No supe valorarte cuando te tenía;
sin embargo, inconscientemente sabía
que un día te perdería.
Nunca quise prepararme
para ese maldito día
porque pensaba que nunca me dejarías.
Te vi muy tranquilo, parecía que dormías;
se me rompió el corazón al ver que no lo hacías.
Al ver que no te movías,
te grité tu apodo como todos los días;
comencé a llorar cuando
me di cuenta que no dormías.
Todos necesitábamos de ti ese día.
En ese momento me di cuenta que ya nunca
me volverías a dar mis buenos días.
Te amo, Nano (Coco).
Un beso hasta el cielo.
Angélica Galeana Paredes.
Tijuana, B.C.
(Preparatoria Educare, grupo 401)