De entrada no se va por estos días, aunque sí recién cobró su primer cheque. El todavía delegado regional del Instituto Mexicano del Seguro Social, Salvador Morales Riubí, no dejará esa posición por los próximos dos o tres meses. A eso se comprometió con el director nacional del organismo, Zoé Robledo, luego que el martes 27 de agosto fuese informado, junto a otros 34 delegados, que habría un nuevo procedimiento para seleccionar a los titulares de las delegaciones del IMSS. Para empezar, que sean médicos o enfermeras, que tengan mínimo diez años de laborar en algún área del Seguro Social, que prueben formación académica en administración o una maestría en administración. La idea, explican los morenistas en el Gobierno Federal, es quitarle la veta política al Seguro Social y tecnificar el procedimiento, para que lleguen quienes saben y no quienes son favorecidos por el gobierno en turno (aunque claro, en otra administración esto puede cambiar). Salvador Morales fue coordinador de la campaña de Jaime Bonilla Valdez, el gobernador electo, y fue este quien en su calidad de “súper delegado” lo invitó a la titularidad del IMSS en Baja California. En febrero tomó posesión del cargo y desde esa fecha hasta la primera quincena de agosto, no había recibido pago -ninguno de los 35 delegados-. Dentro de dos o tres meses, Morales tendrá dos opciones para seguir su camino en el servicio público: quedarse en alguna otra área del IMSS, o integrarse al gabinete de Bonilla Valdez. Con el lanzamiento de la convocatoria del Seguro Social, varios delegados en los estados han renunciado de una vez, otros esperarán los nombramiento siguientes para retirarse, y unos más se indignaron de tener que concursar su experiencia para mantener el puesto. Lo que sí, esto resta capacidad política y administrativa a los súper delegados que ya no son tan súper, pues no pueden nombrar a los colaboradores del Gobierno Federal en las diversas entidades federativas.
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