Unidad y fortaleza de Morena significa autoridad moral y ética para ejercer el poder político de representación; sin eso, Morena perderá piso y el poder, y vendrán tiempos negros para la reacción de la ultraderecha. Veamos el espejo de Brasil, Ecuador, Argentina.
Necesitamos en Morena un árbitro parcial, con autoridad intelectual, moral y política (como el doctor Enrique Dussel), que goce de respeto, prestigio y de ideas claras, para que represente a lo mejor de Morena.
Veo corrientes legítimas y válidas de las y los aspirantes, pero que pueden tomar un giro de una manada de lobos salvajes que están dispuestos a hacer todo tipo de artimañas y trampas, destruyendo la imagen de democracia que se registró el 1 de julio del 2018 con el triunfo electoral de 30.1 millones de votos, ya restadas las chapucerías del PRIAN, que bajita la mano, por lo menos un 15% de esa votación son algunos tres o cuatro millones de votos, más trampas que no les alcanzaron para la ola de apoyo a AMLO.
Un triunfo que redituó capital político histórico, pero que si no cumple las promesas que planteó -como hacer un nuevo hospital a la altura de las necesidades de San Quintín- se estaría derrochando el bono democrático, pues las trasnacionales del sur de Ensenada, impunemente, siguen infectando con sustancias cancerígenas en los pesticidas a miles de trabajadores agrícolas, incluyendo niños. Y sin declararse crimen industrial. En Baja California y en otros estados tiene asignaturas pendientes, con un gobernador y delegados cuestionables. Más las imposiciones de prianistas en la estructura de gobierno.
Por el considerable número de asambleas suspendidas -por violencia, engaños, y acreditaciones falsas- parece una manada de lobos que está peleando el gran instrumento del control del comité nacional y la presidencia de Morena. Este medio lo ven como palanca que los acerca hasta el poder en 2021 y 2024. Lo que es notable son las fracturas, que pueden romper la integridad del partido y hundir el menguado prestigio con esta ausencia de disciplina, de orden y credibilidad.
Lo que se percibe en las informaciones periodísticas que coinciden en varios medios y fuentes directas, son indicadores de corrupción en la estructura de Morena. ¿Como cuáles? Omisiones. Ausencia o menguada estructura municipal y estatal; la carencia de comités de base, con ideas, iniciativas, programas y propuestas estratégicas de abajo hacia arriba; la falta de capacitación política. AMLO prometió invertir en algo indispensable para que su proyecto sexenal se sostenga, reservar el 50% de las prerrogativas del partido en la formación de nuevos cuadros; no han invertido un centavo -desde el partido- en un programa de formación ideológica. Formación e información que les abra los ojos a los militares acerca del papel de la política en los municipios, las delegaciones y estados.
Pero también la nula organización en los comités municipales, pues no existen desde hace cuatro años, además de la falta de quórum en las asambleas y la burocratización para acreditar al militante urbano con limitaciones culturales y cibernéticas, sobre todo en las zonas suburbanas y rurales, así como la manipulación de un sector de seguidores improvisados que se mueve sin voluntad ni conciencia; solo registramos dinero, dádivas y zanahorias explotando -con dosis de perversidad- las necesidades elementales de su familia y la precariedad educativa de militantes.
Ante este panorama decepcionante, son pocos los que dan la lucha y más ciudadanos han corrido de Morena. Hablo de valiosos militantes con formación política y académica, porque se espantan de las prácticas -absolutamente- de la peor tradición priista, donde se compran votos por un puesto.
Por eso Yiedckol Polevnsky quiere tiempo, dado que no trabajó en varios años. Si hubiera visión ética, habría actualizado y hecho confiable el padrón de militantes; ahora, con esa asignatura pendiente, tiene la cara de pedir más tiempo para inscribir a legiones de priistas. Una maniobra que le daría ciertas probabilidades de ganar. Polevnsky no tiene autoridad moral, al recibir 16 millones de pesos por condonación de impuestos del régimen de Peña Nieto.
Esto puede salirse de control si no hay liderazgo con autoridad política y moral, que genere respeto, orden y disciplina. No hay respuestas a los ataques de algunos de ellos; gobernadores no morenistas, como Enrique Alfaro en Jalisco, y las trampas de los alcaldes que quieren llevar agua a su molino, como en Mexicali, generan conflictos donde no debería, sin reunir los requisitos de militancia a las asambleas para designar consejeros.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com