Como es evidente, el alcalde de Ensenada Armando Ayala Robles, está desbocado en busca de la gubernatura de Baja California. Poco le importan los crímenes y la pandemia en los que se mantiene sumergido el municipio que todavía gobierna, le dedica más tiempo a hacer giras de campaña en Tijuana y Mexicali, o visitas a la Ciudad de México. Sabiéndose consentido del gobernador, se siente con la confianza de actuar en beneficio propio y no de la comunidad ensenadense, hecho que Jaime Bonilla no ha tolerado a otros alcaldes; y para muestra la rivalidad que se generó con el presidente municipal de Tijuana, Arturo González Cruz, por sus supuestos actos anticipados de campaña. El gobernador no solo le apoya las giras y las aspiraciones de Ayala, también le impulsa sus campañas electoreras con dos personajes que le han operado -y no muy bien- todos sus temas partidistas: el ex perredista Julio Rodríguez Villarreal y el líder de la burocracia Manuel Guerrero Luna. Al primero se le recuerda como quien operó campañas sucias para el ex gobernador Francisco Vega de Lamadrid, pero que cambió de bando en la primera oportunidad para trabajar a las órdenes de Jaime Bonilla Valdez. Rodríguez Villarreal es la única persona sancionada por el Instituto Estatal Electoral en Baja California, por comprobarse que cometió violencia política de género contra la ex candidata a la alcaldía municipal, Elvira Luna Pineda. Manuel Guerrero Luna, por su lado, inicialmente se mostraba muy cercano a la presidenta municipal Marina del Pilar Ávila Olmeda, pero por órdenes de Bonilla, dejó a la Alcaldesa para operar en favor de Ayala Robles. En un acto con la militancia morenista, Ayala Robles -además amigo cercano del polémico ex alcalde mexicalense Jaime Rafael Díaz Ochoa- estuvo presente con estos dos personajes y su equipo cercano, incluyendo a su suplente, Jorge Eduardo Vega Zamora. Ah, pa’ amigos.