Guillermo Efrén Unzón Pelcastre, vinculado a proceso por la desaparición de Margarito Bejarano Rodríguez, fue detenido en diciembre en BCS. Forma parte de una célula criminal del Cártel de Sinaloa encabezada por Jesús Manuel Sarabia de la Rosa, dedicada a privar de la libertad y desaparecer a quienes consideran integrantes de grupos delictivos rivales
La cifra inscrita en el Colectivo Búsquedas Por La Paz, alcanza las 200 personas desaparecidas en 2019. Cuentan con fotografías e información proporcionada por los familiares que siguen en la constante búsqueda de sus seres queridos no localizados.
“Han llegado muchas solicitudes de apoyo, son 197 desaparecidos los que tenemos en el grupo, y de mayo y junio son diez fichas; teníamos más, pero varios ya fueron localizados”, informó uno de los voceros del colectivo que pidió anonimato por temor a represalias criminales.
Con esperanza ven las familias de víctimas, la reciente desarticulación y vinculación a proceso de una célula delictiva perteneciente al Cártel de Sinaloa con operación en La Paz, dedicada a privar de la libertad y “desaparecer” a miembros de estructuras criminales contrarias.
El 18 de diciembre de 2019 se ejecutó orden de aprehensión en contra de Guillermo Efrén Unzón Pelcastre, de 25 años de edad y originario de La Paz. Su captura de ejecutó sobre las calles México, esquina con General Lorenzo Núñez Avilés de la colonia Las Garzas.
“En la investigación fue vinculado a una célula criminal, la principal de La Paz; el detenido fue relacionado como uno de los ejecutores de desapariciones, es brazo operativo del cártel y cuenta con un largo historial criminal”, informó un Agente Estatal de Investigación Criminal (AEIC), de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Los expedientes que incluyen las investigaciones de las diversas privaciones de la libertad, también enlistan como imputados por desaparición de personas cometidas por particulares al cabecilla de la célula en que delinquía Unzón. Las carpetas contienen los nombres de Jesús Manuel Sarabia de la Rosa (cabecilla) y José Arám Rocha Galván (copartícipe).
Los tres son considerados por la fiscalía estatal como responsables por desaparición, presunta tortura y posible ejecución de personas.
Según datos compartidos a ZETA, las víctimas de desaparición forzada por particulares son:
Bruno Sierra Castro
Christián Luis Aripez Velázquez
Edgar Vega Ornelas
Eugenio Guzmán Nava
Francisco Domínguez Merino
Francisco Javier Toscano Moreno
Jesús Fuentes Nájera
Jesús Gerardo Rivera Lucero
Jesús Noé Amador
José Luis López Torres
José Luis Chávez Carbajal
Juan Pablo Ramírez Torres
Kevin Eduardo Pacheco Pacheco
Lester Escobar
Manuel Salvador Lara Álvarez
Miguel Eduardo Fernández Espinoza
Óscar Felipe Alcántar Jacinto
Teresa Victoria Alcántar “La Toya”
Wendy Gabriela Galindo
Margarito Bejarano Rodríguez.
En el caso de Bejarano Rodríguez, privado de la libertad el 10 de enero de 2019 en la colonia Indeco, según la denuncia LPZ/243/2019. Vestía pantalón de mezclilla y sudadera de color gris. Mide 1.62 metros de estatura y cuenta con 62 años de edad.
Indagatorias respecto al caso revelan que delincuentes del Cártel de Sinaloa, de la célula encabezada por Manuel Sarabia, se los llevaron.
“Muchas familias han sido destrozadas, no se imaginan el dolor que nos han provocado, llegar a estas fechas es un dolor profundo, algunos tenemos días o meses, pero hay otras que tienen años padeciendo de este dolor; solo buscamos a nuestros tesoros, queremos encontrarlos para poder apagar en cierta manera este dolor que traemos por dentro”, es el clamor de familiares de víctimas agrupadas en el colectivo de búsqueda de personas.
La AEIC confirmó que hasta la fecha solo se tiene tras las rejas a Guillermo Efrén Unzón, quien ha brindado importante información sobre posibles víctimas.
No obstante, los colectivos de búsquedas y familiares desconocen los elementos de prueba que llevaron a la detención del imputado, debido a que hasta el cierre de esta edición, Colectivo de Búsquedas por La Paz no había sido notificado de la localización de Margarito Bejarano Rodríguez.
Los únicos datos relevantes, son casas de seguridad en las que torturaron a personas levantadas, inmueble que se encuentra bajo resguardo policial.
Si bien la vinculación a proceso es por la desaparición, los familiares también solicitan entregar restos de la víctima para acabar con el dolor, “esperamos con ansias información que puedan brindar a las autoridades, más allá de castigo por los hechos, las familias buscamos localizar a nuestros desaparecidos y terminar con esta pena que nos alberga día y noche”.
CRIMINAL CON ANTECEDENTES
Guillermo Efrén Unzón Pelcastre cuenta con un importante historial delictivo, sus antecedentes datan desde sus 16 años, cuando fue detenido por vandalismo por la Policía Municipal junto a otros jóvenes de su edad. Después escaló y sus detenciones fueron por robo y temas de narcomenudeo.
