Instituciones como el Cicese y la UNAM revelan que 7 de 10 pruebas COVID en el IMSS dan positivo durante la llamada segunda ola de la pandemia que ha cobrado la vida de personas reconocidas de la ciudad
De cada 10 pruebas recibidas por investigadores en laboratorios de ciencias en el puerto de Ensenada, 7 tienen un resultado positivo al virus SARS-CoV-2.
En Ensenada y San Quintín han fallecido 541 personas contagiadas por coronavirus y los casos activos incrementaron exponencialmente en dos meses, pasando de 79 a 158 infectados.
Esta cifra en aumento significa que Baja California regresó al pico de infectados que registró en los meses más críticos (julio-agosto).
Alejandro Huerta Saquero, investigador del área de Nanociencias y Nanotecnología y responsable del laboratorio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Ensenada, donde se llevan a cabo pruebas para la detección del coronavirus, calculó un total de 3 mil 100 exámenes.
Al mismo tiempo, investigadores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese) llevan alrededor de 7 mil pruebas analizadas en los cinco municipios de Baja California.
Durante la última semana de noviembre y la primera de diciembre, los centros de investigación recibieron más muestras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con un aumento considerable de casos positivos.
Desde que se declaró la Fase 2 de la contingencia por coronavirus en México, el 24 de marzo, investigadores del Cicese y de la UNAM coordinaron esfuerzos para habilitar sus instalaciones hacia la detección oportuna del virus. Con pocos recursos económicos y humanos, llevaron a cabo reuniones para conseguir la certificación del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE) y realizar pruebas clínicas de SARS-CoV-2.
A nueve meses de este proceso de conversión, los investigadores que han sacrificado tiempo libre para colaborar con la contingencia están agotados.
En el caso de la UNAM, y de acuerdo con una solicitud hecha al coordinador estatal de Epidemiología, solicitaron dos plazas para que el personal siga con las pruebas en el laboratorio.
Huerta Saquero mencionó que su equipo, que lleva todo el año trabajando, necesita no solo un descanso, también, cumplir con los compromisos institucionales, lo cual no han podido.
Varios de los colaboradores son voluntarios que llegaron por una beca de postdoctorado, pero en el camino la perdieron y ahora buscan que el Gobierno Federal los apoye.
CAPACIDAD DEL HG PASÓ DE 25 A 60% EN 50 DÍAS
Según la estadística oficial de la Secretaría de Salud del Estado, en vísperas decembrinas hay más de 193 casos activos en todo Ensenada, incluyendo San Quintín.
El alcalde Armando Ayala Robles giró indicaciones para retomar medidas como el horario restringido y los filtros aleatorios, así como sanciones para las empresas que violen los protocolos sanitarios.
“Debemos ser más enérgicos para el bien de todos y aplicar de nuevo medidas de restricción. Muchos empresarios prefieren pagar las sanciones y multas -por bajas- en lugar de respetar los protocolos”, reconoció.
El 13 de octubre, en el Hospital General de Ensenada estaban ocupadas solo 20 de las 78 camas reservadas para enfermos de coronavirus. La ocupación hospitalaria era del 25.64%, con 5 de 35 ventiladores ocupados.
Casi dos meses después, en la segunda semana de diciembre, la situación cambió y el aumento en ocupación hospitalaria COVID es de 67% de su capacidad, es decir, la segunda ciudad más alta después de Tijuana, con 70.24% y Mexicali con 39.84%. En tanto que la disponibilidad de camas reservadas para enfermos de COVID-19 pasó a solo 25 camas vacantes y 24 ventiladores en uso.
De acuerdo con la estadística y con los investigadores, donde se ha registrado un incremento de acuerdo es en la Clínica 8 del IMSS y la 69 en San Quintín. En ambas disponen solo de 15 de 53 camas destinadas para infectados con SARS-CoV-2. La ocupación es del 80% y 40% respectivamente, y mantienen en uso 8 de los 29 ventiladores disponibles.
POCO MEDICAMENTO EN EL GENERAL
Una familia de Ensenada, cuyo consanguíneo se encontraba internado en el Hospital General, comentó a ZETA que gastaron entre 7 mil y 13 mil pesos para la compra del medicamento Mirasol, que promete reducir el virus y solo se consigue en Mexicali u otros estados del país. Además, es auxiliar para mantener tranquilo al paciente intubado.
