Consciente de que había girado el volante de manera abrupta por no conocer con exactitud la dirección hacia donde se dirigía en las inmediaciones de la colonia Reforma en Tijuana, un joven fue abordado por la patrulla número 2697 de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, para, se supone, ser infraccionado. De la patrulla descendió el oficial de apellido Luna y al acercarse al vehículo del conductor, sus primeras palabras fueron “¿No me vio, verdad? Baje del vehículo y acompáñeme”. El joven, quien iba con dos personas más, obedeció y se dirigió a la parte trasera de su automóvil. Ahí el agente le planteó palabras más, palabras menos: “¿Cómo le hacemos? ¿No trae para las Cocas?” Ante la negativa del conductor de darle dinero y que prefería pagar la infracción, el agente enfureció. “Sí traes dinero, no te creo nada, maldito. Pon todas tus pertenencias arriba de la cajuela”, amenazó el oficial, en tanto que el ciudadano se negó a hacer lo que le ordenaban. Ante el temor de que le quitaran el efectivo de su cartera, insistió en que le fuera entregada la multa, pero otra vez fue agredido verbalmente por el oficial. Total, después del estira y afloja, el policía terminó por entregar la infracción, pero describió otra falta al Reglamento de Tránsito por “Conducir a exceso de velocidad y no hacer alto”, que equivale de 11 a 15 Unidades de Medida y Actualización (entre 956 y mil 300 pesos) para que pagara más por no haberle dado “para las Cocas”. Ojo, secretario Jorge Ayón.