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lunes, junio 17, 2024
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No hay desabasto, el “problema es de comunicación”: Pérez Rico

El doctor Alberto Reyes, director del Hospital General de Tijuana, coincide con el secretario estatal de Salud: hay medicamentos y nunca ha faltado Equipos de Protección Personal, pero existe una falla en la comunicación para solicitarlos. De las denuncias de desabasto realizadas por los médicos, advierte que él también las hizo en el pasado, cuando no sabía lo que sabe ahora. Y arremete contra los médicos: “Al doctor Navarro y a la jefa de enfermeras, mis respetos a esa mujer, tiene el hospital al centavo; no digo lo mismo de mis compañeros médicos, porque hace falta un deseo verdaderamente de servir”

 


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El secretario de Salud del Estado, Alonso Pérez Rico, llega emitiendo un grito de exclamación a cada departamento que entra en el Hospital General de Tijuana. Efusivo, saluda con el puño de frente a quien reconoce al tiempo que le hace bulla.

Es viernes 7 de agosto, día en que se reportaron tres muertos por la enfermedad COVID-19 en esas instalaciones. Además, hay 29 personas intubadas, 74 pacientes en total intentando salvar la vida.


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Afuera del Hospital General, familias esperan a médicos y enfermeras para tener un reporte de sus pacientes. Algunos mandan mensajes de ánimo, otros reciben malas noticias y unos más entregan medicamentos. Los han comprado en farmacias privadas porque el médico les ha dicho que no hay en existencia, y los requieren para ofrecer una atención adecuada a los enfermos. Hasta 20 mil pesos han gastado en un medicamento. Otros pagaron 8 mil 500, 13 mil pesos por dosis de fármacos. Nada saben del prometido reembolso por parte del gobernador Jaime Bonilla Valdez, a quien abastecieran de medicamentos externos.

En ese tenso clima de vida o muerte, llama la atención que el joven secretario de Salud del Estado entre jubiloso a cada área que muestra a la editora y al fotógrafo de ZETA. Bromea con los trabajadores del hospital, al final da la explicación que les solicita de su área para los periodistas, les dice que obtuvieron un diez y sonriente prosigue a la siguiente zona.

Eso sí, nada de acceso a las áreas COVID. Esas están resguardadas por filtros sanitarios, cintas amarillas de alerta y hechizos cuartos elaborados con plásticos negros para que médicos y enfermeras se cambien de ropa de trabajo, por una que les dé mayor protección y seguridad.

 

SIN MASCARILLAS N95

Una enfermera que entrega en el primer piso del Hospital General los Equipos de Protección Personal (EPP) para médicos y colegas, explica que no tienen mascarillas N95. En su lugar muestra una amarilla con gris, que el doctor Alberto Reyes Escamilla, director del nosocomio, asegura es lo mismo, ante la negativa silenciosa pero evidente de la encargada. “No es lo mismo”, reitera la joven al tiempo que ejemplifica: “Como estos overoles no son de tan buena calidad, se ponen dos, y como no es N95, le complementamos con un cubre bocas  tricapa, sus guantes, cuatro pares de guantes, sus botas, su gorrito y su bata para que le proteja más”.

A la pregunta de si tienen mascarillas N95,  niega con la cabeza, interviene el secretario Pérez y después Alberto Reyes: “Sí, hay pero esos de N95 normalmente se otorgan a los que están adentro con los pacientes”. Entonces hay un tercer paquete, se le plantea al médico y la enfermera que suple de los EPP lo niega: “A nosotros nos surten y esto es lo que nos dieron para ahorita. A veces llegan estos, a veces hay N95, a veces de otra marca y va variando, depende de las donaciones o de las compras que hagan”.

Reyes Escamilla insiste en la justificación:

“Pero como el personal requiere forzosamente que sea N95, aunque este sirve igual que un N95 para protección (la enfermera lo niega con la cabeza), le da uno de esos, aunque dicen que no lo quieren porque tiene que ser el N95”. Declaración ante la cual la colaboradora interviene para aclarar: “Si es que este cubre un 100%, el bueno sería el N95”.

DESABASTO, PROBLEMA DE COMUNICACIÓN

Antes de llegar al área de resguardo de medicamentos, la farmacia o almacén del Hospital General de Tijuana (HGT), en una oficina contigua a la del director general, la administradora Paloma Ramos muestra tres fajos de hojas, unas en libreta y otras apiladas. Es la prueba, al menos para ellos, del abastecimiento de medicamentos. Intentan los tres, el secretario de Salud, el director del HGT y la administradora, comprobar que la denuncia de desabasto de los médicos es falsa, errónea. Fuera de lugar.

No se explican cómo habiendo tanto medicamento, los galenos siguen denunciando desabasto. “Es una falta de comunicación”, tercia Pérez Rico, y lo secunda Reyes Escamilla.

