A nuestros lectores que nos han acompañado, apoyado, nos han compartido información a lo largo de 39 años, hacemos de su conocimiento que a partir de hoy, el ejemplar de su Semanario ZETA costará 20 pesos en Baja California. En Baja California Sur el precio se mantendrá en 25 pesos.
Este semanario nació el 11 de abril e 1980, con la misión de “ser el periódico con mayor libertad, independencia, credibilidad y objetividad en Baja California; ofrecer la información real de los acontecimientos a través de un esfuerzo periodístico con reportajes, crónica, editorial, artículos y reseñas a cargo de un calificado equipo de periodistas, profesionales de la comunicación”.
Los trabajos que se publican en estas páginas se investigan, se escriben y se editan en México, pero se imprimen en Estados Unidos, porque en su lucha por una prensa de investigación libre, Jesús Blancornelas (1936-2006), codirector fundador del proyecto, así lo decidió para garantizar su libre impresión.
Todos los jueves, por la tarde, la edición se envía a una imprenta en San Diego, California, y se importa el viernes, de madrugada, para que llegue a Tijuana a tiempo para su circulación. Como ha explicado Adela Navarro, en algunas ocasiones, “este fue el sistema que Don Jesús encontró, que es caro, pero era el único que le aseguraba su libertad de expresión y de prensa en 1980”, cuando el gobierno era el que vendía el papel para los periódico.
Este sistema ha prevalecido a la fecha, dado que ZETA es un medio de comunicación cuya línea editorial sigue y seguirá siendo contestataria, antioficialista, crítica, basada en los intereses informativos y de nuestros lectores y no partidistas ni políticos, ni del gobierno. Imprimir en Estados Unidos nos ha permitido preservar la libertad, evitar ser sometidos a ningún tipo de censura, boicot, chantaje y abusos de los gobiernos, e incluso del crimen organizado.
En abril de 1980, este Semanario salió a la venta para el público por un precio de 5 pesos. Varias devaluaciones después, el precio se modificó en 24 ocasiones, la última había sido el 13 de diciembre del año 2002, cuando el costo para el consumidor final pasó de 13 a 15 pesos.
Conscientes de la crisis económica en nuestro país, durante los últimos 16 años y ocho meses, ZETA se resistió a subir el precio. Sin embargo, este Semanario vive de la venta de ejemplares y de la publicidad, no existen otros ingresos. No se venden notas, no se cobra por entrevistas ni por publicar boletines. Tampoco permitimos que entidades gubernamentales compren publicidad en exceso y menos reclamamos a los gobiernos ser incluidos o pagados con fondos de los recursos de Desarrollo Social que deberían ser destinados a los mexicanos más necesitados.
En estos casi 17 años, el valor del dólar interbancario -que es como ZETA paga su imprenta- pasó de 9.66 a 19.30 peso por dólar. El aumento fue del 99.79 por ciento. En el mismo período, la inflación acumulada de acuerdo al INEGI fue de 94.50 por ciento, y el precio de la canasta básica aumentó 199.49 por ciento.
Conforme a los libros contables, el precio de ZETA debió incrementarse en diciembre de 2010, pero consideramos que las malas administraciones de pésimos gobiernos ya habían mermado demasiado las finanzas de nuestros lectores.
Mientras tanto, otros periódicos han optado por diversas estrategias de sobrevivencia, como despedir personal, reducir el número de ejemplares, salir a la venta menos días, disminuir el número de planas, cancelar segundas ediciones o secciones deportivas, abandonar sus instalaciones en algunos de los municipios, dejar de pagar a voceadores exclusivos, incluso declararse en quiebra. En Semanario ZETA no recurriremos a estas prácticas ni siquiera como resultado de la presión contante de gobiernos panistas, priistas y ahora los morenistas.
Hoy, el aumento del precio de su Semanario es, acaso, una acción urgente y necesaria para garantizar una edición de periodismo de investigación comprometido con el derecho que los lectores tienen a la información a través de un periodismo libre y de calidad, al tiempo que avanzamos en la consolidación de nuestra edición digital.
Porque sin medios de comunicación independientes no hay democracia, no hay quien fiscalice y exhiba a los gobiernos corruptos, no hay quien llame la atención sobre quienes abusan del poder, no hay quien investigue a fondo para que los ciudadanos puedan tomar decisiones informadas.
Agradecemos, como cada semana, su apoyo, su preferencia y confianza. Con ustedes, nuestros lectores seguiremos siempre libres como el viento.