“El perfil que se ha creado desde muy joven, se encuentra vinculado al consumo de alcohol, estupefacientes, algunos de sus cercanos se encuentran desempeñando trabajos de guardia de seguridad, quienes presumiblemente aún tenían vínculos con el detenido. A muy temprana edad desarrolló conductas criminales que fueron adquiridas a través de terceros, una familia distante, como dicen, malas juntas que lo llevaron a delinquir”, mencionó un especialista en criminología de la PGJE.
A partir de 2009, estuvo involucrado en disturbios y, a partir de ese año, en delitos menores, robo, vandalismo, grafiti. Después, consumo de estupefacientes hasta llegar a la venta de droga al menudeo. Por lo menos así lo manifestó su círculo cercano, que aparecen en fotografías de la Policía Municipal.
Incluso estuvo involucrado en enfrentamientos a golpes con policías. Su primer punto de distribución de enervantes fue en la antigua Zona Centro de La Paz.
“Testimonios de oficiales en sus primeros años de violencia, indican que era una persona tranquila, influida por jóvenes vinculados al narcomenudeo, sin domicilio fijo y que se movían de departamento a viviendas rentadas, con flujo automovilístico durante la madrugada, lo que hace pensar que mantenían distribución de droga .Esa fue su escuela, sus únicos amigos se dedicaban a la venta al menudeo y fueron quienes revelaron información importante para localizarlo”, externó la fuerza policial de investigación.
Los datos en posesión de la PGJE indican que Unzón Pelcastre “creció con los actos delincuenciales como algo normal, para poder acceder al círculo tuvo que cometer ciertos delitos, una vez dentro, operó en la estructura para conseguir renombre y ganarse el respeto de los criminales”.
Cuando se vino la crisis o lucha entre células, “ocupó el puesto de colaborador y operador en levantones”.
Acorde con datos de prueba, la manera de operar la célula en que participó el indiciado fue en casas de seguridad en las que torturaban a sus víctimas, parte de los datos obtenidos por la AEIC fueron restos humanos, manchas de sangre y prendas de vestir; aunado a pruebas de ADN facilitadas por familiares de desaparecidos.
Los últimos informes brindados a ZETA refieren que se mantienen las investigaciones para la desarticulación de la célula que operó los levantones, “la importancia de la detención radica en los datos de prueba que (Unzón) pueda brindar para la detención de sus cómplices, para la localización de las víctimas y esclarecer otros incidentes que fueron registrados oficialmente; también para contar con el acercamiento de familiares de víctimas que puedan identificar al agresor y denunciar si lo vieron al momento del levantón”, confirmó la PGJE.
VIOLENTA CÉLULA DE SINALOA
En términos de violencia e inseguridad, 2019 se caracterizó por pugnas violentas encabezadas por integrantes de células delictivas del Cártel de Sinaloa que buscaron retomar y ampliar el control de territorios delictivos en BCS. Zonas que ya han sido recuperadas por fuerzas de seguridad integradas a las Mesas de Seguridad Pública de Baja California Sur.
Informes de detenciones refieren que en cada uno de los filtros de seguridad, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional han impedido el acceso de presuntos delincuentes.
A partir de agosto, la intensidad de los enfrentamientos a balazos fue en aumento, incluso se advirtió presencia en comunidades rurales, donde según testimonios, hubo operación de células delictivas dedicadas a privar de la libertad y de la vida.
Las denuncias fueron constantes, pues eran vistos ingresando y saliendo armados de las comunidades Los Barriles, San Antonio, El Triunfo, Los Planes y más allá de la “Y” a Los Cabos, “puntos en los que fue avistado constantemente personal civil armado, en esos puntos fue reforzada la seguridad a petición de comunidades extranjeras alojadas en aquellas comunidades, la Mesa de Seguridad bajó la instrucción a diversas unidades, que de inmediato reforzaron los rondines en la zona”, reveló en su momento un miembro de la Mesa de Seguridad Pública del Estado.
Tras haberse registrado una lucha encarnizada entre grupos delincuenciales en BCS, principalmente en los municipios de La Paz y Los Cabos, donde hubo mayor presencia del Cártel de Sinaloa, la nueva estrategia fue levantar y desaparecer personas.
A diferencia de Los Cabos, donde la célula dominante de Los Dámaso, Los Javieres o Los Tegoripeños contaban con un sitio específico para enterrar a sus víctimas, conocido “Zacatitos”, cercano a un poblado con el mismo nombre a las afueras de San José del Cabo, en La Paz “los sitios donde ocultaban a sus víctimas son diversas zonas apartadas de la Capital, por ejemplo la Termoeléctrica en Libramiento a Pichilingue, carretera a Los Planes, la zona de arroyos de Camino Real y otros cerca de la planta de tratamiento de aguas residuales”, informaron a ZETA agentes de la AEIC.
Sin embargo, declaraciones y los elementos de prueba obtenidos recientemente, han llevado a los investigadores a buscar en casas de seguridad, algunas han sido cateadas porque vecinos refieren movimiento extraño de personas durante la madrugada. Tres de esas personas fueron identificadas: el detenido Guillermo Efrén Unzón Pelcastre, su cómplice José Arám Rocha Galván y el cabecilla Jesús Manuel Sarabia de la Rosa, a quienes la PGJE espera capturar para obtener mayores datos de prueba y desarticular por completo al grupo criminal.