“Es precisamente lo que venimos aquí a trabajar con el hospital, precisamente ese es el tema de comunicaciones. Si todavía el día de ayer y hoy seguramente siguen saliendo recetas de medicamentos que sí tenemos, pero como vimos esa área de oportunidad, y decimos ya hay, seguimos dándosela al paciente para que consiga por ejemplo la Epinefrina, que es la Adrenalina que utilizamos. Entonces al día de ayer teníamos una cantidad importante de recetas”, justifica Pérez.

Aun así, no sabe cómo responder cuando se le pregunta por qué, si hay abasto, los familiares siguen comprando las medicinas y llevándolas al HGT: “Cuando nos notifican esta situación venimos y empezamos a hacer un ejercicio de administración y salud, de qué es en sí lo que está pasando. Y lo que contamos: si a alguien se le dio una receta y tuvo que ir a comprar, que acuda aquí a Dirección y por supuesto que les vamos a colaborar, sigue habiendo familiares a los que les están dando la receta. Tuvimos una plática con el área médica operativa, con los jefes de servicios nuevamente, aunque ese es un trabajo evidentemente directivo-operativo de este hospital. Al momento que detectamos esa falla, pues vine a estar acá cuando ahorita del epicentro, podríamos hablar que hay más casos con COVID en Mexicali y Ensenada, pero ante este comentario que hacen, que no hay (medicamentos) y los familiares están comprando, vine a ver cuál es el problema, y estamos teniendo un problema de comunicación. Y ayer lo vimos en el piso”.

– ¿Y cuál era el problema?

“Problema de comunicación, no sé, de repente yo veía esta lista como médico operativo y decía, pues ya no hay. Y de repente le preguntas a Dirección, pues no, y cuándo se entera la Dirección: cuando el familiar ya va con la receta, ya no hay, y aquí lo tenemos”.

– ¿Los médicos no tienen acceso a solicitar los medicamentos que requieren para el tratamiento de un paciente, más allá de una lista? ¿No tienen un lugar adonde vayan y digan “necesito estos medicamentos para enfrentar esto”?

“Su jefe de Servicios, específicamente tiene que ser”.

– Y el jefe de Servicios le dice si hay o no hay…

“No, el jefe de Servicios le dice ‘sí hay’ o ‘no hay’, no. El jefe de Servicios dice ‘qué ocupas, para qué lo ocupas’, y con base a un requerimiento previamente se hace de los medicamentos que se usan para pacientes con COVID, se determina la necesidad de un hospital. Cuando esa necesidad sobrepasa, por ejemplo si calculamos para cuarenta pacientes, esa es otra cosa. El ejercicio que tienen aquí, el que impusieron, lo habíamos discutido previamente. Yo les dije, para 40 pacientes, no que tuviéramos 40 pacientes intubados, de hecho no tenemos cuarenta pacientes intubados. Tenemos ahorita 26, ayer teníamos 29, 25… yo les dije, calculen para 40 pacientes ese requerimiento y con base a eso caminemos. Y como había comentado, ya el Estado, mi oficina, particularmente se va a encargar del suministro puntual de esto. Ayer hablé precisamente este tema con mis médicos: ustedes no se tienen que preocupar si hay o no hay, ustedes simplemente tienen que decir ‘ocupo esto’”.

– ¿Cuál es el procedimiento para que un médico diga “necesito esto para mi paciente”, cuáles son los pasos a seguir para que le entreguen el medicamento?

“Muy sencillo, en el piso dicen ‘le voy a poner esto al paciente’, pero me gustaría que le dijeran los que hacen el procedimiento, ‘es así puntualmente’. Por ejemplo, ahorita que la licenciada Paloma diga ‘esto es todo lo que tiene el hospital’, no, es mentira. Tenemos en el hospital y también en piso, que eso no se ve reflejado aquí, medicamento que no podemos tener en stock en abundancia porque no tenemos, no cabe literalmente. Usamos muchos medicamentos para estos pacientes, pero que tenemos en el almacén de Tijuana que está como a veinte minutos. Entonces me dicen, ‘oye, ¿tienes medicamentos?’, pues yo hablo a almacén y me dicen ‘sí, tengo medicamentos’. Entonces como Usted comenta, ¿es así de sencillo? Sí, es así de sencillo.

“Cuando hay un problema de comunicación en el contexto de una pandemia, con tantos procesos que se llevan con pacientes delicados, sí, a veces también fallamos en la comunicación, y cuando identifico que hay una falla de comunicación, vengo por aquí y vuelvo a lo mismo: Usted mencionó que no tienen todos los relajantes musculares, y no, en el contexto de esta pandemia no los vamos a tener todos, pero vamos a tener uno de los que ocupan para relajar, y eso es precisamente lo que ayer venimos a hablar, y hemos venido dos, tres veces en esta semana, de cuál es el relajante muscular óptimo que ustedes utilizan”.

