Solo en México, gritando
y pintando las paredes
conseguirán las mujeres
que no las sigan matando.
Y si van encapuchadas,
por mí, que se tapen todo.
Algo cubren, y ni modo
que se exhiban encueradas.
Así que el nueve, mis damas,
no compartan ni el tesoro.
Alberto Torres Barragán.
Tijuana, B.C.