Juzticia
Continuando con la inactividad de los tribunales de Justicia, el foro de abogados está planteando que el Poder Judicial del Estado, aparte de que está dejando de aplicar el Artículo 17 constitucional, que establece que los tribunales deben estar expeditos para impartir justicia en forma pronta completa e imparcial, también está violando el Artículo quinto constitucional en perjuicio de los propios abogados, al tener suspendida la administración de justicia y consecuentemente impedir el ejercicio de la profesión; puesto que la libertad de trabajo solo puede vedarse por determinación judicial.
A las violaciones anteriores se puede agregar la relativa al tercer párrafo del Artículo primero constitucional, que establece que “Todas las autoridades (Los tribunales del Poder Judicial son autoridades jurisdiccionales), en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos… En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la Ley”.
Al respecto, se hace presente la necesidad de que la división de poderes sea una realidad y ninguno de los tres poderes invada al otro, a fin de que exista un real equilibrio en el ejercicio del poder público con la exigida imparcialidad.
Una de las formas de que el estado de Derecho pase de la teoría a la realidad, es con la intervención, participación y definición de los abogados, a quienes la Ley nos considera como peritos en derecho (salvo prueba en contrario); y es el profesionista del derecho quien, ante la problemática que se enfrenta, debe hacerse presente con la calidad que teóricamente le corresponde.
El notable y reconocido jurista Eduardo J. Couture, en los Mandamientos del Abogado, señala que el abogado debe luchar (Cuarto mandamiento), luchar por el derecho; pero el día en que se encuentren en conflicto el derecho con la justicia, debe luchar por la justicia.
Han pasado casi tres meses del decreto de suspensión de la actividad jurisdiccional, y el foro de abogados, más que apatía, tuvo tolerancia y paciencia hacia el Poder Judicial Local, esperando que tomara las decisiones oportunas y pertinentes para la impartición de justicia; sin embargo, hubo demasiada paciencia y tal vez a los funcionarios judiciales les pasó desapercibido que el abogado, a final de cuentas, es un soldado del derecho. Y aquí estamos.
La realidad en la administración de justicia es que las largas carreras judiciales van transformando al funcionario y lo van haciendo olvidar que el derecho no es un objetivo o fin en sí, sino que es solo un medio para llegar a la justicia, que es el valor que persigue el derecho (el derecho no es un valor).
La confusión del fin y de los medios en cuanto a la justicia, el derecho y las leyes, ocasionalmente aparece también en el abogado postulante y que le pasa desapercibido el fin en algún caso profesional; pero a lo largo del ejercicio de la abogacía, prevalece la idea de la justicia, no así para el funcionario que se perpetua en la actividad jurisdiccional.
El funcionario, a final de cuentas, se convierte en un aplicador de las leyes y de la jurisprudencia, pero no en un autentico juzgador que aporte su criterio apegado a la Ley, así también a sus principios de vida y de estudio. En caso extremo, pudiera ser un robot de la Ley, pero no un juzgador; caso que no ocurre con el auténtico abogado, quien para el ejercicio de la profesión requiere absoluta independencia moral, siendo pertinente señalar que la jerarquía de abogado no se adquiere el día del juramento profesional, sino en la práctica ética por la justicia.
Los colegios de abogados, la federación de abogados y principalmente el foro de abogados deben recobrar la dignidad de la profesión, adoptando la causa común de la sociedad de que se reactive la administración de justicia en el estado de Derecho, pues sería un absurdo frustrante que el Tribunal de Justicia no impartiera justicia y que los abogados -cuya actividad es precisamente promover y luchar por la justicia- no lo hagamos.
La Justicia y el Derecho son la razón de la existencia de los Tribunales de Justicia y de los abogados; sin ellas, no tenemos justificación.
El Licenciado Gerardo Dávila ejerce su profesión en Tijuana, B.C.
Correo: lic_g_davila@hotmail.com