En su galimatías verbal, el doctor Pérez Rico no entiende lo que sucede: “Realizando un ejercicio y evaluando los médicos operativos, digo, ¿por qué siguen sacando recetas?, y dice, ‘es que no hay’, y digo, pero si son 7 mil ámpulas en el hospital, ‘¡es que no nos dicen!’. O sea, nunca ha habido y lo hemos comentado. Este desabasto histórico que ha existido, en el que nunca había y le piden al familiar, pues ya se acabó, y lo estamos tratando de erradicar. Si el problema es una falta de comunicación en procesos y servicios inherentes a una pandemia, pues los vamos a corregir, como hemos corregido hasta este momento.

“Yo les dije a los médicos cuando vine a hablar con ellos: este tema del desabasto lo voy a corregir, no se preocupen. El tema del tomógrafo, ahorita podemos ir, ahí están trabajando los ingenieros de Siemens, de la compañía, nos lo mandaron de Alemania, pero son instrumentos médicos que por supuesto se van a descomponer porque se usan mucho y los seguiremos usando mucho. Y muchos otros medicamentos que ‘esto no hay’, y bueno, yo vine a hablar con ellos y perfecto, pues voy a ir a ver si hay, porque a mí me dicen que sí hay. Porque vengo y vi que sí hay, entonces digo, cuál es el… dónde está la falla, dónde está la cadena, dónde se quiebra, donde sí están estos medicamentos y no nos comunicamos adecuadamente, pues encontramos puntos críticos y clave y los corregimos.

“Lo que sí no vamos a permitir que se le dé una receta al paciente y que se le diga ‘ve y cómprala’. Ya ahorita les decimos a todos: si a Usted le da una receta alguien, vaya a Dirección y entréguela, y aquí le damos si lo tenemos. Si lo tenemos, se le va a surtir, y si no lo tenemos, lo vamos a procurar”.

¿Persiste el problema de comunicación?

“Sí, y continuará, y en todos los hospitales. Tenemos en el contexto de una pandemia, esta área de oportunidad como médicos directivos que se comuniquen efectivamente, que la información fluya. Son muchos procesos, muchos pacientes en una enfermedad muy dinámica. Y vuelvo a lo mismo: tenemos una rotación de personal muy importante, porque estamos sacando personal que está regresando, estamos incorporando nuevo personal y es poco creíble que digamos ‘bueno, yo acabo de meter a 50 enfermeras que saben exactamente qué hacer las 50 enfermeras’. Las tenemos que adiestrar, eso es más que obvio. Igual lo de los médicos, no tengo puros intensivistas ni internistas trabajando con pacientes COVID, no hay, y tardamos diez años en formar a esos médicos”.

Pérez Rico insiste en que no había visto denuncias de desabasto de medicamentos tan mediáticas como las actuales. Es cuestión de recordar que al final del sexenio de Francisco Vega de Lamadrid, los médicos, incluso el hoy director general del HGT, se manifestaron físicamente por la falta de medicamentos e insumos, lo que no ha sucedido en esta administración.

Entonces toma la palabra el doctor Reyes Escamilla, director del General:

“Le voy a decir algo muy importante. El más renegado en este hospital, soy yo, y eso Usted lo sabe. El que ha buscado el beneficio en bien de los pacientes, he sido yo junto con mis compañeros. Ha sido una lucha titánica, y ahora que me toca estar aquí, le voy a platicar que después de 40 años, apenas conozco el hospital, ¿qué quiere decir? Que venía haciendo mi trabajo y me retiraba, como todo mundo sin darme cuenta verdaderamente el gran problema que existe en la comunicación o en la administración, como Usted le quiera llamar. Entonces, ¿qué ha pasado en estos cuatro, cinco meses? Pues carajo, ni sabía lo que era esto, de haber sabido ni me meto. ¿Por qué lo digo? Porque en primera, esta pandemia nos cambió todo, toda la vida, y Usted lo dijo muy bien: el desabasto es histórico, no es de ahorita, pero me he dado cuenta ahorita precisamente por eso.

“Por eso yo dije que íbamos a comprar el medicamento si no había, que nos dieran las recetas, y qué bueno, me di cuenta con todo eso, y el médico -y yo llegué a hacerlo-: señora, tráigame por favor esto, sin preguntar si existía o no existía, nada más porque lo necesitaba. Era más fácil para mí decirle el paciente ‘tráigamelo’ a andar preguntando si hay o no hay”.

