Hay acciones privadas que trascienden a lo público cuando están de por medio propiedades del pueblo.
En forma excepcional, utilizaré este entrañable lugar que me destinó el inolvidable periodista y cofundador de ZETA, don Jesús Blancornelas (y ratificado por los actuales directores, la periodista Adela Navarro Bello y César René Blanco Villalón), para tratar un tema personal, que es de interés público.
Desde 1988, un grupo de profesionistas fundamos el Grupo Apoyo, A. C. para atender gratuitamente a niños y adultos víctimas de violación y violencia intrafamiliar. En 1991 acudimos a una sesión de cabildo del XIII Ayuntamiento de Tijuana, se nos permitió la palabra y expusimos nuestro plan de trabajo, resultado de una previa investigación. Les solicitamos un pequeño cubículo en Palacio Municipal para que se diera gratuitamente terapia psicológica, asesoría legal y acompañamiento para las distintas gestiones.
Un regidor preguntó: “¿Por qué en palacio y un espacio tan pequeño?”. Me tocó responder: “No queremos estorbar, sino servir. Para las víctimas, generalmente con problemas económicos, les será fácil llegar aquí, sin hacer grandes gastos”. Varios regidores tomaron la palabra para apoyar. Se pidió que votaran, y todos apoyaron la moción. Aparece en el acta de ese día, en poder del Grupo Apoyo.
Por ese edificio pasaron cabildos panistas y priistas que tácitamente aceptaron a la institución ciudadana. Siendo un ejemplo a nivel nacional, junto con todos los logros del Tercer Sector en leyes y reglamentos, trabajados a veces con dificultades, pero siempre con respeto, con los pasados legisladores locales y funcionarios municipales. Tijuana es el único que tiene un Consejo Municipal de OSC, de conformación mixta (funcionarios y directivos, recayendo siempre la presidencia en ciudadanos).
El pasado 10 de junio, recibí en mi celular una llamada de la C. P. Ana Leticia Salcedo, Oficial Mayor para decirme que “deseaba sanitizar” (higienizar) la oficina del Grupo Apoyo (que ocupa escasos cuatro metros cuadrados) y que necesitaba la llave, porque en Servicios Generales la habían perdido. Preguntó si había cosas de valor; le dije que solo los expedientes de las personas atendidas durante todos estos años, que exigían discrecionalidad. “No se preocupe, yo soy muy respetuosa y cuidaré que no se toquen”, expresó. Después de varios días, personas amigas nos informan que la oficina de Apoyo estaba vacía. En el sótano colocaron los humildes bienes, según investigaron personas amigas.
Señor alcalde Luis Arturo González Cruz, el pasado 3 de julio le envié a su correo oficial un escrito donde le informaba de esta acción. Y en forma sintetizada, las actividades de la psicóloga, incluidas participaciones en sus jornadas comunitarias, hasta que avisaron que por la pandemia se suspendían hasta nuevo aviso. Desde entonces, en un teléfono celular, publicitado ampliamente, la psicóloga ha estado ofreciendo las terapias, especialmente a víctimas de violencia.
También le decía que los integrantes de nuestro patronato no éramos paracaidistas urbanos. Un cabildo nos había entregado un documento, que nos obligaba a servir gratuitamente a quien lo solicitara. Distintas instituciones oficiales, incluida la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, nos hacían llegar a los pacientitos.
Aprovechar la pandemia para desalojarnos, que quede en su conciencia. Seguramente que el pequeño cubículo les era muy necesario. Ahí, cuando lo ocupen, ustedes harán cosas más importantes que atender a víctimas, como lo hizo gratuitamente el Grupo Apoyo.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
Correo electrónico: redsocialtijuana@hotmail.com www.lagacetaredsocial.org