“La seguridad pública, no es otra cosa que la seguridad de la burguesía”: Carlos Marx. El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. 1852.
Todos los politicastros burgueses tanto de “izquierda” como de derecha aprobaron, con frenesí, la creación de ese engendro hitleriano llamado Guardia Nacional (GN).
No hubo ni desacuerdo ni regateo alguno.
La dictadura AMLO-morenista y la “oposición” oficial burguesa, esto es, el PRI y sobre todo el “belicoso” PAN cerraron filas y como dóciles lacayos del imperialismo aprobaron el consabido frankestein.
Declaró el demagogo legítimo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que la GN se creó para combatir al crimen organizado. Pero, ¿acaso no es lo mismo que aseguró el usurpador panista Felipe Calderón Hinojosa (FCH)? ¿No es lo mismo que refrendó el déspota priista Enrique Peña Nieto (EPN) cuando ambos sacaron de los cuarteles a la soldadesca altanera y desenfrenada (a las bestias verdes como les llamaba el patriota Lucio Cabañas) a sembrar el terror entre la población?
Nuestros lectores han de recordar que, López Obrador, por cerca de dos décadas se opuso a la militarización del país, cosechando con esta postura nutridos aplausos, principalmente, de la arrebatada clase pequeñoburguesa, sobre todo del estrato intelectualoide. Nosotros en ese entonces advertimos que esa era una postura charlatanesca de López Obrador.
Sin embargo, hoy, sin pizca de vergüenza, les abre las puertas de los cuarteles, de par en par, a esas feroces bestias. Para que acosen, muerdan, y para que maten.
Como podemos ver el que predicaba (y aún predica) “abrazos y no balazos” pisa firmemente sobre las huellas dejadas por los dictadorzuelos anteriores del PRI y del PAN.
“Las palabras se las lleva el viento, los hechos quedan”. Sentenciaba el gran Enver Hoxha.
Se le “olvidó”, al títere de Donald Trump, lo que en repetidas ocasiones prometía: “Sacar de la calle a los militares y devolverlos a los cuarteles. Los soldados no son policías”. Afirmaba categórico.
Ahí tenemos al criminal bufón, jefe del partido Morena, al cual, la gran mayoría, de la vacilante clase media, incluso, muchos sedicentes comunistas, verbigracia el FPR, el PCM, los trotskistas y otros de la misma ralea, en 2006 y 2012, lo vitoreaban con delirio (y algunos todavía lo siguen haciendo). Como antes, en 1994, aclamaban jubilosos al subcomandante Marcos, y que, en el 2000, aplaudían al orangután panista Vicente Fox. Y mucho más atrás al “expriista” Cuauhtémoc Cárdenas).
Clase mesocrática, saltimbanqui. Clase pequeñoburguesa que cambia de chaqueta según sople el viento.
Mañana cuando el pueblo pobre abiertamente deteste y arremeta contra AMLO-Morena (como ya ha empezado a suceder) la clase media girará en redondo y buscará otra moderna chaqueta que enjaretarse.
La peor inseguridad para la clase obrera no es el “crimen organizado” ni el narcotráfico. ¿Habrá en el mundo banda mafiosa alguna que pretenda secuestrar o extorsionar a masas paupérrimas? ¿Habrá cártel criminal que trate de plagiar a proletario alguno para apoderarse de sus andrajos, de sus 800 o mil pesos que percibe de su patrono explotador cada fin de semana?
La peor inseguridad para los trabajadores es revolcarse en la pobreza. En la miseria más cruda y ofensiva.
La incertidumbre que espanta es permanecer desempleado por meses, por años enteros. Percibir salarios de hambre. Ser explotado hasta doce horas continuas en esas ergástulas de terror llamadas maquiladoras. Es no saber si mañana se tendrá trabajo, se tendrá comida.
En una palabra, la peor inseguridad para la clase proletaria es “vivir” bajo un régimen burgués que la condena, a perpetuidad, a una existencia de esclavo.
Para los revolucionarios comunistas, el crimen organizado es una industria capitalista como cualquier otra.
El crimen organizado es un monstruo engendrado por el propio sistema capitalista. Clara expresión de su podredumbre y decadencia.
El Estado burgués intenta evitar aquellas manifestaciones del crimen que le crean problemas y son motivo de preocupación. Pero al mismo tiempo las utiliza y fomenta para sembrar el terror entre las amplias masas proletarias que viven en la miseria.
Ahora, preguntamos: ¿de dónde salen las grandes masas de capital necesarias para el financiamiento de estas empresas demoniacas?
