La diputada del Partido del Trabajo (PT), Mercedes Maciel, dio a conocer que durante el primer periodo ordinario de sesiones del tercer año de la XV Legislatura buscará consensos para que en Baja California Sur se prohíba la venta de comida chatarra a menores de edad.
En sintonía con la reforma que se aprobó en el Congreso de Oaxaca, la diputada pretende cambiar la Ley de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley de Salud, Ley Estatal de Educación y Ley Orgánica de los Gobiernos Municipales.
Los microempresarios que tienen las tradicionales “tienditas” de la esquina, aunque este cambio sí puede representar un golpe duro a la economía, se dicen listos para modificar la oferta de productos que tienen al público.
Cristina Pérez, quien desde hace 31 años se dedica a este rubro, mencionó que desconocía el hecho de una iniciativa de este tipo estuviera en la agenda legislativa del Congreso local.
Desde la experiencia de la comerciante, si una ley prohíbe la venta de comida chatarra a menores no significará el fin de su negocio.
“Antes de la pandemia hubiera dicho que me va afectar muchísimo, se redujo mucho la afluencia de niños en mi establecimiento porque estoy rodeada de escuelas. Dijimos: ‘nos van a hacer falta los alumnos’, pero realmente nos dimos cuenta que es la gente adulta quien consumen más”, comentó.
Por las restricciones establecidas por la pandemia, se limitó el acceso a menores en muchos negocios. En la tiendita de la esquina no fue la excepción. Según explica Cristina, los padres y madres acudían a su local para llevar los productos que pretenden prohibir a los niños, niñas y adolescentes.
“A lo mejor se está pensando que es el menor de edad; pero sorpresa, es la gente adulta la que los compra, seguramente para sus hijos”, reiteró.
Si llega a ser una realidad este limitante para el consumo de comida chatarra, la empresaria dice que se prepara para cambiar sus productos y ampliar la oferta o, en su defecto, sustituir para proponer alimentos más saludables.
Recordó que las tienditas de la esquina han sobrevivido la apertura de grandes cadenas comerciales de tiendas de autoservicio y mercados como Oxxo y Soriana. Considera que al ser el ingreso principal de muchas familias, buscarán una manera de adaptarse a este cambio.
El maestro en Ciencias Sociales y licenciado en Economía, Lauro Espino, considera que este es un tema con diversas aristas.
“Llevar una dieta sana no es barato, además de que lleva mucha inversión de tiempo. La respuesta obvia sería qué bueno que prohíban la comida chatarra. Pero hay que pensar no es sólo el hecho de la prohibición, es lo que oculta en las prácticas sociales el consumo de la comida chatarra”, expuso.
Precisó que en la política pública nacional, la alimentación generalizada del mexicano es muy costosa para el sistema de salud.
“Habría que pensar que gracias a esa alimentación cultural, las instituciones de Salud tienen que invertir mucho en el tratamiento de enfermedades como obesidad, hipertensión, diabetes y derivados”, argumentó.
Contempla también que consumo de productos no saludables también se debe a una falta de eficiencia en la planeación urbana.
“La escuela queda lejos, el transporte es ineficiente y se pierde tiempo en el proceso de ir y venir; las jornadas de los padres hacen que desatiendan a los hijos y eso aporta el contenido calórico para el día del niño y del ciudadano en general. Es una disyuntiva entre las fallas de la vida cotidiana y la política pública”, explicó.
Añadió que las tienditas de la esquina han disminuido su presencia en las colonias desde la entrada de sucursales como Oxxo.
Si llega a registrarse una desaparición de estos negocios familiares, el académico puntualiza que no sería solo por la prohibición de venta de comida chatarra.
En cuanto a las cadenas comerciales, considera que podrán adaptarse fácilmente a este cambio, ya que cuentan con otros servicios, como la venta de alcohol. Gilberto Santisteban00
