Entre el éxito y una vida tormentosa, el legado del “Príncipe de la Canción” se inmortalizó desde que ejecutó “El triste”, ganándose el corazón absoluto de Latinoamérica. Las líricas interpretadas por José José, hoy son memorias resguardas en lo más profundo de la eternidad, y motor principal de homenajes internacionales y la veneración oficial de su país
El legado detrás de sus canciones es doblemente José, único e inmortal. México y todo un continente lo veneran como el dios de las líricas al “Príncipe de la Canción”, ídolo e intérprete de la música mexicana que el sábado 28 de septiembre de 2019, a los 71 años de edad, decidió llevar su energía a otro universo, dejando una de las herencias musicales más grandes e importantes en la vida de múltiples generaciones: sus himnos grabados y el éxito absoluto en más de cinco décadas de trayectoria artística como uno de los mejores intérpretes que México ha brindado al mundo.
En consecuencia a su gloriosa virtud, José Rómulo Sosa Ortiz, hijo de dos cantantes de ópera y zarzuela (José Sosa y Margarita Ortiz), y padre de tres hijos (José Joel, Marysol y Sara), el hombre de buen corazón, conservador y creyente, al que la vida le brindó problemas en forma de vicio, sus honras fúnebres se realizarán hoy viernes 4 de octubre en una funeraria en Miami, en la que se reunirá inicialmente a la familia de quien vendiera más de 100 millones de discos como “La nave del olvido”, “El triste”, “Volcán”, “Si me dejas ahora” y “Lo pasado, pasado”; para luego recibir a allegados y personalidades del medio artístico de barítono que causara furor en el Madison Square Garden y Radio City Music Hall de Nueva York.
Seguido del funeral en suelo estadounidense, los hijos del intérprete acordaron en reunión privada en la sede del Consulado General de México, realizar un homenaje en Florida y otro posterior en Ciudad de México, a cargo de la Secretaría de Cultura, para lo que la Secretaría de Relaciones Exteriores realizará los trámites legales del traslado de los restos del cantante, cuya tormentosa vida, rodeada de lujos y vicios que lo llevaron esporádicamente a recluirse a centros de rehabilitación, a la par de agitadas relaciones amorosas (Kiki Herrera Calles, Anel Noreña y Sara Salazar), demostró el poder de la canción y la fortaleza para resurgir pese a perder de a poco su voz.
Cabe señalar que Marysol, José Joel y Sarita prevén trasladar el cuerpo de su padre al inicio de la próxima semana para realizar un homenaje en Palacio de Bellas Artes, en la Capital mexicana, así como un homenaje artístico en el Auditorio Nacional semanas posteriores de quien quedará en la memoria colectiva desde aquel 15 de marzo de 1970, cuando interpretó “El triste”, autoría de Roberto Cantoral y punta de lanza de una historia que se escribió a través de las canciones, éxito seguido de otro enmarcado a las listas de popularidad que consagraron a José José como una de las voces más prodigiosas de Latinoamérica.
“La nave del olvido”, de Dino Ramos, fue la primera muestra de lo que vendría en la trayectoria de José José, parte de un LP homónimo que obtuvo Disco de Oro y Platino en 1970, al que le siguió “El triste”, cuya magistral presentación en el segundo Festival de la Canción Latina significó su salto internacional y el título de su tercer álbum discográfico que lo llevó a recorrer América y a acumular una serie de éxitos en la primer mitad de los 70, cuando publicó el álbum “El príncipe”, que le valió ese mote al intérprete de “Gavilán o paloma”, otro de los favoritos del público del disco “Reencuentro”, que versionó para acompañar una película sobre su vida.
Indudablemente, otros de sus himnos es “Amar y querer”, una de las odas más grandes al amor por parte del desaparecido cantante, quien se encaminó por la balada románica y se insertó en el imaginario colectivo de los mexicanos, al igual que “Almohada”, del nicaragüense Adán Torres, que narra la historia de un hombre enamorado y atormentado por el alcohol y los excesos; y “Si me dejas ahora”, del ícono español Camilo Sesto, la cual marcó en su disquera BMG Ariola su fase de experimentación para versionarse al japonés junto al “Divo de Juárez”, Juan Gabriel.
A la lista se sumaron “Volcán”, homónimo a su decimosegundo disco, compuesto por el autor Rafael Pérez Botija; “Lo pasado, pasado”, de Juan Gabriel; “Lo que no fue, no será”, escrita por José María Napoleón; y “Lo dudo”, la canción más exitosa de su disco “Secretos”, el más vendido de su carrera, del cual también se desprendió “El amor acaba”, producido por Manuel Alejandro, con el que obtuvo nominación al Grammy.
El historial se precipitó a la decadencia con “40 y 20”, momento en que los excesos hicieron mella en su voz por seis años, agotada por inyecciones de cortisona que disfrazaron los síntomas de su autodestrucción, acaecida por una parálisis facial debido a la Enfermedad de Lyme que perturbó su habla y lo volvió hipocondríaco, padeciendo diabetes, enfisema pulmonar, hernia hiatal, depresión y cáncer de páncreas; a la par de deudas bancarias que lo acosaron en igual número que los trofeos, premios y discos de Oro y Platino que apiló en sus repisas por sus 37 producciones discográficas, de las que acumuló 22 por “Secretos”, y más de 200 oros y platinos por todos sus álbumes.
