Rey o tlatoani azteca, hijo de Axayácatl, hermano de Moctezuma Xocoyotzin, Cuitláhuac vivió de 1476 a 1520.
Organizó la rebelión azteca en contra del español Hernán Cortés; fue durante su mandato que las huestes españolas salieron de estampida en la llamada derrota de la “Noche Triste”, el 30 de junio de 1320. Formó una poderosa confederación de ciudades mexicas, pero algunos por desconfianza de la sojuzgación de los emperadores aztecas anteriores, hicieron fracasar su empresa; sin embargo, no fue así porque siguió luchando hasta que le llegara la suerte adversa de un mal desconocido por los mexicas: la llamada peste negra, la viruela.
El líder pereció, como miles de soldados, mujeres, niños ancianos, por una de las causas por las que se derrumbó el imperio azteca.
Al morir, le sucede en el trono su sobrino Cuauhtémoc, que significa en náhuatl “águila que cae”.
Hijo del rey azteca Ahuítzotl, algunas historiadoras sitúan su nacimiento en Guerrero. Fue acompañante de su tío Cuitláhuac, junto con quien desalojara parcialmente a los españoles en la batalla de la “Noche Triste”.
Una de las supuestas verdades, es que estuvo en el apedreamiento de Moctezuma Xocoyotzin, quien murió a causa de las pedradas que le produjeron con las hondas de un pueblo descontento (por dejar que los españoles se entronizaran en Tenochtitlán). A la muerte de su tío, con 24 años de edad lo nombran tlatoani del imperio azteca; contaba con experiencia militar, pero, esto es histórico:
Cuauhtémoc, al igual que su tío Cuitláhuac, no contó con las ciudades sometidas al imperio, consecuencia de las guerras floridas y tantos jóvenes que eran sacrificados en los altares del Templo Mayor, además de los tributos que eran sometidos; súmese por igual, que ya se habían formado las alianzas de los indígenas de los grupos totonacas y tlaxcaltecas.
La suerte ya estaba echada.
Después de tres meses de resistencia en el sitio de Tenochtitlán, cae el imperio a manos de Cortés el 13 de agosto de 1521. Un imperio que duró escasos 200 años. El último tlatoani permaneció cautivo y torturado para que revelara el sitio del tesoro real, hasta que fue ahorcado -o más bien, asesinado- allí en Itzamkanac, dentro del dominio de Tabasco, cuando Cortés organizó la expedición a las Hibueras (Honduras).
Hoy en México, a estos dos reyes aztecas se les recuerda en pueblos y ciudades que llevan su nombre; además de estatuas en diferentes pueblos y ciudades del territorio nacional, como aquí en la ciudad de Tijuana.
Moraleja: No hay que olvidar que la desgracia se suma a través de pueblos oprimidos que se volvieron traidores. Así es que ojo, a los oprimidos hay que liberarlos de sus problemas y emanciparlos para que en el futuro no lleguen a la desesperanza.
Atentamente,
Dr. José Fernando Jaramillo Cisneros.
Tijuana, B.C.