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lunes, septiembre 30, 2024
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Instintos e intestinos de Morena

A los que nunca se rinden ni claudican

 

Se acerca una lucha que mostrará las entrañas de Morena, de qué estamos hechos. La tendencia que gane deberá mostrar ética política para tener plena autoridad; de lo contrario, será una cena de negros. Y la sombra de la división estará encima, empezando con el Presidente. Los intereses más salvajes, con el brillo de machetes o se contienen o ensucian, un proceso que debe ser ejemplar.

Por el mensaje que se envía a la sociedad, y a pesar de ser el primer proceso de renovación de dirigencias del partido en el poder -en el país y en los cinco municipios-, a pesar de disponer de amplio recursos -como se demostró excesivamente en el proceso electoral, reciente y en 2018-, somos testigos de la oscuridad y silencios propios de decisiones autoritarias. A pesar de que es el partido en el poder y de la necesidad de promover democracia, informando y abriendo cauces de participación, no hay una pizca de campaña de difusión y comunicación institucional seria, profesional, desde la dirección nacional o local de Morena. No hay una propuesta en los medios, una vinculación con la comunidad.

Es la noche democrática. Los partidos y Morena, en primer lugar tienen el deber cívico elemental para fomentar e informar del proceso transparente de cambios de dirigentes. La democracia implica debate de principios, ideas, convicciones y propuestas congruentes con los graves problemas nacionales. Pero no hay voluntad política de estimular la democracia, como así se prometió en el discurso del cambio de régimen. Deseamos democracia, pero la sombra de las imposiciones está anunciándose.

Los consejeros han sido excluidos del derecho legítimo de observar, pensar, disentir, cuestionar y poner en evidencia las desviaciones de las cúpulas que controlan el partido en los tres niveles de gobierno. Este 12 de octubre, lo que está en juego son los compromisos -hasta sus últimas consecuencias- de los 80 delegados que serán electos en los ocho distritos, y a lo largo del país en otros 300; así, vamos a hacer lo necesario para que se desarrolle sin trampas, mentiras, abusos o triquiñuelas de mapaches modelo Amador Rodríguez Lozano.

¿Que se espera de los delegados de Morena?

Dependiendo de los hechos: Aplaudir y cuestionar; reconocer y fiscalizar. Apoyar y denunciar las deformaciones de la 4T. Defender y luchar por la sociedad trabajadora y productiva y abrir oportunidades a los olvidados. Cuestionar el ejercicio de gobierno si las fallas saltan en sus agendas. Cuestionar y denunciar las agendas ocultas, criticar lo que está mal hecho y proponer alternativas de políticas públicas.

Impulsar el Instituto de Formación Ciudadana. Incidir en la formación de los recursos humanos. Ser líderes indispensables para que la población -agachada, pasiva y amorfa- sea un verdadero cuadro cívico y político; que se transforme el pueblo “sin cara” en ciudadanos conscientes de sus deberes y derechos mediante un proceso educativo moderno, abierto, plural, democrático, científico, ajeno a tabúes, dogmas, y extremismos. Reconstruir una realidad que ayude a ciudadanizar. Civilizar la participación más inteligente, propositiva y responsable de las comunidades.

Crear en Morena un ejemplo de transformación verdadera de la cultura urbana cívica, para que el resto de los partidos y organizaciones políticas compitan en transformar positivamente la cultura de liderazgos naturales, organizaciones y coordinación del trabajo en colonias y rancherías.

No hay gobierno sin ciudadanos proactivos, informados y críticos, por lo que la función participativa y fiscalizadora ciudadana es el motor del desarrollo social. Como sociedad, estamos hartos de dictadores, padrinos, caciques, perdonavidas y júniors; eso implica enterrar los dinosaurios y aquella cultura priista que se adueñó de Morena con palancas tramposas y una riqueza inexplicable, que compra conciencias.

Habrá que tener claridad y credibilidad de lo que quieren las comunidades y de lo que se repudia o veladamente se quiere imponer. Sin comenzar el gobierno de BC, surgieron aberraciones, como la desaladora de Rosarito, encuestas espurias, protestas por la instalación de una cervecera como amenaza y un tema que avaló en su discurso la secretaria de Gobernación, en su comparecencia en el Senado, cuando Beatriz Paredes Rangel denunció al republicano Jaime Bonilla y otros gobernadores norteños de pretender entregar Baja California a los Estados Unidos.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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