Hablaron también de la carencia de medicamentos para tratar el problema respiratorio, por lo que ellos solventaron los gastos en medicinas.
Con todo y los esfuerzos, la mujer de más de 60 años falleció la noche del sábado 5 de diciembre, como otras 508 personas que de manera oficial han perdido la batalla contra el coronavirus en Ensenada.
Siete meses después de que en BC se declaró estado de emergencia por la proliferación del virus que provoca la enfermedad COVID-19, la curva de contagios comenzó a repuntar en este municipio. Noviembre y diciembre fueron meses clave para el aumento de casos, ya que han fallecido reconocidos personajes de la ciudad como el ex secretario del Ayuntamiento y abogado Mario García Salaiza; el director del Instituto Municipal de Cultura y Desarrollo Humano de Ensenada, Alfredo Cañas Mendoza; y Ramón Pérez Rivera, dueño de la casa de cambio La Moneda.
De igual forma, perecieron Enrique “El Perico” Larios, reconocido locutor y dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y Televisión y Telecomunicaciones (STIRTT); el doctor Henry Mateo, dueño del Hospital Santa Rosa de Lima y reconocido internacionalmente por sus logros en el embarazo asistido; Ramón “El Guaymas” Inzunza, ex presidente del comité organizador del Carnaval y prestador de servicios turísticos; el ingeniero Jesús Rocha Rivera, quien fuera integrante de la Cámara de la Construcción; y Saúl Méndez Hernández, subdirector de la Facultad de Enología y Gastronomía de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
A ellos se suman familiares de médicos que han trabajado directamente con enfermos COVID-19 tanto en el Hospital General como en el IMSS.
IGLESIAS y SALONES SOCIALES, QUEBRADOS
Una decena de empresarios dedicados a la operación de salones sociales han decidido cerrar en Ensenada o reconvertir sus establecimientos en restaurantes y almacenes de renta.
Al igual que las iglesias, los propietarios de los más de 80 salones sociales instalados en la zona urbana no encontraron argumentos para reabrir, como lo hicieran los bares, discotecas, casinos y hoteles.
Al inicio de la contingencia sanitaria, el Ayuntamiento de Ensenada ha consentido eventos sociales en zonas exclusivas del Valle de Guadalupe o en salones ubicados en la zona costera, donde los costos de operación son altos.
Marcos Carlón, quien preside la Asociación de Salones y Jardines de Ensenada, asegura que ha demostrado que los eventos no son los responsables de la proliferación del virus, “no somos parte del problema porque siempre estuvimos cerrados, peleamos para que el gobierno nos permitiera abrir, pero no hicieron caso”.
Sin embargo, durante una reunión con servidores públicos de la Dirección de Alcoholes y Espectáculos Públicos, decidieron de manera voluntaria cancelar cualquier tipo de fiesta en salones cerrados, con la posibilidad de efectuar un evento en los jardines.
“Si nos sumamos a la campaña, cerramos voluntariamente, accedemos a cerrar porque no hay eventos, pero que también vean los puntos en los que están fallando de manera muy evidente”, planteó.
Bajo los protocolos de no más de 50 personas con mesas para seis personas y los materiales necesarios para desinfectar tanto en la entrada al recinto como el área de baños o cocina, ante la situación, consideraron inminente que el gobierno municipal acabe con las fiestas clandestinas en casas, ranchos y bares; sancione a los negocios dedicados a la renta de mobiliario, calentones, brincolines y karaoke; regule el transporte público, así como a las cadenas de supermercados que no respeten el aforo ni el distanciamiento social.
SIN DESPEDIDA
Quienes pierden a un ser querido por coronavirus, siguen sufriendo por la poca disponibilidad de crematorios en Ensenada. Aunado al aislamiento al que son sometidos los enfermos por dos o tres semanas, la familia se ve en la necesidad de esperar un turno en tres o cuatro días para la entrega de las cenizas.
Ante el incremento de la demanda en funerarias, trabajadores del giro en Ensenada mencionaron que, en algunos de los negocios donde los precios son más accesibles, hasta el martes 9 de diciembre no tenían urnas disponibles, por lo que las cenizas se entregan en contenedores de plástico.