Aun así, aceptó el desabasto, o por lo menos parte del mismo:

“Es cierto, hay faltante pero no al 100%, porque si hubiera al 100% tuviéramos una mortalidad que de 100, 100. Pero no, si no tenemos uno, tenemos otro, y si no le damos una combinación, le damos otra, y estoy hablando de los internistas. He fallado porque la pandemia nos ha puesto en nuestro lugar por muchas razones, pero le puedo decir certeramente: para comunicarse con Mexicali antes, era imposible. Ahora le puedo decir que a la hora que sea puedo hablar con Carlos Gómez, el jefe de compras, y decirle necesito esto, ahorita nos movemos. Hemos ido por medicamentos en la madrugada, esa comunicación se logró. Es cierto, nos hacen falta muchísimos, pero aquí adentro nos hace falta una verdadera comunicación y entendimiento, y cuál es eso: primero, antes de que des la receta, si no quieres preguntarle a los demás, pregúntame a mí”.

DIRECTOR GENERAL PROHIBIÓ A MÉDICOS HACER RECETAS

– ¿Cuántos médicos tienen?

“En total, normalmente se dice que son como mil 500. Aquí está una lista donde está la mayor parte de los médicos, pero está incompleta porque faltan como 400 médicos ahí, médicos son 280 más o menos. De esos médicos que tenemos, enfermeras están resguardadas 120, están resguardados 48 médicos y ocho médicos generales. En total, resguardados hay 176. Qué cantidad de enfermeras tenemos trabajando: 756, y gracias a esas enfermeras, que yo ni pagándoles les pago, hemos tenido resultados buenos, porque tenemos 34 enfermeras especialistas; tenemos enfermeras intensivistas que siguen las indicaciones que deja el médico en la mañana… Realmente para mí ha sido una satisfacción saber que de todo el personal que tenemos, ninguno se nos ha muerto”.

– ¿Ya habló con ellos sobre este nuevo procedimiento de que no pueden emitir una receta?

“No, les prohibí. Les dije que vengan y me la den a mí la receta. Y a él se lo dije también, nosotros la compramos”.

Reflexiona el doctor Reyes: “Entonces qué ha pasado: con esta administración -y no es que le dé coba a él (Pérez Rico)-, vemos una comunicación franca y directa, que es lo que a mí me gusta, y nos han apoyado verdaderamente. Sí, hacen falta relajantes, pero no es porque no quieran comprarlos, es porque no se producen, y uno de ellos es el Propofol”.

– Pero ¿por qué las familias de los pacientes sí los pueden comprar en la farmacia privada?

“Algunos sí, inclusive le puedo decir que el Propofol es el que compran por afuera. Por qué razón, no lo sé, pero verdaderamente inclusive conseguí de alguna manera a gente que vende los medicamentos, los distribuidores, hablé con los americanos y quiero hacer hincapié en darles las gracias porque nos han ayudado muchísimo, la Universidad de San Diego, la que está en Hillcrest”.

– Hablando de Propofol, porque no lo tienen aquí en el hospital, pero sí hay en la farmacia y el Gobierno del Estado no puede encontrar un distribuidor para comprarlo…

“Esas son dos respuestas muy sencillas: por Profopol se puede ir a una farmacia especializada, es un anestésico que requiere receta especial, la requiere Cofepris y no se le vende a cualquiera porque es un anestésico puro. Si yo voy y compro cinco ámpulas de Propofol a una farmacia especializada, lo más probable es que van a tener hasta 15, pero yo necesito 3 mil ámpulas en el Estado, y no hay un distribuidor para esa cantidad al día, por siete días, son 21 mil. Pero lo que correctamente ya comentó el doctor, ese grupo de Propofol no lo podemos garantizar para todos los médicos, pero sí tenemos otro medicamento que se usa con el mismo propósito, que es el Midazolam”.

MEDICAMENTOS SUSTITUTOS A LOS SOLICITADOS

Aceptado el desabasto de los medicamentos que solicitan los doctores que están tratando pacientes con COVID-19, el secretario de Salud explica cómo es que sí hay fármacos, no los requeridos por los médicos, sino otros:

“¿Que no tenemos Rocuronio? Vecuronio, Cisatracurio? No, pero sí tenemos uno de esos cuatro. ¿Que no tenemos Propofol? A lo mejor no para todos los hospitales, pero sí Midazolam para todos, Fentanilo para todos. Y eso es lo que tenemos que garantizar, que a los pacientes les tenemos que garantizar: que haya pacientes que digas el Midazolam no les está funcionando, pues bueno, a ese denle Propofol”.

– ¿Cuántos son los casos, de los 26 intubados, con Propofol y con Midazolam?

“De hecho es lo que venimos a hacer, el tratamiento estándar para los pacientes intubados, la primera elección va a ser Midazolam, y precisamente aquí ya hemos trabajado activamente con los jefes de Servicio, el neumólogo, el intensivista y no nomás con los de aquí, sino con médicos de otros hospitales para estandarizar cómo vamos a tratar a todos los pacientes. Obviamente habrá variantes de paciente a paciente, ya fuera de lo que usualmente es común de cómo anestesiar porque aquí no hablamos de enfermedades, hablamos de enfermos. Y cada uno presenta su neumonía con SARS-CoV diferente y cada uno lo vamos a tener que medicar.

