Significado y valor del belén o pesebre, explicado por el Papa Francisco
1. Es la representación del Nacimiento de Jesús, equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría.
2. El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquél que se revelará como “el pan bajado del cielo” (Jn 6,41). Un simbolismo que ya san Agustín, junto con otros Padres, había captado cuando escribía: “Puesto en el pesebre, se convirtió en el alimento para nosotros” (Serm.189).
3. ¿Por qué el belén (nacimiento) suscita tanto asombro y nos conmueve? Primero, porque manifiesta la ternura de Dios. En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos persona y nos levanta del pecado.
4. Es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados.
5. Pensemos en cuántas veces la noche envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia. ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento. (cf. Lc. 1,79).
6. A diferencia de tanta gente que pretende hacer otras mil cosas, los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece. Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación. Este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de una manera particular en el pesebre.
7. Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad. Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados; la revolución del amor, la revolución de la ternura.
8. Estos regalos tienen un significado alegórico: el oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura. Cada uno de nosotros se hace portador de la Buena Noticia con los que encuentra, testimoniando con acciones concretas de misericordia la alegría de haber encontrado a Jesús y su amor.
9. Los Magos enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes.
10. Que en la escuela de san Francisco de Asís abramos el corazón a esta gracia sencilla, dejemos que del asombro nazca una oración humilde: nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros para no dejarnos nunca solos. (Greccio, Santuario del Pesebre, 1 de diciembre de 2019, Papa Francisco)
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
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