Con altas temperaturas en Tijuana, la reapertura de las albercas públicas y privadas llamó a cientos de visitantes pese a que la ciudad vive un aumento en casos positivos confirmados de coronavirus, con 84 casos nuevos en 24 horas.
El embate de casi 30 grados celsius sobre el municipio fronterizo y la reactivación de los balnearios, llevó a los tijuanenses a hacer filas de espera de hasta tres horas para ingresar a echarse un chapuzón en alguna alberca.
De las 10 piscinas en la ciudad sólo tres se encontraban operando: Albercas Vergel, Unidad deportiva YMCA, y 20 de noviembre, de acuerdo con la Dirección de Protección Civil Municipal, las otras siete que no operan son: El rinconcito, Parque Morelos, Albercas Campos, Paraiso Azteca, Las Palmas, Albercas Villa Club y Albercas Don Luciano.
Esta semana es la segunda en la que Albercas Vergel abren sus instalaciones al 25% de su capacidad y con los protocolos para la prevención a la propagación del virus SARS-COV-2 (causante de la enfermedad COVID-19), por lo que ZETA hizo un recorrido en sus instalaciones para registrar cómo es la nueva normalidad en los balnearios de Tijuana.
De inicio había una fila de 6 carros esperando poder ingresar, puesto que eran las 13:00 horas y el balneario se encontraba al tope del 25% de su capacidad, alrededor de 750 personas, informó Joel Valdez, un guardia que acompañó al reportero durante el recorrido por el parque acuático.
De acuerdo con personal y trabajadores entrevistados por este semanario, comentaron que el fin de semana del 22 de agosto ha traído mayor número de visitantes que el fin de semana de reapertura, además que reglamentos los estaba monitoreando para que cumplan con los protocolos.
Para ingresar a las albercas el Vergel primero hay que pasar por un filtro sanitario donde se desinfecta el calzado, se toma la temperatura del visitante y se le indica que debe portar el cubrebocas en todo momento, a excepción de estar dentro de la piscina, y debían mantener lo más que pudieran la sana distancia.
Durante todo el recorrido Joel Valdez les indicaba a cada uno de los bañistas que no traían el cubre bocas y se encontraban fuera de la alberca o sin estar ingiriendo alimentos, que se lo colocaran de manera correcta o amenazaba con sacarlos del parque acuático.
Respecto a la limpieza de las albercas el personal informó que los químicos del agua se monitorean cada dos horas, en caso de ser necesario se retira a las personas de la piscina y se vierten los químicos para que el agua se mantenga limpia, sin el riesgo de que se convierta en un foco de contagio o infección.
Por último ZETA platicó con una familia de bañistas para saber cuáles fueron sus motivos para salir de casa y cuáles eran sus medidas de protección ante el nuevo coronavirus; Marta Hernández y cuatro miembros más de su familia asistieron al balneario a celebrar el cumpleaños de su hijo Emmanuel el cual cumplía 20 años.
Marta confesó que no era el mejor de los lugares para evitar el contagio, pero aseguró que ella y su familia tomaron su distancia de 1.8 metros, usaron el cubre bocas gran parte de su estancia en el Vergel y consideró que las medidas en el balneario eran de bastante confianza.