“El día de ayer, cuando hicimos el ejercicio, de los 26 pacientes… bueno, tenemos 20 en el Piso 1, que es donde más intubados tenemos, 13 estaban con relajante muscular, los otros siete no. Los 13 tenían diferente esquema de tratamiento, a unos les poníamos Morfina, a otros Fentanilo, pero el sentido común es el Midazolam para mantener a un paciente así”.

¿Están sedados los veinte? ¿Usted ha entrado?, se le pregunta a Pérez Rico, pues hay versiones y evidencias, de pacientes intubados conscientes.

“Todos. Cuando estás hablando de COVID y más si está intubado, los tenemos que sedar. En repetidas ocasiones, prácticamente todos los días entro a un área de COVID, a pisos, a Urgencias, aquí hemos ido en fin de semana predominantemente, cuando tenemos más tiempo de hacer visitas”.

– ¿Y está cien por ciento seguro que todos están sedados?

“Eso sería como decir estoy cien por ciento seguro de que todos somos justos”.

– Están sedados, los pacientes que están intubados…

“Los de ventilador no podrían estar intubados si no están sedados, y cuando no están sedados es cuando de repente vemos el manejo que se le está dando a ese paciente. No es lo mismo tratar a un paciente en terapia intensiva que en Urgencias, que en primer piso del Hospital General Tijuana, que en el piso de Hospital General Ensenada. Es quién lo está tratando y qué grado de sedación, qué área de adiestramiento tenga para mantener a un paciente. El objetivo número uno es extubarlo, no es lo mismo, y de entrada eso lo sabemos todos y lo hemos dicho siempre.

“Me gustaría tener médicos intensivistas atendiendo a todos los pacientes COVID-19, pero tardamos diez años en formar a uno de esos médicos, y no los tenemos”.

PARA LOS MÉDICOS “ES COMPLEJO ENTENDER EL PROCESO”: ADMINISTRADORA

Tercia en la entrevista a los médicos la administradora Paloma Ramos e insiste en que el problema es de comunicación entre los médicos y no de desabasto:

“Aquí lo principal es la comunicación, es algo con lo que me he encontrado desde que iniciamos la administración. Somos muchos para empezar, entonces es difícil que todos estén en la misma situación. Son seis turnos a la semana, entonces, todos estar en el mismo canal es complejo. Sin embargo, nos hemos dado a la tarea de que todos estén informados en el mismo canal. Por ejemplo, en cuestión de medicamentos tengo tres tipos de existencias, tengo mi almacén del hospital, mi almacén de farmacia, y el hecho de que no exista el medicamento físicamente en esos dos almacenes, no quiere decir que no hay en el hospital.

“Muchas veces lo que hacen es que se acaba el medicamento, pero todos los servicios tienen, porque uno pidió 100, otro pidió 50, otro 200, etcétera. Entonces, en piso nunca ha faltado, es un control que hemos estado llevando toda esta pandemia precisamente para garantizar que siempre haya algo con qué tratar al paciente. Como dice el doctor, quizá no existen todos los relajantes, pero por lo menos uno para poder atender la paciente, nada más que a veces entiendo que para los médicos que no son administrativos es complejo entender la estructura del proceso. Por ejemplo, ahorita pasé esa lista de los cinco pasos, y traté de hacerla visual para que todos estén enterados en cada uno de los servicios, y por la premura, la urgencia, por lo que gustes y mandes, probablemente haya gente que ni siquiera lo haya leído.

“Es una constante mala comunicación en todos los niveles, es complejo porque son muchos los niveles, la cadena de comunicación es muy difícil, y es un tema que constantemente he repetido con el doctor, por qué vienen y le preguntan a usted, y qué bueno que le preguntan a él, pero, por ejemplo, viene el secretario y: ‘Doctor, no tenemos overoles’, ¿ya fuiste al área donde te dan overoles? – ‘Ah, no’, y ahí están, ahí tienen las cajas de overoles, y así es en repetidas ocasiones. Una de mis frases es ¿ya marcaste a la extensión tal y cual? Me dicen: ‘Ah no, ¿tenía que marcar?’, entonces, desafortunadamente es algo que todos los días hago. Siempre les digo: si no han ido, pregúntenme a mí, yo les investigo”.

 

PÉREZ RICO DEFIENDE EL PROCEDIMIENTO

– ¿Es óptimo ese procedimiento para ustedes que están trabajando, es adecuado?

