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domingo, febrero 25, 2024
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Plantea Francisco Lombardi la posibilidad de crear cine popular, mágico y comprometido #FICG

Guadalajara, Jalisco. En la Clase Magistral, “Diálogos de industria: Una vida de hacer cine Francisco Lombardi”, efectuada hace unos minutos en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, el legendario cineasta peruano, homenajeado en la trigésima quinta edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara #FICG, con el Premio Mayahuel Iberoamericano por su trayectoria en la industria cinematográfica en latinoamericana con aportes fílmicos como “La ciudad y los perros”, “Muerte al amanecer” y “La boca del lobo”, hizo anotaciones sobre su experiencia en el universo del séptimo arte, así como análisis del estado actual de las producciones.

“Cuando hice ‘Muerte en el amanecer’ supe que era una señal del cine que tenía que crear. Se me ha vinculado con hacer cine político, pero solo trato de contextualizar una historia, o en algunos casos adaptar novelas, dejarme guiar por la literatura como cuando llegó a mí la novela ‘La ciudad de los perros’ me conmocionó, yo era lector no muy voraz, pero este descubrimiento literario que describía calles y reflexionaba sobre historias de estudiantes. Luego Mario Vargas Llosas me hizo un comentario afortunado sobre mi trabajo y decidimos adaptar la novela porque finaliza en un microcosmos de la sociedad peruana, concurrían todas las sangres del Perú.


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Eso me marco para crear ficciones vinculadas con representar la sociedad de mi país. Ganamos en Cannes, y San Sebastián, lo que llevó a que me contrataran de la televisión española, teniendo la suerte de darle continuidad a mi trabajo fílmico”, relató Lombardi, quien subrayó que sus producciones no tienen mensaje obvio, ni la certeza absoluta de marcar un camino, sino de apelar a determinada sensibilidad y emoción del público con la película.

“Yo valoro que una película conecte con los sentidos del público, lo emocione. Crecí con el cine de Hollywood que hacía buenas películas, que comunicaban, por ello en ‘La boca del lobo’ me empujó a mostrar una historia real, que pudiéramos enriquecer y tratar de conseguir cierta concientización en el público. Es la única película que si tenía un nivel utilitario. Causó impacto, fue motivo de grandes polémicas porque habla sobre los abusos de las fuerzas armadas y el movimiento Sendero Luminoso frente a los campesinos”, apuntó el creador de “Caído del cielo”, filme que mezcla fantasía e imaginación, y que cierra el primer trío de cintas que consolidan la carrera del ilustre realizador peruano peculiar por izar la bandera de la dramaturgia más que la de lo visual.

“Me acerco a la literatura porque suele ser el punto de partida de un proyecto, para hacer películas son dos impulsos, experiencias propias o novelas que me haya interesado. He tenido la enorme suerte que las adaptaciones quedan en la satisfacción de los escritores porque las interpreto desde la fidelidad, que es como se deben realizar el cine, porque el cine nació como arte, un poco espectáculo, y ahora el cine se ha empezado a convertir en un espacio elitista, vemos la transformación del cine en los últimos años. Lo ideal para una película es que sea capaz de ser fiel así misma, fiel a un propósito, no apoyarse en temas bastardos, sino ser auténtica, y al mismo tiempo no perder la capacidad de convocar públicos. Si es posible un cine popular, comprometido, que logre expresar inquietudes de un autor”, enfatizó Lombardi.


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Por otro lado, el realizador señaló su preocupación por el futuro del cine latinoamericano: “Lo que viven las películas latinoamericanas me parece preocupante frente a las pocas posibilidades que dejan las producciones de Hollywood, en Francia su industria ha logrado encontrar nuevas formas de hacer cine, atractivas para el público, y de autor, a eso me refiero. Nosotros estamos limitados a la distribución, y la cartelera, es un cine distinto el que llega a festivales que al que nos presenta en las salas cinematográficas. Hacer cine hoy es más fácil, uno puede hacer una película con una cámara de 1500 dólares, y luego editarla en casa, y hacer el rodaje con poca gente. Antes nos costaba entre 30 y 40 mil dólares comprar la cinta, aún no empezabas a filmar cuando ya tenías un costo enorme. Y rentabas una cámara de 100 mil dólares. Hoy definitivamente se ha vuelto más fácil, y más democrático, lo cual debemos agradecer, mucha gente ha podido acceder a hacer cine. Pero considerar una buena película es algo mágico, y esa magia no existe todos los días, y ni es para todos, hacer una película es un poco de magia, y como todo arte, no es fácil alcanzar gran nivel”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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