A veces el que una película esté basada en hechos reales no basta para desarrollar un guion sólidamente. Ni siquiera cuando al frente hay un director como Olivier Assayas que tuvo en sus manos el libro “Los últimos soldados de la Guerra Fría”, de Fernando Morais, como punto de partida para esta cinta que recrea el complejo entramado de un grupo de espías cubanos que infiltran grupos de manifestantes anti castristas en la Florida de los años noventa.
En el centro está René González (Édgar Ramírez), un piloto que huye a Miami dejando a Olga (Penélope Cruz), su esposa, en la isla.
Luego aparece Juan Pablo Roque (interpretado por el talentoso brasileño Wagner Moura), otro piloto con el que González penetrará la organización Hermanos al Rescate, aunque sus verdaderas intenciones dependen de un misterioso personaje encarnado por Gael García Bernal.
Y ahí es donde todo se complica. Aunque visualmente atractivo, el largometraje llega a ser tan complicado que ni sus protagonistas y antagonistas terminan por entenderse del todo. El resultado es el tedio, a pesar de un elenco de semejante calibre.
Para cuando se entiende el objetivo de la misión, la atención ya se dispersó por todas partes y lo que apenas queda es la indudable química entre Cruz y Ramírez, la pareja estelar de este filme -de estreno en Netflix- que, en definitiva, pudo y debió haber sido mejor, considerando, de nuevo, que lo que intentó narrar ya lo había escrito la historia. **
Punto final. – “American Factory”, vaya documental en Netflix.