“Pues tiene muchos problemas, se supone que la forma como se hace, el médico identifica lo que va a aplicar a un paciente. La enfermera, que es la que lo aplica, así va la cadenita. El médico indica, la enfermera le dice a su jefa para que esta a su vez mande pedir al almacén o a farmacia, y en cada eslabón puede haber problemas, desde comunicación, que no entendieron qué puso el médico, que la enfermedad… Sí tiene muchos sitios dónde puede romperse esta comunicación, que es lo que han estado trabajando, que es más un problema administrativo, no médico, porque el médico nada más indica. El médico no lleva un medicamento, y una cosa que hicieron ayer es que, si yo pregunté y no había, a lo mejor ya hay, pero no fui a pregunté, y es todos los días, todos los días. Creo que es un problema que después de esta situación irá mejorando”.

– ¿Por qué no funciona el sistema?

“Es que cambió, ¿eh?”.

– ¿Cambió en la última semana?

“No, desde que empezamos. No es lo mismo como se pedían medicamentos antes del COVID que ahorita, porque ahorita haga de cuenta que las personas que están adentro es un bloque, y tienen que pasar las indicaciones a través de diferentes ventanas para pedírselas a las que están afuera. Ahora entran más malos procesos, pero no porque queramos hacerlo más administrativo o más difícil, lo queremos hacer más seguro, porque cuando empezó esta pandemia, ninguno de nosotros-–y ellos estuvieron en la epidemia del AH1N1-, cuando se nos dijo ‘es muy similar al AH1N1, prepárense así, calcúlenle así’. No fue lo que pasó, cuando empezamos a ver lo que estaba pasando en el mundo, dijimos no es lo mismo. Entonces empezamos a cambiar la forma en la cual atendías, procurabas, te cambiabas, te salías, y eso fue un cambio en el proceso.

“Al principio teníamos casi todo lo remanente, porque no había desabasto, se pedía y no se ocupaba, y fuimos de los primeros estados que entró en esta curva horrible y bueno, ocupamos de esto, mándanos más. Cambiamos de ser unos de los que intuban tempranamente, a no intubar tempranamente, ahora intuban tardíamente, y eso te cambia cosas. Y lo que Usted comenta correctamente, que no entiende por qué no se hablan entre los servicios: no, sí se habla, pero esto es muy dinámico el tema, y ayer pregunté y no había tal, y ahora ya hay. Pues sí, pero ya diste Atracurio, y yo te puse de otro para que el paciente esté sedado. Y otra cosa es el uso de medicamentos, que estos medicamentos, a estas dosis, en estos volúmenes y en estos servicios, no se usaban.

“Aquí el tema central es, a ver, había un problema de desabasto de los relajantes musculares, sí, no teníamos los cuatro, pero tenemos uno, decir ‘oye, quiero Propofol pero hay Midazolam’, yo también, pero no puedo procurar Propofol para todos los pacientes que tenemos en Baja California en forma indefinida. Yo puedo procurar en este momento Midazolam, y a lo mejor va a existir la posibilidad de que el siguiente mes diga ‘yo ya no puedo proporcionar Midazolam, ahora puedo procurar Propofol’, y vamos a tener el tema de que ahora ocupo medicar con Midazolam. Así estamos, hay pacientes que no se les puede poner Propofol de forma indefinida, es el mismo escenario, así estamos y continuaremos estando así”.

“LA SOBERBIA NOS REBOSA Y NOS REBASA”: REYES ESCAMILLA

“Yo nomás pedía”, dice en medio de habitaciones con insumos y medicamentos el director del HGT, Alberto Reyes, para justificar las denuncias que en el pasado hizo sobre el desabasto y que ahora no son necesarias. Aunque no están al cien, tienen sustitutos.

– Los médicos no tienen acceso a esta área de resguardo de medicamentos…

“No, y ni nos importa. A mí tráeme. O sea la soberbia nos rebosa y nos rebasa, y eso es… pero pues ni modo…”.

– Pero ya está haciendo concientización.

“Ya que me voy a morir estoy haciendo más conciencia”.

– No, con los médicos.

“Ah, bueno, sí, pero cuesta mucho trabajo, porque cómo si yo soy un rebelde ahora les pido lo contrario, ¿a ver, cómo? Decirles, entiendan, o sea, pero porque yo lo estoy viendo, algunos lo saben, otros no, y a otros no les importa”, reflexiona Reyes Escamilla sobre los médicos que denuncian desabasto y están en desconocimiento de lo que se tiene en el Hospital.

Interviene Pérez Rico:

“Esto es parte de una cadena de suministros, en almacén son dos subdivisiones, aquí es una, en piso tienen un área, hay un área en primer piso donde tenemos más material, en almacén central es otra, en oficinas centrales es otra. Entonces si esa información no está vinculada y coordinada, ahí es donde dices ¿hay o no hay? Y sí, acá nos dicen que sí hay, pues sí, pero esto no llegó acá ¿entonces cuál es el problema, dónde fue la falla? Y en la misma unidad hospitalaria, y nos pasa en todos, pasaba esto. Optamos por habilitar estas áreas, para que… de hecho aquí están las chavas que dicen ‘estamos esperando a que nos pidan (medicamentos)’, y aquí están haciendo esto todos los días, todo el día. Y no es que tenemos al cien por ciento, no, pero por lo menos tenemos un sustituto para seguir atendiendo a los pacientes”.

