Cuando la sociedad civil se manifiesta, necesita conseguir su propia seguridad y la de los vecinos por donde pasan los manifestantes; si permiten que grupos rebeldes se unan a su grupo -y juntos provoquen y cometan desmanes- dejan de ser un acto legalmente válido al cometerse el primer desmán, los convierte en vándalos. Y la policía debe imponer el orden para evitar un enfrentamiento social.
Desde que asesinaron al entonces candidato del PRI a la Presidencia de México, las tragedias las han tomado como arma política; a Colosio lo mató su partido porque se negó a reformar el artículo que no permite la reelección. El PRI la quería, pero no se dio; no debe darse.
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Actualmente, el gobierne sigue con la ambición de seguir en el poder sin tener méritos. No es aceptable. Tampoco es aceptable que los ladrones que controlan el comercio ilegal -los llamados huachicoleros y la venta de armas y estupefacientes- sean, según parece, un comercio incontrolable. Como “Los Intocables” de hace años en Estados Unidos, cuando la prohibición de licores, que en ese tiempo existió -según películas de Eliot Ness- y que los enfrentó entre ellos hasta que se acabaron.
¿Habrá otro Eliot Ness que acabe con los intocables en México?
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Atentamente,
Vicente Martínez Méndez
Tijuana, B.C.
