Responsables de los últimos éxitos de la industria de la música latina, los productores colombianos Mauricio Rengifo y Andrés Torres formularon su propia receta para producir nuevas formas de tocar el corazón de los públicos, entendiendo las tendencias y necesidades de un mercado que baila, llora y se enamora
“Hace veinte años se publicaban 4 mil canciones al año, hoy quizá sean 100 mil o 500 mil. La música es más accesible y se puede crear de manera más fácil, eso imposibilita que las canciones trasciendan más allá de uno o dos meses, pero es una característica del mercado, no es que sea bueno o malo. A los productores nos toca trabajar más, hacer más canciones, encontrar nuevas formas de tocarle el corazón a las personas, contar historias que enamoren a la gente, las acompañen a llorar o bailar. El empaque cambió, pero las canciones siguen teniendo la misma cantidad de carne que antes. La trascendencia dependerá de las personas que las escuchen”, señaló Mauricio Rengifo, quien junto Andrés Torres, completa la exitosa dupla de ingenieros responsable de producir y componer éxitos como “Robarte un beso” (Sebastián Yatra y Carlos Vives), “Despacito” (Luis Fonsi), “Un año” (Reik), “La plata” (Juanes) y “Cobarde” (Ximena Sariñana).
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Nominados en categorías como Productor del Año, Grabación del Año, Álbum del Año y Canción del Año en la pasada edición de los premios Latin Grammy, la dupla Rengifo-Torres se consolida luego de cuatro años de colaborar, siendo reconocida con el galardón Latin Billboard a Productor del Año en 2018, cambiando el rumbo de la música latina a nivel mundial a través de sus composiciones y su trabajo junto a Justin Bieber, Demi Lovato y Jonas Brothers, entre otros con los que han posicionado canciones en el top 10 de las principales listas de la música. Éxito, fórmula y concepción que compartieron con ZETA:
“Nos dimos cuenta Andrés y yo que compartíamos la idea de cómo producir canciones, que juntos podíamos hacer más, eso resume un poco lo que sucede con la música latina gracias a las colaboraciones, eso la mantiene en auge y evolucionando”.
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— ¿Cuál considerarías como tendencia sonora actual y su manera de construirla?
“La música urbana y de club seguirán mandando, seguiremos bailando reggaetón por un buen tiempo más, pero la gente necesita música para bailar, emocionarse, aunque cada vez existe más la necesidad de canciones románticas, para llorar, y viene una oleada de sonidos básicos de guitarra, piano. Ya no tendremos diez músicos creando una canción, ahora es uno. Hay un renacer del músico, lo podemos observar en Instagram con niños aprendiéndose la música de Morat, Camilo”.
— ¿Nos volvemos más básicos?
“Nos gusta lo más simple, digerible, la gente quiere todo más rápido, al haber más ofertas y plataformas para la música, uno tiene menos tiempo, por eso quieren escuchar cosas más sencillas, no como antes que había más contenido, acordes, figuras de voz, ahora es más al grano. Tampoco es bueno ni malo, solo es el momento que estamos en la música, y a la vez ayuda a que la música latina se vuelva global”.
— ¿Hablas de una fórmula distinta de componer e insertar canciones al mundo?
“Estamos contando historias para intentar enamorar a la gente, acompañarlas a llorar, bailar y encontrar nuevas formas de tocarle el corazón a las personas. No es una fórmula, simplemente el empaque ha cambiado, tiene que ser más fácil de abrir. La gente prefiere las canciones de frente, no tener que decodificarlas”.
— Son canciones más digeribles, con millones de reproducciones en redes sociales, pero poco longevas…
“La música antes era más longeva, pero había menos oferta. Al final la gente tiene más música, oye más música, pero es difícil asegurar que trascienda porque eso depende de las personas que la escuchen, de cómo conectaron con la canción. Como generadores de cultura nos enfocamos en los jóvenes ávidos en generar su propia identidad, que están esperando que los diseñadores, actores, escritores, les muestren cosas para saber con qué se quedan para formar su estilo; ellos generan la tendencia y trascendencia de las canciones”.
— ¿Cómo asumen esa responsabilidad?
“Obviamente el mensaje tiene que ser muy cuidadoso, no estoy diciendo que pueda hablar de sexo o de violencia una canción, sino de estar consciente de que lo que estamos creando lo escuchará un niño y se lo va a creer, entonces uno tiene que ser muy responsable con lo que está diciendo. Nosotros escribimos de amor, eso no tiene tiempo ni fecha de caducidad. Son canciones positivas que ponen feliz a la gente”.
— ¿De qué manera embonan como productores y cuál es la fórmula que han aplicado?
“Son dos cosas las que Andrés y yo tratamos de mantener: Uno, que el artista dicte el sonido que desea recrear y que no sea el de nosotros, sino moldearnos al artista en el estudio para que él represente lo que es, solo somos un vehículo. Dos: mantener el orden, que cuando empieces a producir un tema tienes que terminarlo con juicio, ordenados. Somos muy técnicos a la hora de grabar, nos exigimos más porque hoy crear música es más difícil, hay más competencia y no lo vemos desde lo económico, sino artístico”, puntualizó Mauricio Rengifo.
