La musicoterapia se ha convertido, en los últimos años, en una práctica de ayuda y cuidado ampliamente desarrollada, tanto en el sector social y educativo como en el de la salud. Su carácter, a la vez artístico o cultural (por la música), y psicológico o médico (por la terapia), ha abierto un amplio abanico de posibilidades prácticas.
Desde el bíblico David, que con su citara curaba el daño que le causaban al rey Saúl los espíritus perturbadores, a Platón y Sócrates, que a menudo citaban los beneficiosos efectos de la música en mujeres y hombres por igual, la riqueza de los campos implicados en la musicoterapia comprende a todos los interesados en hacer del arte, también un ejercicio para la buena salud.
Para dar una definición general de la musicoterapia, se debe igualmente tener en cuenta la base de toda música: la experiencia sonora. Es ésta la que se encuentra en el fundamento de las prácticas. La musicoterapia es una forma de psicoterapia o de reeducación de carácter psicomusical, que utiliza el sonido y la música en todas sus formas, como medio de expresión, comunicación, estructura y análisis vincular. Se practica tanto en grupos como individualmente, tanto con niños como con adultos.
Las prácticas de la musicoterapia se encuentran actualmente en contextos variados: terapéuticos (sector hospitalario y centros de salud), psicopedagógicos (escuelas, médicos-educativos), reeducativos (cuidados y pedagogía), psicosociales (sector asociativo, sistema penitenciario), etc.
De manera general, se distingue entre el campo clínico y el campo educativo y social, los cuales corresponden a formaciones diferentes. El argumento dominante, en esta diferenciación, es el de los objetivos perseguidos y el del marco ofrecido.
El segundo punto es la utilización del sonido y de la música en todas sus formas, lo cual puede parecer extraño a todos los que han asociado la musicoterapia con la música clásica y la armonía. Desde este punto de vista, la musicoterapia se acerca a las psicoterapias influenciadas por el psicoanálisis, porque su objetivo es aportar más posibilidades y libertad de expresión para una mejor calidad de vida, y no hacer que el individuo se adapte a su medio -a menudo traumático- ni armonizarlo a cualquier precio.
La musicoterapia se beneficia actualmente de una imagen y de un desarrollo positivos, tanto en la opinión pública como en los medios profesionales. Esto es el resultado de una treintena de años de trabajo, con el fin de dar cimientos sólidos, teóricos y técnicos, a prácticas empíricas que en otros tiempos eran tratadas con incredulidad y desprecio.
Atentamente,
Dr. José Fernando Jaramillo Cisneros.
Tijuana, B.C.
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