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martes, octubre 1, 2024
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“¡Sí, señor!”

Arrogante y rayamadrero, el perverso secuestrador Caletri echó el pecho adelante. Lanzó miradas de puñal. Hasta parecía que le saldría lumbre por ojos, oídos, nariz y boca. Pegó varias zancadas. Esposado y en medio de una docena de policías fue presentado a los periodistas. Pantalón obscuro y playera verde bandera. Dos agentes le aprisionaban por los brazos. Era una imagen del mal encarnado en hombre. “Desgraciado”, debió ser la expresión mas suave de los televidentes ante aquella escena. Después lo vimos entre custodios de La Palma todo vestido de kaki. Ya sin esposas. Su mirada obligada al suelo. Es regla en el penal. El enojo reprimido y lleno de impotencia. Encachuchado y de obscuro uniforme, un hombre gritó a su oído, me imagino, igual como él lo hacía a sus secuestrados. También eran órdenes y tronantes. Debía responder y casi todos los mexicanos pudimos oír el “¡sí señor! ¡sí señor!”, cuando le fue leída la cartilla.

No sé de quién fue la idea para exhibirlo. Pero resultó evidente el propósito de humillarlo y demostrar a dónde y cómo irían a parar otros secuestradores. Oí muchos comentarios. Los más resumidos en cuatro palabras “…se lo tenía merecido”. Otras tronantes “…mejor deberían matarlo”. Esa reacción causó también el mentado “Mocha-orejas”. Pero hubo diferencia del protagonista. A la hora y después de la captura navegó con bandera de arrepentimiento esperando penitencia y perdón. Hasta quiso impresionar con “…merezco la muerte”. El gobierno zedillista permitió a Guillermo Ortega y Javier Alatorre entrevistarlo por separado. Estaba puesto para declarar su culpabilidad. Ya se le olvidó el término de su vida. Debe estar resignado. Pero me imagino si a Caletri lo hubieran sentado frente a los conductores de telediarios. Seguro soltaría un rosario de maldiciones. Tal vez hasta diría nombres de los funcionarios que le protegían incluyendo cantidades, lugares y hora. Imposible permitirlo.

Recuerdo cuando los militares apañaron a Ismael Higuera “El Mayel”. Experto en ser destinatario y remitente de droga en la frontera méxico-estadounidense. Desalmado criminal por mano propia o mandato. Pero cuando lo refundieron en La Palma parecía niño recién salido de su primera comunión. También un custodio le gritó salpicando de saliva sus oídos y no tuvo más remedio. Respondió humildemente “…sí, señor”, ante un reclamo de “dígalo más fuerte… ¡más fuerte!”.  Ismael sabía perfectamente la necesidad de obedecer. La captura y el traslado realizado por soldados no le dejaron ganas para otra cosa. Igual le pasó al ex-gobernador Mario Villanueva. Nos lo exhibieron desde cuando lo bajan enchalecado del avión, hasta cuando le tumbaron su barba. También al famoso tamaulipeco “El June”. Parecía un Frankenstein cuando lo sometía la dulzura de la niña.

Jesús Labra era un hombre poderoso. En el narcotráfico mexicano y estadounidense lo respetaban no por lo que hacía sino por lo que sabía. Tenía tanto dinero como la Lotería Nacional. Empleados por cientos. Negocios millonarios. Hoteles. Restaurantes. Y el gobierno panista (1998-2001) de Baja California le vendió los mejores terrenos a sabiendas de quién se trataba. Pero cuando los militares le capturaron y terminó en “La Palma”, le quitaron todo. Hasta el bigote. Me imagino su desagrado cuando lo videograbaron. No tanto por aparecer en televisión, sino por obligarlo a traer “esa maldita cachucha”. A él, que siempre le gustó andar bien peinadito.

Eso no se estilaba en el pasado. A Miguel Ángel Félix Gallardo solamente le vimos en una foto distribuida seguramente por la Procuraduría General de la República. Igual pasó con Ernesto “Don Neto” Fonseca. Y de Rafael Caro Quintero es famosa la gráfica de su rostro tras las rejas. Recuerdo cuando la publicamos en ZETA, casi a toda la primera plana. Fueron bastantes damitas a nuestra redacción pidiéndonos el original. Pero no hubo conferencia de prensa.

A Juan García Ábrego lo vimos apenas. Desde lejecitos le captaron los periodistas cuando lo encajaron en el jet para llevárselo a Estados Unidos. No hay un testimonio gráfico o filmado de su detención. Fue muy diferente al trato para Luis “El Güero” Palma, capo sinaloense. Lo sentaron trajeado de negro. Camisa blanca y sin corbata. A sus lados y atrás, el resto de su equipo. Todos bien formaditos, como si fuera una foto al estilo gabinete. Tampoco hubo conferencia de prensa ni video a la hora de convertirlos en huéspedes del penal. Pero sí cuando Joaquín “El Chapo” Guzmán estaba en la entonces Almoloya. Los periodistas tuvieron libertad en el penal para fotografiarlo, videograbarlo e interrogarlo. Nadie dirigió la entrevista, pero sí sobraron los custodios a sus lados con perros dispuestos al ataque. Todavía no me explico eso. Ni modo que se fuera a escapar.

En medio de todas estas referencias hay dos casos especiales:

Primero, jamás se conoció fotografía alguna cuando la detención del General Jesús Gutiérrez Rebollo. Tampoco fue presentado a la prensa y no le vimos en el escabroso momento de “¡sí, señor! ¡sí, señor!” en La Palma. Los periodistas no pudieron hablar con él luego de la captura, salvo años después la plática con don Julio Scherer de Proceso.

El otro caso es mas reciente. El Ejército sí nos presentó cómo fue detenido Benjamín Arellano Félix. Distribuyó fotografías tomadas inmediatamente después. Videos cuando le preguntan sobre la identidad de su hermano. Todo su poder derretido en aquella recámara. Antes poderoso y millonario. Hombre que decidía quién moría o no. Obediente ante el “¡vístase!” y encañonado. Indefenso. Nadie a quien sobornar. Pero ahora cuando todos esperábamos el instante del “¡sí, señor!… ¡sí, señor!” no hubo nada. Por los hechos doy como seguro que no hay cambio en el procedimiento para la internación de procesados o sentenciados en La Palma. Me quedo con una triple duda: O no videograbaron por miedo. O no enviaron el video a las televisoras. O las televisoras decidieron no transmitirlo.

 

Tomado de la colección Dobleplana de Jesús Blancornelas, publicado por primera vez en marzo de 2002.

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Jesús Blancornelas Jesús Blancornelas JesusB 47 jesusblanco@zetatijuana.com
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