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domingo, febrero 18, 2024
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Mujeres exhiben acoso en UABC

El tendedero del acoso que se instaló en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Autónoma de Baja California Campus Mexicali, tuvo una respuesta desesperada de la comunidad estudiantil que ha sido víctima de hostigamiento, acoso y hasta agresiones sexuales dentro y fuera de los planteles, pero no es el único. Ante ello, la Máxima Casa de Estudios quedó exhibida por no contar con ningún procedimiento preventivo, erradicador, menos aún sancionador hacia las agresiones de género, ni en los contratos colectivos de trabajo, estatutos o reglamentos internos

La violencia de género está tan invisibilizada al interior la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), que la carga hasta en el slogan de la institución: “Por la realización plena del hombre”. Por lo menos esa es la opinión de algunos expertos que han dedicado su vida a estudiar el contexto social de las agresiones contra la mujer y las comunidades vulnerables.


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El “tendedero del acoso”, una de varias actividades para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, cuyo objetivo era visibilizar la magnitud de las agresiones sexuales en la sociedad a través de denuncias anónimas, vino a evidenciar “lo que era un secreto a voces”, comentó la docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, Érika García Meneses, coordinadora del proyecto junto con estudiantes de la sociedad de alumnos.

Tenderos y protestas Mexicali.


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La profesora de tiempo completo de la UABC, confesó que nunca se imaginaron el giro que tomaría el espacio que se ofreció para externar el acoso del que las jóvenes -incluso algunos estudiantes varones integrantes de la comunidad LGBT- eran víctimas, ni que focalizarían sus señalamientos contra alumnos, egresados, docentes y directivos por conductas de acoso, hostigamiento y agresiones físicas de tipo sexual.

El escándalo mediático se hizo viral la semana pasada, y en cuestión de horas sacudió a la comunidad universitaria, al grado que la oficina de Rectoría se vio obligada a dar una respuesta directa, en la que se comprometió a diseñar y trabajar un protocolo para atender los casos de acoso y hostigamiento entre los “cimarrones”.

El problema ya era conocido. De hecho, en 2017, el doctor Raúl Balbuena, experto en materia de género del Instituto de Investigaciones Culturales (IIC), realizó un diagnóstico de acoso y agresiones sexuales en la UABC, donde se entrevistó a poco menos de veinte docentes y administrativas, además de entre diez y quince alumnas que expusieron sus casos.

Desde la presentación de los resultados ante representantes de Rectoría, se dijo que las primeras conclusiones apuntaban a un panorama “grave”, sobre todo porque en ninguna parte de los estatutos universitarios, en los reglamentos o el contrato colectivo de trabajo, se establece un solo apartado que sirva para atender, prevenir y sancionar la violencia de género en todos sus espectros. En los más de 60 años de la institución, nadie se preocupó por contemplar este tipo de conductas como un acto que debía ser erradicado.

A raíz de la solicitud de Transparencia 01109919, efectuada por ZETA, se pudo documentar que durante 2019 la UABC ha recibido 23 denuncias de acoso, hostigamiento o abuso sexual, de los cuales 21 se registraron en Tijuana y la mayoría alcanzó una sanción, aunque no especifican de qué tipo.

Mexicali y Ensenada registraron un caso en cada municipio, y ambos se encuentran “en trámite”. Por investigación se logró ubicar que ocurrieron en las facultades de Ciencias Humanas y Ciencias Administrativas y Sociales, respectivamente.

Sin embargo, la Fiscalía General del Estado solo documentó un caso de hostigamiento sexual -valiéndose de su posición jerárquica- en Tijuana. Esto consta en otra solicitud con folio 01110019, también realizada por este medio, donde se advierte que se encuentra bajo investigación.

DENUNCIAS Y MÁS DENUNCIAS

Mientras que la joven Jazmín Benítez, colaboradora cultural de la Sociedad de Alumnos y estudiante de Relaciones Internacionales, reconoció haber contabilizado más de 30 denuncias relacionadas con quejas al interior de la facultad, la profesora Érika García Meneses consideró que podrían ser más de 100, pues muchas de ellas fueron retiradas por los propios señalados.

