Monserrat Caballero, quien lidera la fracción de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en el Congreso del Estado es, además de joven, una de las personas más cercanas al gobernador Jaime Bonilla Valdez en la toma de decisiones. En su agenda, dicen, no entran intereses de partido, ni de grupos. Mucho menos de nuevos morenistas. Lo suyo es mantener el Congreso del Estado unido, especialmente en esta época de caos por la contingencia de salud en el mundo que también ha afectado a México y a Baja California. En medio de la grilla político-gubernamental que se libra al interior del gabinete de Bonilla Valdez, Caballero viene a ser un ente externo que le da equilibrio. Hace unos días y sin proponérselo, libró una batalla contra quien quiere meter mano en todos los rincones públicos del Estado: Amador Rodríguez Lozano, secretario general del Gobierno de Bonilla. Resulta que al concluir la presidencia de Víctor Morán en el Congreso del Estado, el funcionario estatal pretendía que en esa posición fuese designado el legislador del Partido Verde Ecologista de México, Fausto Gallardo, a quien por alguna razón, Rodríguez le guarda lealtad. A estas alturas seguramente el Lector ya sabrá que el nuevo presidente de la Cámara de Diputados de Baja California, es el diputado Luis Moreno, del partido Transformemos. ¿Y por qué no fue el alfil de Amador?, se preguntará Usted. Fácil, porque el ex priista no pudo frente a la naciente sabiduría política de la líder de los morenistas en el Congreso. Quienes estuvieron cerca de la negociación, afirman que después de sopesar los equilibrios políticos, la joven legisladora propuso y le fue aceptada dentro y fuera del Congreso, la candidatura de Moreno, de quien dijo, “tiene un perfil institucional, de mucha seriedad y sapiencia, justo lo que el Congreso necesita en estos momentos”. Y dicho y hecho, Luis Moreno fue. Bueno, dicen que hasta el gobernador quedó conforme con la decisión de su líder en el Congreso.
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