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viernes, febrero 16, 2024
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Reflexiones, dudas, interrogantes

De Trez en Trez

 


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Uno.- Hoy viernes llegamos a 43 días resguardados en casa, saliendo apenas para conseguir lo indispensable (alimentos o medicinas) y a hacer los pagos correspondientes de un solo viaje; tratamos de cumplir con las indicaciones de las autoridades estatales y federales respecto a las medidas para prevenir el coronavirus; aunque a veces ni entre ellas mismas se entienden y las cifras siguen sin cuadrarles (lo mismo las fechas).

En este tiempo ya intenté hacer reparaciones en casa; unas resultan bien y otras no tanto: resané y pinté paredes y puertas; ordené por enésima vez el cuarto de las herramientas; repinté el exterior; remodelé la sala, que resultó con daños después de un reciente incendio; instalé un mueble en el sanitario… Ando en fachas, con el cabello crecido y la barba -más canosa cada día- sin afeitar; en pantalón de mezclilla y con zapatos cómodos. El gel antibacterial, el jabón y los cubrebocas son ya accesorios cotidianos.

Aun con estas mis “nuevas ocupaciones”, he leído gran cantidad de textos con opiniones de escritores y periodistas, sigo al pendiente de los noticieros y reviso la información en todos los medios a mi alcance. Hay de todo: anuncios catastróficos, ocurrencias irreverentes, noticias falsas… sin faltar las insufribles “mañaneras” del Presidente López Obrador, su “carnal Marcelo” y amigos que lo acompañan.

Doz.- Ya vi muchas series en la TV, pero no se acaban. En diversas plataformas encuentro de todo para ver, pero nada de superhéroes ni narcoseries; tampoco de “terror”, prefiero de acción, drama o comedia, series históricas o de época, conciertos y documentales. En ocasiones, por las tardes, me quedo dormido en el reclinable.

Es que, a veces, por las noches me quedo despierto hasta muy tarde. No puedo “descansar de descansar”. Otras me quedo dormido de un solo golpe. Intento no preocuparme de más por las noticias que inundan los medios diciendo que “aún no hemos visto lo peor de esta pandemia”; y eso, debo confesarlo, me provoca temor…

¿Qué sucedió? ¿Por qué está pasando esto? ¿Qué sucederá con nuestro país? ¿Cómo la están pasando millones de personas en el mundo? Luego pienso en mi ciudad, una de las más afectadas y con más casos de infectados, donde muchas personas parecen no entender y siguen saliendo sin justificación; los que pueden ir y venir a USA, siguen formando largas filas en las garitas (son posibles “paseadores del virus”). No obstante, desde mi ventana veo que la actividad se ha reducido, aunque no tanto como debiera.

Alguno de estos días -y como estamos todos en casa- la cocina es nuestra salida: hemos cocinado platillos italianos, japoneses, españoles y, por supuesto, guisos mexicanos. Una buena pasta con mariscos y salsa de vino blanco, bocadillos de jamón serrano, queso añejo, albahaca y aceitunas con aceite de oliva, hasta deliciosos chiles rellenos o chicharrones en salsa roja, pasando por una sopa de fideos de arroz, yakimeshi y empanadas argentinas de carne o de champiñones. El peso corporal aumenta proporcionalmente a los días en resguardo.

Trez.- Sin embargo, las dudas y las reflexiones vuelven a hacerse presentes: ¿Por qué, si se sabía y se dijo que estábamos preparados, en los gobiernos se minimizó la emergencia? ¿A qué se deben las precarias condiciones de hospitales del sector salud? ¿Son ciertas todas las cifras que nos informan? ¿Por qué no hay otras medidas si estamos en fase tres? ¿Son tibios y temerosos los gobernantes? ¿Cuántos más se contagiarán? ¿Se curarán? ¿Hasta cuándo terminará la emergencia? ¿Qué pasará cuando termine la pandemia?

Creo que seguiremos durmiendo tarde, continuaremos reflexionando, y las interrogantes ahí estarán por un buen rato; las medidas laxas, la ambigüedad en las decisiones, la confusión y las contradicciones en las declaraciones seguirán siendo motivo de preocupación y contribuirán a la percepción de que el aprendizaje en esta pandemia tendrá un precio muy alto.

P.D.- Se entiende que hay quienes deben salir a trabajar, pero también están en las calles personas que les vale tres toneladas de cacahuate la pandemia y que salen a pasear; no se dan cuenta de la novedad del virus y de que, hasta esta fecha, no hay cura ni vacuna probada.

P.D 2.- En las conferencias diarias sobre la pandemia, creo que se puede ser más conciso y concreto en la información, porque al final se trata de enterar a los gobernados y no de ser el centro de atención y los reflectores…

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

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Autor(a)

Redacción Zeta
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