menos ya se hubiera modernizado la carretera libre”, concluyó Ibarra.