En una de las transmisiones que vía redes sociales hizo el gobernador electo, Jaime Bonilla Valdez, para presentar al equipo de la que será la Fiscalía General del Estado, cuenta una anécdota para demostrar en la mesa, la corrupción e impunidad que se vive en la administración estatal que aún encabeza el panista Francisco Vega de Lamadrid. Relató que le comentaron de un “lugar donde venden licor” en la Zona Río en Tijuana, un área residencial que incluso tiene un hospital enfrente. Total que, explicó, mandó investigar y se enteró que de ocho permisos requeridos para abrir un local similar, solo cuenta con uno, que es precisamente el de la venta de alcohol. Aseguró haber hablado a Salubridad y que los reportó. Que por la noche fueron a clausurar el local, “pusieron esos sellos grandotes que no sirven para nada” y, al día siguiente, a las diez de la mañana, llegó el dueño del local, un joven -así lo identificó- que quitó los sellos, entró y comenzó a beber y poner música a alto volumen. Una vez más le reportaron el desaguisado a Bonilla y entonces habló a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), donde le indicaron que efectivamente el lugar no tenía permisos, pero el delegado Rivera (Héctor Rivera Valenzuela) mantenía el local abierto. Bonilla explica que se comunicó con él y que este le dijo: “Es que no sabe que es (el establecimiento) de la gente del gobernador”. Y soltó: “El secretario de Gobierno y este señor Reynoso dieron la instrucción de que se abriera y que nada más ellos lo podían cerrar. No el gobernador electo ni ninguno de sus futuros funcionarios”. Pero la corrupción denunciada en vivo por el de Morena, un establecimiento abierto sin siete de ocho permisos que requiere para hacerlo, expresamente por órdenes de dos actuales funcionarios -según lo reveló un delegado-, no ha pasado de las redes sociales. No se ha iniciado investigación o por lo menos no ha sido anunciada, mientras Francisco Rueda, el secretario de Gobierno señalado, y Reynoso (no se sabe si es Carlos o Raúl), no le han respondido, como suele ser costumbre, al gobernador electo que los tachó de corruptos. ¿Por qué será?
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