 

NUNCA HA FALTADO EQUIPO DE PROTECCIÓN PERSONAL: DIRECTOR

Paloma Ramos, la administradora del HGT, insiste en que sí hay insumos, a pesar de las denuncias de los médicos tratantes de no contar con aspiradores.

– Me decían que no hay aspiradores de tubo endotraqueales.

“Sí, esos sí hicieron falta un tiempo porque no se pudieron conseguir, fue cuando necesitamos para aspiración cerrada. Sí batallamos, no había y es correcto decir que no había, pero se hizo un esfuerzo, no sé si el Hospital de La Paz nos lo mandó, pero para eso ya él mandó comprar también. Entonces, ahorita calculamos que un paciente puede ser ventilado tres días con la misma sonda, y eso ya nos alivia la carga porque es muy importante la aspiración de los pacientes”.

– Sí, porque me decían que era por tres días, y lo extendieron a cinco días por la falta de…

“Así es”.

Interviene el médico:

“Esos tubos se vuelven muy particulares para COVID porque son de circuito cerrado, podemos tener abiertos, pero al hacerlo abierto expones al personal. Son tubos muy particulares porque lo unes a un sistema de ventilación, por eso son muy particulares. Y en este sentido es nada más ver cada cuánto se tiene que cambiar un tubo, cada tres días, adelante. Procuramos para tres días 26 pacientes intubados y no tenemos ningún problema con eso”.

–  ¿Y ya los tienen?

“Sí, esos ya”.

Responde el secretario: “Cuando tienes la necesidad, tú me dices, ‘¿tienen esos tubos para todo el mes?’, no, tenemos para los de ahorita. Cuando pase la necesidad, a ver cuántos requieres, y pues a comprarlos, pero lo más importante es saber cuántos requerimos. Un paciente intubado tres días, tenemos que ponerle tanto, cuántos pacientes tienes en promedio, ahorita 35, calcúlenlo para 40, para que 40 pacientes tengan su stock”.

-¿No le falta nada entonces, doctor?, se le pregunta al director del HGT.

“Es que es algo que puede pasar todos los días, puede haber un faltante, pero como puede ser un mecanismo, puede ser otro. Estamos tratando de cambiar, obviamente la idea es que no falte nada, pero cuando falta algo, se busca cómo surtirlo, habitualmente”.

– ¿Y Equipo de Protección Personal también?

“Nunca ha faltado, inclusive nos ha tocado improvisar en las botas porque había un desabasto en el país. Lo que hicimos fue improvisarlo con las cofias, entonces tanto enfermeras como médicos se ponían cofias, ahora sí que no por falta de intención de tenerlos, inclusive tenemos un proveedor que le damos mucho las gracias porque también nos a poya haciéndonos botas para en ese sentido, como nos compran acá, también nosotros buscamos la forma de que no falte, y nunca ha faltado un solo día que alguien diga ‘no tengo equipo de protección’”.

Arremete Pérez Rico:

“Y otra cosa muy importante: no se meterían, ¿eh? Si no tienes tu Equipo de Protección Personal, no te vas a meter a un área COVID, y personalmente he dicho: la persona que se meta a un área COVID sin su EPP completo, no va a trabajar en la Secretaría de Salud, porque va en detrimento de todo lo que estamos haciendo. O sea, ¿cómo no le doy EPP a los médicos que están tratando a mis pacientes, cuando no tengo médicos, si son los que más me preocupan? Y vuelvo a lo mismo: siempre vamos a tener personas que nos digan ‘no me dieron mi N95, ni mi EPP’. ¿Quién no te dio tu EPP?, si yo hablo almacén y me dicen que tenemos once mil N95, ¿de qué estás hablando? O sea, sí hay. Entonces, vean en qué servicio faltó, qué fue lo que pasó por qué no había y acá en otra parte sí había. O por qué no hablaron a la Subdirección, donde usualmente siempre tienen EPP”.

– Pero ustedes me están diciendo en este momento que no necesitan nada…

“No, no se puede decir, siempre hay necesidades y siempre va a haber, porque es imposible decir que no necesitamos. Lo que sí le digo, es que yo presiono más de lo que ustedes se imaginan, y todos los días, pero eso no quiere decir que puedo resolver todos los problemas. Ahorita vino el subdirector y dijo ‘no vamos a permitir este cochinero’, y se lo dije a él también, porque le dije, el hospital necesita otro cambio independientemente de que estemos en esta situación, porque hay dinero para los funcionarios y para la gente que se atiende, no. Por eso yo dije: si no se los dan, nosotros lo pagamos, es un compromiso de la secretaría, y eso está haciendo, con ganas de enseñarle todas las recetas que en una semana llegaron, y del medicamento que había. Pero vuelvo a lo mismo: lo más triste es que todos esos medicamentos están aquí, y seguimos…”, respondió el doctor Reyes.

