Fred Rodgers fue una figura educativa para los niños a través de su programa “Mister Rogers’ Neighborhood”, donde, mañana tras mañana, llegaba a lo que parecía ser la sala de su casa, sustituía su saco por un suéter abotonado y los zapatos por unos tenis de lona, sentándose frente a la cámara a invitar al público infantil -con una canción tradicional que pintaba un buen día en el vecindario- a vivir una aventura en un barrio en miniatura donde, ayudado por sus títeres, contaba historias divertidas con sus bien pensadas moralejas.
Tom Hanks encarna al legendario Rogers en esta insuperable película de Marielle Heller, basada en el artículo que Tom Junod publicó en la revista Esquire en 1998, donde prácticamente confiesa cómo el encuentro con semejante creador televisivo le permitió reconciliarse con un pasado que le había fomentado una agresividad por la cual era conocido e indeseado como reportero.
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Aquí Junod aparece con el nombre de Lloyd Vogel, un escritor cínico en el máximo sentido del calificativo, con un padre problemático (Chris Cooper) como la raíz de todos sus berrinches y excesos. La asignación de entrevistar a Rogers no le cae nada bien a este aguerrido articulista hasta que se topa con él en el set y termina, más bien, siendo entrevistado por el conductor que parece tener una sensibilidad muy especial para percibir la tristeza ajena.
El encuentro que inevitablemente crece hasta forjar una amistad, permite que el filme se distinga porque los guionistas Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue supieron darle la lectura correcta a ese trabajo periodístico de Junod que demostró el poder transformador de un hombre bueno como Fred Rogers. Qué excelente haber tenido a Tom Hanks a bordo para encarnarlo, no pudo haber una mejor opción para tan titánica faena. ****
Punto final. – “Un buen día en el vecindario” está disponible en televisión de paga y en algunas plataformas de streaming. No se la pierdan, de verdad…
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