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viernes, octubre 4, 2024
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La migración y los discursos de odio

Durante los primeros días de la semana, fui invitada a la Cumbre Iberoamericana sobre Migración y Trata de Personas organizada por la Federación Iberoamericana de Ombudsman (FIO), donde participaron: Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; Luis Ernesto Vargas Silva, relator sobre los Derechos Humanos de los Migrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; Mark Manly, representante regional para América Central, Cuba, y México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados; Christopher Gascón, representante de México de la Organización Internacional para las Migraciones; Luis Raúl Pérez González, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; Iris Miriam Ruiz Class, presidenta de la FIO.

Durante dicha cumbre se habló de los orígenes de la migración, la cual tiene como fin no solo trascender la pobreza y la violencia, sino tener una vida mejor, una vida digna. Como temas de particular interés se abordaron los discursos de odio y el efecto que generan contra las personas en contexto de movilidad.

Este 2019 marca el 25° aniversario del genocidio contra los tutsis, el cual es el referente para la erradicación de la impunidad global con la creación de la Corte Penal Internacional. Y es que a partir de los discursos de odio se desencadenó el genocidio de Ruanda (Rwanda o Rouanda, país ubicado en África Central), en el cual -en menos de tres meses- perdieron la vida más de 800 mil personas, en su gran mayoría tutsis (minoría étnica que representaba el 15% de la población ruandesa).

Los discursos de odio, xenófobos y racistas generan las condiciones propicias para la discriminación y animadversión de actitud y de acción. Debemos estar alertas, pues son formas extremas de expresión que tienden a romper el Estado de Derecho y el respeto a los Derechos Humanos. Es importante señalar que el discurso de odio frecuentemente se realiza con el amparo de la libertad de expresión; esto bajo el desconocimiento de que esta libertad no es absoluta y que está limitada cuando se enfrenta con otros derechos, especialmente con la igualdad y su principio absoluto de prohibición a la discriminación (el cual también es de ius cogens).

Frente a esto, no puedo dejar de reconocer el gran trabajo humanitario que realizan diariamente los albergues en Baja California, quienes -como otros actores políticos y sociales- se han pronunciado en contra de los discursos con mensajes de xenofobia e intolerancia, así como de los actos de orden político, económico, migratorio y social que -bajo un discurso de seguridad nacional y protección financiera- emiten las autoridades y que indiscutiblemente influyen en los gobernados, generando actos de rechazo (o más graves aun, como la reciente matanza en El Paso, Texas). Por si esto no fuera poco, estos discursos han encontrado en internet el canal de propagación ideal; basta ver los comentarios en las redes sociales que develan un “ciberodio”.

México es uno de los 160 países que respaldaron el Pacto Mundial sobre Migración, el cual -a través de sus 23 objetivos- promueve el aprovechamiento de los beneficios de la migración y la protección de los inmigrantes indocumentados, quienes a lo largo de la historia han sido víctimas de múltiples discriminaciones debido a las desigualdades sociales y a su exclusión del desarrollo económico. Esto me llevó a reflexionar sobre la importancia de sensibilizarnos acerca del poder nocivo de los discursos de odio y la propaganda basada en el fanatismo y los prejuicios; así como sumar esfuerzos con la prevención y la promoción del aprendizaje de la convivencia y el fomento del respeto hacia todas las personas y todos los pueblos.

La movilidad social es una característica inherente a la condición humana. Hoy en día, junto con el cambió climático y la migración, el desplazamiento forzado se convierte en un tema de gran preocupación, pues alrededor de 70 millones de personas en el mundo están desplazadas de manera forzada por la violencia generalizada y las violaciones sistemáticas a Derechos Humanos; y no obstante, se tienen que enfrentar a la desigualdad y a la intolerancia.

Es necesario cambiar la óptica de la migración. Solo con un enfoque humanista se podrá atender este fenómeno de manera efectiva.

 

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California. Correo: melbaadriana@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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