Hace más de 15 años no se había presentado una situación “atípica” en Baja California, en la que la condición Santa Ana afectara con incendios a cuatro de cinco municipios. Pese a la magnitud y cantidad de los siniestros, la labor que realizaron los Bomberos en cada una de las regiones y la coordinación, fue pieza clave en el “éxito” para que las pérdidas humanas fueran mínimas. Bomberos respondieron con lo que tenían a la mano, sin embargo, directores coinciden que esto debe servir como parámetro para que los alcaldes refuercen las corporaciones
Los vientos de Santa Ana llegaron a la Zona Costa bajacaliforniana el 20 de octubre y las direcciones centrales de Bomberos en Tijuana, Ensenada, Rosarito y Tecate, activaron la alerta y protocolo contra incendios. La preocupación y preparación fue mayor porque las áreas ocupadas por vivienda aumentaron en el último año.
Las casas empezaron a arder el miércoles 23 en Tijuana. Las 18 unidades de Bomberos municipales se pusieron en acción, incrementando de 110 a 170 los elementos que comúnmente disponen. Apagafuegos que estaban en oficinas se integraron a la fuerza operativa, lo mismo que personal en descanso. Algunos trabajaron 24 horas seguidas. Se incorporaron bomberos jubilados con una unidad y, de las 19 bomberas que comúnmente utilizan para toda la ciudad, aumentaron a 24.
José Luis Jiménez, director de Bomberos Tijuana, se enorgullece de su equipo: “En ningún momento nos sobrepasó la capacidad de respuesta”, y lo atribuye al apoyo que recibieron de personal de Protección Civil que trabajó en eventos menores para quitarles un poco de carga.
Los momentos más críticos de la jornada se dieron la madrugada del viernes 25 de octubre, cuando las corrientes de viento aumentaron y fueron más fuertes. Durante esas acciones dos elementos de Bomberos sufrieron golpe de calor y otro cansancio, por lo que recibieron atención médica.
El mismo día inició la jornada de incendios en Rosarito pasaron encima de las colonias Morelos, Santa Anita del Mar y Loma Alta 1 y 2. Ahí los 57 elementos activos, pertenecientes a cuatro estaciones, más las seis máquinas extintoras y tres pipas con que cuenta el Municipio se pusieron en acción. Algunos bomberos estuvieron trabajando de 40 a 60 horas con breves lapsos de descanso, con soporte de gente que los apoyaba con rehidrataciones y alimentación balanceada.
“Eran bastantes emergencias que rebasaron nuestra capacidad”, compartió Omar Ortiz, director de Bomberos Playas de Rosarito. Por ello pidieron el apoyo de Tijuana, de donde enviaron don unidades, entre estas la de los jubilados.
El desastre fue tan grande en Ensenada que los tragahumo recibieron ayuda de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Bomberos de Tijuana y de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) para combatir la quema de miles de hectáreas que se salieron de control.
Ente el caos, los ciudadanos agradecieron a sus “héroes” que daban la batalla contra el fuego por mantenerlos a salvo. Lo hicieron llevándoles aguas, sándwiches, jugos, mensajes de aliento, ayuda con pico y pala para remover escombros. En Tijuana, dos niñas pequeñas hicieron medallas que les entregaron simbólicamente a sus “súper héroes” para valorar su trabajo, acto que tocó los sentimientos de varios elementos de la corporación.
La “calma” llegó el jueves 31 de octubre a los cuatro municipios, entonces los bomberos expusieron que combatieron el fuego y tuvieron éxito pese a los limitados elementos que tuvieron a la mano. Pero todos los administradores deben estar conscientes que requieren de mejor equipo, mayor capacitación y óptimas condiciones de trabajo. “No se trata de trabajar con lo que se tiene, sino de que nada haga falta”, expuso un elemento.
En Rosarito, Ensenada y Tecate, el déficit de bomberos es considerable. Las autoridades lo saben y no han hecho nada al respecto. En Tijuana la situación del personal es estable, sin embargo, el director señala que es necesario que se evalúen los salarios de los bomberos que están de confianza, ya que sus sueldos son menores a los que están de base y a final de cuentas realizan las mismas actividades.
En general, lo que los bomberos requieren y esperan de sus alcaldes, es compromiso.