Increíble… pero cierto. A los mexicanos no tan solo nos llovió. Algo hicimos tan mal, que nos ha estado cayendo el diluvio.
Y va para largo, pues a la enorme alegría que el triunfo de AMLO produjo a más de treinta millones de mexicanos, en brevísimo tiempo empezó a desilusionar a esos apasionados seguidores del insistente (él se autodenomina “terco”). Claro que no a todos; sigue habiendo millones de mexicanos que dicen: es imposible transformar casi 90 años de malos gobiernos.
Todos los días hay ejemplos terribles de corrupción, de mal manejo de la economía, de que en materia de seguridad no se avanza en soluciones. Y no lo dicen solo los “fifís” y conservadores; en varios países desarrollados, constantemente descalifican la forma como se está gobernando a México.
En pocas semanas se verán las consecuencias de esta forma de “gobernar”. De despreciar la opinión y el ofrecimiento del sector empresarial para unir esfuerzos con el gobierno y tratar de que los millones de mexicanos que se han quedado sin trabajo (hasta abril, Inegi aseguraba que se habían perdido once millones de empleos). Más los que se acumularán en mayo y junio. Y ni modo que Inegi esté infiltrado por los “fifís” y conservadores.
Tarde o temprano, república y ciudadanía le exigirá cuentas al Presidente, así también a los que ocupan el Poder Legislativo (diputados y senadores) que en ningún momento se han preocupado por protegernos. Que se han dedicado a complacer al Ejecutivo pensando, quizá, que al llegar los colmaron de poderes omnímodos y que nadie les llamará a cuentas. ¡Están muy equivocados!
Ya lo hemos dicho, no se trata de intrascendentes errores presidenciales, que ciertamente están costando miles de millones de pesos. ¡Nuestros pesos! Porque pagamos impuestos. Eso es muy importante, pero más lo son las vidas que se están perdiendo, los enfermos que no cuentan con sus medicamentos, el sector salud que está atendiendo a los miles de contagiados del COVID sin contar con la protección necesaria. Ya se gastó el Fondo de Contingencia; y ahí está el barril sin fondo de sus “programas emblemáticos”, que no harán ningún bien a la nación.
Nota 1. Celebramos que en los recortes programados para la Ciencia y la Cultura, hayan recapacitado. CIDE se salva. Y qué bueno, pues no se le recortará el presupuesto al Centro de Investigación y Docencia Económica, que tiene la virtud de combinar el rigor intelectual, la relevancia social y el compromiso firme a favor de la igualdad. Sigue pendiente el tema de la Cultura. Ojalá que se resuelva a favor.
Nota 2. Por lo visto, los legisladores locales no se cansan de hacer el ridículo con sus conductas. En especial los seis que están repitiendo con toda su vergüenza a cuestas. Primero se aprueban aspirar a la relección sin retirarse para hacer campaña. ¡Cínicos! Luego le dan gusto al gobernador con la Reforma a la Ley de Salud Pública para seguir esquilmando a los que trabajan. En lugar de pensar en ayudarlos a la recuperación económica.
Y qué tal con volver a cambiar la Constitución local, para que el próximo gobernador solo esté en su encargo tres años.
Nota 3. En carros de lujo, que seguramente les costó, cientos de mexicanos manifestaron su sentir sobre la forma de “gobernar” de AMLO.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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