Alfonso Padrés, quien como delegado de Comunicaciones y Transportes se encargó de la obra que benefició al gobernador Francisco Vega de Lamadrid -al pavimentarle el camino a su terreno en el Valle de Guadalupe- y que tiempo después fue nombrado secretario de Desarrollo Urbano del gobierno de Vega, estuvo en las oficinas de ZETA para justificar que no actuó para beneficio del mandatario, que hoy es su jefe. Explicó:
“Me acabo de enterar, hace semanas, que el gobernador tiene un predio ahí; lo que sí puedo explicar es parte de lo que ustedes tienen ya bien fundamentado, que es el lote y ubicación, y quiero aclarar cómo funciona. La SCT tiene unos caminos rurales previamente definidos, que es el Ejido El Porvenir, donde está el Seguro Social: la carretera alimentadora del Porvenir a La Misión -y es alimentadora porque tiene un camino trazado para llegar a La Misión, donde está el puente-, ahí está ese camino trazado de terracería. Otro de los caminos trazados se presentaron a los vitivinicultores en 2014, algunos formalmente, con la presencia de la oficial mayor del Gobierno del Estado; en verano de 2015 tuvimos una reunión con 34 vitivinicultores y se les presentó una propuesta, manifestando cuáles eran los dos únicos proyectos en los que podríamos iniciar trabajo o promover inversión. Uno, el de El Porvenir -donde está el Seguro Social- para comunicarse al puente de La Misión, que pasa por San José de la Zorra, que es el punto intermedio donde está una comunidad indígena. Y el otro, donde está la carretera a Tecate en El Sauzal -a la altura de Bruma, La Esperanza, Paralelo, Cetto, Doña Lupe– y subes a la comunidad Kumiai, arriba, y sales al camino a Ojos Negros”.
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“Hicimos 2.5 kilómetros; en el segundo proyecto ya no me tocó todo. Mucho menos la obra, porque salí a finales de 2017 y se construyó, en 2018, 4.1 kilómetros para ligar. Entonces, es un programa que solicitaron desde 2014 los vitivinicultores; claro que puedo decir nombres y apellidos porque las reuniones son con estas personas. Buscamos cómo mejorar. De Cetto, el licenciado Francisco Rubio, quien encabezaba ese grupo de 24 vinicultores donde estaban muchos: de Monte Xanic, el señor que trabajó mucho tiempo con Cetto, don Camilo Magoni; el de El Cielo; de Las Nubes; el de Fuego; el de Barón Balché; el de Adobe Guadalupe; el de Vena Cava, Cetto, La Herencia de Rubí… Son los que me acuerdo ahorita”.