En su carrera destacan colaboraciones como “Cantaré, cantarás” (“You Will Sing, I Will Sing) junto a Plácido Domingo, Celia Cruz, Julio Iglesias, Vikki Carr y María Conchita Alonso; “We Are the World”, a beneficio de la comunidad africana; la campaña televisiva en apoyo a World Vision; la Liga contra el Cáncer de Miami, México y El Salvador; además de su participación en ‘El último adiós’, homenaje a las víctimas del atentado ocurrido a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, entre otras causas altruistas.
Por su calidad humana, José José fue receptor de las llaves de ciudades como Nueva York, Nueva York; Chicago, Illinois; Miami, Miami Beach, Hialeah y Sweetwater, Florida; Houston, McAllen, Texas, San Antonio y Laredo, Texas; Los Ángeles y Sacramento, California; Las Vegas, Nevada; Nueva Jersey, Nueva Jersey; Mexicali, Baja California y Celaya, Guanajuato.
Desde su fallecimiento a la fecha, las radiodifusoras han programado su música por doquier, sin hartazgo de los versos endulzados por “El Príncipe de la Canción”, al igual que miles han ocupado el parque del barrio de Clavería, en la Capital mexicana, donde el intérprete creció en el número 32 de la calle Tebas, lugar en el que se erigió una estatua en su honor.
“José José es el soundtrack de nuestra vida”: El Gran Silencio
Tony Hernández, quien junto a su hermano Cano lideran El Gran Silencio, una de las principales agrupaciones de rock en Monterrey, Nuevo León, relató la experiencia de haber participado en el primer tributo discográfico al “Príncipe de la Canción”, para el cual tuvieron la fortuna de versionar “Lo que un día fue no será” y, relatan, fue la de mayor agrado de José José.
“Para nosotros fue muy importante participar con una labor muy artesanal. Recuerdo que grabamos ese tema en la casa de un amigo en la colonia Las Brisas, en Monterrey. Lo grabamos con mucho amor, cariño, lo montamos, fue aceptado por BMG Ariola, no fue sencillo ni tuvo video, pero fue uno de los temas que se quedaron en el colectivo de la gente y lo más gratificante que tenemos es que cuando se le presentó este disco a José José, en vida, lo primero que dijo fue que el tema que más le gustó fue el de El Gran Silencio, eso nos llena el ego. Hoy en día la tocamos con mucha más responsabilidad, gratitud y respeto”, apuntó el vocalista, cuya banda se presentará hoy viernes 4 de octubre en el festival Entijuanarte, como en aquella primera edición del encuentro.
“Lamentablemente por la salud del señor, nunca pudimos interactuar más allá del saludo y de presentarle la canción en vivo, la oyó, pero desgraciadamente tuvo que salir rápido del lugar por complicaciones de salud. Existe una foto en la que aparece mirándonos en el escenario. Nos quedamos con el gusto de que le haya gustado nuestra versión. José José nos lanzó una atenta invitación porque es uno de los grupos que le gustaban al señor y a su hijo”, dijo el músico, a quien tomó por sorpresa la invitación de BMG Ariola, pues la banda no formaba parte del sello discográfico.
Referente al deceso de uno de los intérpretes más grandes de México y Latinoamérica, Hernández lamentó: “A veces uno quisiera que estos artistas que pasaron por muchos baches tuvieran una mejor vida, como José José, que tuvo que levantarse, constantemente reinventarse y teniendo los argumentos necesarios para mantener su vigencia en medio de una vida medio tormentosa, dices, caray, una persona que nos ha dado tantas ilusiones, tantas satisfacciones, que es el soundtrack de nuestras vidas. Lo que nos dio José José no se lo podemos regresar ni con aplausos, al señor hay que honrarlo con música”, subrayó el cantante que incluye en sus recitales “Lo que un día fue no será”, de José José; “Cumbia poder”, de Celso Piña; y “No tengo dinero” de Juan Gabriel.
Homenajeado en vida
Todos los tributos discográficos a “El Príncipe de la Canción” fueron en vida. El primero se realizó en 1998 por parte de agrupaciones de rock como La Lupita, La Maldita Vecindad, Molotov, El Gran Silencio, Julieta Venegas, Azul Violeta, Aleks Syntek, Pastilla, Jumbo y Leonardo de Lozanne, entre otros que conformaron “Un tributo a José José”; seguido por una serie de homenajes vueltos discos, como el de Chamín Correa con su disco “A mi amigo José”, Carlos Cuevas en “Brindis para el Príncipe”, Grupo Santa Clara en “Tributo a los grandes: José José” y Grupo Mojado “Interpretando los grandes éxitos de José José”.
No hay que olvidar “Honor a quien honor merece”, de Mijares; “Homenaje al Príncipe”, del Mariachi Sol de México; “Viva el Príncipe” y “Mi amigo el Príncipe”, de Cristian Castro; “De un Coronel a un Príncipe”, de Juan Carlos Coronel; y el más reciente, una vez más en manos de los rockeros, “Un tributo a José José, Vol. 2”, por artistas como Carla Morrison, Natalia Lafourcade, Paté de Fuá, Los Daniels, quienes se sumaron a llevar el legado musical, sonoro e interpretativo de José José a las nuevas generaciones.