Cuando hace aproximadamente 14 años sufrí de un ataque al corazón y se me hicieron los estudios laboratoriales y de gabinete por manos expertas de cardiólogos, me diagnosticaron estenosis de la arteria coronaria izquierda y me sugirieron un bypass. Me preparé para tal evento sin que presentara nunca el médico tratante y me di de alta voluntaria de la institución (que tengo derecho).
Posteriormente, yo mismo leí sobre la quelación. Como médico, yo mismo compré los medicamentos necesarios -entre sueros, equipos y 10 de los medicamentos que yo mismo me preparé- y del único que voy a hacer mención es la British Antilewisite (BAL), usado en la Segunda Guerra Mundial para los envenenamientos por tóxicos de guerra y que ayudó a muchos de los pacientes a recuperarse.
Leyendo los demás fármacos, se los agregué y me fui preparando una infusión cada tercer días, hasta completar la cantidad de 20 aplicaciones, complementada con 24 sesiones de oxígenos hiperbárico.
Una vez concluidas las sesiones de quelación y oxígeno, me mandó llamar el cardiólogo. Que para que si quería someterme al tratamiento quirúrgico. A esto yo me negué y le dije que ya estaba bien, pero nunca le dije cómo había llegado conmigo la recuperación. Me encontraba ya en buen estado de salud. Él me dijo que me iba a morir pronto, a lo que le contesté que él también (y primero que yo).
A la fecha, soy un hombre médico de 78 años de edad, con una sobrevida -desde entonces- de 14 años, y no niego que a mis familiares y varias amistades les he aplicado y recomendado la quelación.
Es injusta a veces la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), al negarse a utilizarla como un método de mejora y de limpieza de los canales vasculares, sobre todo las arteriales, que son las que conducen a la angina de pecho y al infarto; pero en algunos lugares empiezan a rebelarse contra la FDA, publicando resultados sorprendentes.
Y hoy que leo que en algunos lugares del mundo y los mismos Estados Unidos se practica la quelación a base de BAL; no niego que esta terapia tenga futuro, más lo que hace falta en nuestros países es que se realicen protocolos de investigación y se publiquen los resultados sin tendencias.
Hoy y siempre, aunque la base -y todos los demás productos- tienen certificación por parte de la FDA y de la Secretaría de Salud de México, sí son verdaderos.
Atentamente,
Dr. José Fernando Jaramillo C.
Tijuana, B.C.
drferja@hotmail.com