No es tan conocido el tema, pero resulta que el actual gobernador Jaime Bonilla Valdez y el ex presidente municipal de Mexicali, Jaime Rafael Díaz Ochoa, tienen una buena relación de amistad, o por lo menos de intereses, la cual se tejió a raíz del segundo mandato del edil mexicalense, cuando le brindó buen apoyo económico a la televisora del hoy mandatario y con ello se generó una buena amistad. Es tanta la cercanía que el alcalde de Ensenada, Armando Ayala Robles, fue el coordinador de Relaciones Públicas para Zona Costa del gobierno de Díaz Ochoa por allá de 2014. Y la mano de Díaz se confirma en el gobierno de Ayala a través de su tesorero, Víctor Maldonado del Toro, quien fue sub recaudador de rentas en Mexicali, debido a la amistad que sostiene con la ex presidenta del DIF, Sonia Carrillo Pérez, esposa del ex panista. Varios asesores y a llegados a Díaz Ochoa, se encuentran incrustados en las nóminas de los gobiernos morenistas, como es el caso del director de Promoción y Atracción de Desarrollo Económico, Manuel Rubio Montoya, quien fue asesor técnico en materia económica y recibía 30 mil pesos al mes. También el subdirector de Planeación y Finanzas del Estado, Andrés Silva Flores, fue asesor de Díaz Ochoa en materia fiscal, con sueldo de 20 mil pesos mensuales. Igualmente, Silva Flores trabajó en el gobierno de Francisco Vega de Lamadrid como director administrativo de Isesalud, y en 2016 recibió una amonestación pública por utilizar recursos etiquetados para otros fines. Esto explica por qué Jaime Rafael Díaz Ochoa -inhabilitado por dos años por la actual Sindicatura Municipal- se encuentra tan cómodo y se desvive en halagos hacia la presidenta municipal Marina del Pilar Ávila y el mandatario estatal.