Precisamente la sociedad de alumnos  tuvo la idea del “tendedero del acoso” a raíz de una plática con compañeras  que se quejaban del hostigamiento por parte de algunos directivos, compañeros de cátedra y administrativos.

Entre las charlas especularon sobre si el acoso también se generaba entre los alumnos, por lo que consideró una buena herramienta para medirlo. El resultado fue inesperado.

El lunes 25 de noviembre comenzaron con las actividades, entre las que destacaban talleres y pláticas informativas para reconocer y sensibilizar a la comunidad estudiantil sobre el problema. En el segundo día de actividades se colgó el “tendedero del acoso” en la explanada interior de dicha facultad.

Nadie imaginaba el impacto que generaría, pues hasta el director de la facultad, Rodolfo Gómez Castellanos, se acercó para tomarse la foto junto a los alumnos en el “tendedero”. Para la una de la tarde, el tema ya era un caos dentro de la institución. La maestra García Meneses comentó que un alumno llamado Francisco González Amuchástegui, fue acusado por gran cantidad de mujeres de recibir imágenes inapropiadas por parte del joven a través de las redes sociales. La conducta fue confirmada por otros mensajes anónimos en redes sociales de la Sociedad de Alumnos y personalmente con la maestra.

Otros profesores identificados como Jesús Ramos y Cuauhtémoc López Guzmán, también fueron señalados en algunos mensajes, provocando el coraje del primero, quien regañó a los alumnos al interior del aula -según lo expresado por estudiantes- por participar en ese tipo de prácticas; mientras que el segundo se enquerelló ante la Fiscalía General del Estado. Sin embargo, como no proceden las denuncias por difamación y calumnias por la vía penal, fueron canalizadas a otras instancias.

Otro profesor identificado como Luis Rubén Olivas Castañeda,  ex juez municipal, fue denunciado por acercamientos incómodos hacia alumnas, como tomarles la mano y decirles que era su amigo más que su profesor.

A grosso modo, las denuncias anónimas hacia estos y otros profesores partían desde insinuaciones durante las clases, hasta invitaciones a salir que recibían a altas horas de la noche.

Sin embargo, no son los únicos casos. ZETA logró obtener y confirmar información de otro docente que intentó sostener relaciones sexuales con una estudiante cuando formaban parte de un convivio en el que se consumieron bebidas embriagantes. El incidente habría ocurrido en la Facultad de Ciencias Humanas a mediados de año, los directivos tuvieron conocimiento del hecho, pero realizaron algunas prácticas intimidatorias contra la denunciante, su pareja y las personas que acompañaron a la víctima durante el proceso, con la finalidad de que no lo llevaran a otras instancias.

Al final, por la presión de las profesoras, se tomaron cartas en el asunto, pero el caso no fue documentado ni atendido, solo no se le proporcionaron horas al docente de asignatura para el siguiente semestre.

En marzo de 2019, se inició un hashtag en redes sociales (#MeToo), cuyo objetivo era precisamente denunciar a todos los profesores, alumnos, directivos y administrativos que tuvieran conductas inapropiadas dentro de la comunidad universitaria.

Aunque esta acción no prosperó por mucho tiempo -mantuvo actividad por aproximadamente dos meses-, se lograron identificar varios casos de violencia de género dentro de los diversos planteles educativos; la UABC no tomó cartas en el asunto.

Para la estudiante Jazmín Benítez, es un hecho sumamente lamentable que una institución como la UABC no tenga protocolos de acción para atender la violencia de género, por lo que buscará mantener acercamiento con los directivos para trabajar en un plan de acción.

 

UABC ANUNCIA COMITÉ Y PROTOCOLOS

A través de un comunicado de prensa y en la propia Gaceta Universitaria, el rector Daniel Valdez Delgadillo anunció los trabajos para definir un protocolo y la creación de comités que se encarguen de dar seguimiento a los casos que se presenten.

Entre sus atribuciones, se encontrará el recibir las quejas, estudiarlas y sancionar, en caso de que esto se considere. Además de diseñar programas para erradicar y sancionar las conductas que atenten contra las mujeres.

El director de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, Rodolfo Gómez Castellanos, comentó que cada campus tendrá su propio comité, conformado por el vicerrector, dos maestros y dos alumnos que formen parte del Consejo Universitario; otro administrativo que también forme parte y el titular del Departamento de Gestión Escolar.