 

A LOS MÉDICOS “HACE FALTA UN DESEO VERDADERAMENTE DE SERVIR”

Abrumado, el doctor Reyes Escamilla se justifica. Dice que el próximo director del HGT debe ser un administrativo; Alonso Pérez Rico lo interrumpe y le adelanta que él seguirá al frente. El director prosigue:

“Sí creo que se necesita gente que esté capacitada, que esté preparada en algo que se llama administración de hospitales. Es bueno tener buen corazón y querer echarle ganas, pero cuando te das cuenta que hace falta procesos, sistemas, verificar, verificar y verificar; ahí te das cuenta que estamos mal. No estoy hablando de todos mis compañeros, pero pongo aquí a un ladito al doctor Navarro y a la jefa de enfermeras, mis respetos a esa mujer, tiene el hospital al centavo, y no digo lo mismo de mis compañeros médicos, porque hace falta un deseo verdaderamente de servir”.

– Pero algo está fallando algo, hay un procedimiento que evidentemente está fallando porque se están generando recetas y hay gran demanda de los médicos sobre fármacos.

“Está bien, está bien, porque yo lo demandé, porque yo también lo exigía. Me di cuenta que me hacía falta conocer verdaderamente lo que pedía y por qué lo pedía, entonces sí me di cuenta que hacía falta, porque era otra cosa. Pero sí considero que seguiré exigiendo lo que los compañeros médicos piden, claro que esa es mi función, exigir y exigir y exigir, pero sí nos hace falta a nosotros conocer los procesos.

“Le voy a dar un ejemplo: el jefe de Medicina Interna me habla y me dice ‘no tenemos agua para beber’ y le mando la foto de la compañía Heineken y de la compañía no sé qué, y nos dio miles de aguas, aquí está el agua, ‘no, pero ¿quién me la va a traer?’, entonces de qué se trata. Ahí es donde te das cuenta cuál es la actitud que tenemos cada quien, pero eso es individual, personal. El que tenga cochi, que lo amarre, el que no, que no”.

– ¿Y no sería un almacén por piso de distribución?

“Hay un departamento pequeño donde están las enfermeras, pero nada más. No es por el volumen que manejamos, y no es para ese tipo de medicamentos. No podría ser eso, se prestaría para otro tipo de escenarios”.

Recuerda el director del HGT cuando descubrieron a un médico robando:

“Es más, cuando él dijo que agarraron a uno robando medicamento, es verdad, ¿y por qué lo querían colgar?”.

– Porque le quería echar el desabasto a otros médicos, que no creo que sea el volumen que mencionan…

“Mire, yo digo que aquí hay tres tipos de ladrones: médicos, enfermeras y afanadores, ¿quién más, quién más se lleva de aquí? Nosotros lo que necesitamos, pero también traemos, pero también participamos en traer instrumental cuando había, pues. Entonces, creo que sí hay de todo, y este hospital, para mí sigue siendo el mejor hospital de Tijuana, porque tiene a gente muy preparada, muy buena. Tiene de todo, por eso a veces me siento atado con puro COVID, no me deja o no nos deja hacer, pero okey, eso me tocó. Entonces, eso realmente es imposible que yo la desmienta que nos hace falta cosas, sí nos hacen falta y nos seguirán haciendo falta cosas, no estamos al cien como los americanos. Y creo que a ellos también les hace falta, pero la intención de mucha gente que estamos aquí, es servir”.

– ¿Cuál es la periodicidad con la que se solicitan los medicamentos?, se le pregunta a la administradora.

“Normalmente se hacen solicitudes quincenales, de la misma manera, sin embargo, ahorita se ha incrementado el surtimiento precisamente por el incremento en la necesidad de ciertos medicamentos, entonces, puedo decir que a veces en una semana llega dos veces, o incluso nosotros mismos acudimos al almacén de zona o a lo mejor me tocaba el surtimiento el lunes, pero no me llegó y ya hay mañana, pero arráncate mañana. Se vuelve una constante porque no podemos depender, dentro del proceso, encasillarnos porque no le voy a decir al paciente ‘espérate a que llegue el proceso de mis quince días’, en esta enfermedad, con el aumento de esos medicamentos, obviamente se ha vuelto cotidiano. Nuestro proceso es de quince días, pero no podría encasillarlo ahorita, en COVID, en quince días”.

Después de la entrevista con ZETA, tanto el secretario de Salud como el director del HGT realizaron un recorrido por ciertas instalaciones del nosocomio. El área de farmacia, de medicamentos controlados, de insumos, el tomógrafo que seguía sin funcionar y los 3 y 5, que permanecen vacíos.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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