El funcionario de la UABC aseveró que todos los señalamientos exhibidos en el “tendedero” serán canalizados al comité, con la intención de deslindar responsabilidades, y en los casos que simplemente se esté difamando, los docentes tienen el derecho a tomar las acciones que consideren necesarias.

En el mismo sentido, la vicerrectora Gisela Montero Alpirez invitó a las personas que se sientan afectadas a interponer denuncias formales ante la institución.

“El señor director está instruido para atender cada caso y. si hay una denuncia como tal, tampoco se vale difamar, hay que ser muy cuidadoso, si tenemos denuncias formalmente, se les ha dado seguimiento”, afirmó.

Al respecto, la doctora Areli Veloz, experta en estudios de género, consideró que no es suficiente este proyecto, pues la propia institución sería la encargada de determinar responsabilidad de la persona acusada y atender a la víctima, lo cual no es el mejor escenario.

Contrario a ello, el doctor Raúl Balbuena opinó que, si bien se reconoce que el problema está invisibilizado, es un buen inicio y esfuerzo para atender una problemática que apenas se está reconociendo por parte de las autoridades universitarias, las cuales de un tiempo para acá se han visto interesadas en el tema.

Referente al protocolo, expuso que la Universidad creó el Laboratorio de Género en 2014 y, dos años después, se obtuvo un recurso federal para llevar a cabo un estudio para crear un protocolo de actuación, además de sancionar y erradicar la violencia de género.

Para 2017 se habían documentado varios casos entre docentes, administrativos y alumnas, desde acoso hasta violaciones, por lo que cimentaron las bases para trabajar en el tema. En el mismo año se presentaron los resultados a los directivos superiores.

Entre los principales problemas que documentaron, resalta que no existe ninguna acción para combatir, sancionar y erradicar la violencia de género, en ningún estatuto, reglamento o contratos colectivos de trabajo. Por ello, a lo largo de este tiempo, los casos se han tomado como cualquier otro conflicto laboral.

A los maestros de tiempo completo a veces se les retiran las horas, pero existen más complicaciones con los de tiempo completo. Tampoco se dispone de un área encargada de documentar cada caso y llevar estadísticas para medir la magnitud.

El doctor Balbuena aseveró que se debe trabajar en apoyar en los estragos emocionales que deja ser víctima del acoso, e incluso de abuso sexual y violaciones, lo cual también debe formar parte del protocolo.

Agregó que por acuerdos internacionales en los que participa México, las universidades deben adoptar medidas de acción para erradicar la violencia contra la mujer, pero son alrededor de quince las que lo han hecho; Baja California no se encuentra aún entre ellas.

 

UABC DEBE CREAR CONFIANZA EN LA COMUNIDAD ESTUDIANTIL: VELOZ

En la opinión de la doctora Areli Veloz, no solo se debe trabajar en un protocolo de actuación, sino que la Universidad debe trabajar en generar confianza en todas las personas que puedan sufrir la violencia de género.

“El protocolo es central, es una herramienta legal para esto, debe haber un trabajo más fino en cuanto generar concientización de la comunidad universitaria, que conozcamos en realidad las relaciones de género en una institución para esta”,  y agregó que debe instaurarse claramente en los reglamentos universitarios y no solo ser un tema de ética, como históricamente se ha manejado.

De acuerdo con Veloz, mientras no haya confianza en la institución, no funcionará ningún protocolo, por lo que se debe trabajar en políticas públicas preventivas y de promoción de la denuncia, además de la identificación de la agresión tanto en trabajadores como en alumnos.

Ante la falta de atención, los colectivos feministas han tomado mayor fuerza y adoptado una postura de protección entre ellas, lo cual ha quedado claro en movimientos como los surgidos en Sudamérica y que se han extendido hasta nuestro país.

Autor(a)

Eduardo Villa
Eduardo Villa
Periodista desde 2011 y corresponsal en Mexicali del Semanario Zeta. Participante del Border Hub del International Center for Journalists y coautor del libro “Periodismo de Investigación en el ámbito local: transparencia, Acceso a la Información y Libertad de Expresión”
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