¿Quién aporta los millones de dólares para el cultivo, la cosecha, el transporte, etc., etc., de la amapola, de la coca, de la marihuana, etc.? ¿Quién facilita los miles de dólares para la construcción de los modernos laboratorios en los cuales se produce la cocaína, la heroína, y asimismo en los cuales se elaboran las drogas sintéticas? ¿Acaso no son los todopoderosos bancos internacionales (HSBC, Santander, etc., etc.) quienes verdaderamente están detrás de esta macabra industria?
Para nosotros no hay la menor duda: es el capital bancario internacional quien financia esta industria infernal. Del mismo modo invierte en bandas (verdaderas empresas, como indicábamos renglones arriba) que se dedican al secuestro, al robo de automóviles, etc., etc.
No somos los primeros en señalar que es desde los omnipotentes bancos de donde arrancan los hilos del crimen organizado. Antes de nosotros muchas personas muy alejadas del comunismo lo habían señalado. La única diferencia, con algunos, es el hecho de que ellos señalaban a la banca como “lavadores”. Decían que los bancos eran una especie de máquinas lavadoras donde los mafiosos “blanqueaban” su dinero sucio. Es decir que los bancos eran simples alcahuetes del crimen organizado. Hasta llegaron a demandar un arqueo a los bancos. Demanda que por supuesto, la dictadura, no atendió.
Nosotros desde un principio sostuvimos que los empresarios banqueros son mucho más que “lavadores”.
Son estos malditos magnates financieros quienes invierten grandes masas de dinero en esta industria. Son los verdaderos barones del crimen organizado.
Los “mafiosos” y supuestos jefes de cárteles que presenta Televisa, Tv Azteca, y demás voceros de la autocracia, es pura superchería.
¿Habrá persona honrada que se trague la bazofia de Televisa y compinches? Hoy a todo este chusmaje de mussolinianos se les puede ver muy agarraditos de la mano con López Obrador y su partido Morena. Al “amoroso” ya hasta ya se le “olvidó” lo que antes decía: “¡Televisa es una fábrica de mentiras!”.
Por eso afirmamos que el combate a la industria del crimen organizado es pura faramalla del régimen amloista, como lo fue con FCH y con EPN.
Para acabar con el crimen organizado es obligatorio que la clase trabajadora conquiste el poder y aplaste al Estado burgués. Es necesaria una revolución socialista. Demoler la fortaleza de los omnipotentes banqueros, fuente que alimenta y sostiene a la diabólica industria del crimen.
Y reafirmamos, los más grandes y peores jefes del crimen organizado están en las altas esferas del poder burgués.
Cuando los obreros tomen el poder una de las primeras medidas que tendrán que llevar a cabo es aplastar a estos venenosos alacranes. Culpables de la pobreza y la miseria del 95% de la población de nuestro país. Culpables de que en nuestra nación la industria de la droga, del secuestro, de la extorsión, etc., haya florecido.
La guerra contra el crimen organizado es en realidad una guerra contra el pueblo.
La Guardia Nacional no son más que los carabineros de Augusto Pinochet.
La historia ha demostrado que cuando un pueblo se decide a ser libre no hay ejército burgués que lo detenga. Más aún, en tiempo de crisis y de enfrentamientos entre el gobierno dictatorial y el pueblo, gran parte de la juventud reclutada en el ejército de la dictadura (el 95% de la tropa son soldados rasos), se ha pasado a las filas del pueblo insurreccionado. De la revolución. En nuestro país sucederá de igual manera. Sin duda alguna.
Sólo la alta y mediana oficialidad, salida de la clase media (generales, coroneles, capitanes) degenerada y caníbal, cebada por la burguesía, y adoctrinada en los cuarteles fascistas de Estados Unidos y de Israel, ha permanecido fiel a los déspotas en el poder.
El gran revolucionario stalinista Enver Hoxha nos enseña que “el ejército burgués en general es la burguesía armada hasta los dientes, que se yergue frente al proletariado y las masas populares” (eurocomunismo es anticomunismo. 1980).
“¡El soldado es pueblo uniformado!”. Vocifera por doquier, López Obrador, tratando de desarmar políticamente e ideológicamente al pueblo ante sus jurados enemigos.
Intenta el demagogo morenista hacer creer que los militares son inofensivos. Feroces mastines que no muerden, que no asesinan.
El ejército burgués independientemente de su composición social (hijos de la clase obrera) es un ejército antipopular. Una masa de mercenarios. Una ciega máquina de matar. Son: “La flor del pantano proletario”, como señalaba Marx.
La tropa burguesa está destinada a defender a sus amos. Es la pétrea fortaleza que protege a la clase rica en el poder.
La Guardia Nacional, esa maldita guardia pretoriana, y todas las fuerzas armadas de los omnipotentes capitalistas será barrida por las fuerzas revolucionarias del pueblo. Tarde o temprano. De eso no nos cabe la menor duda.
Y AMLO y su partido Morena, así como todos los partidos burgueses (PRI, PAN, PRD, etc., etc.) irán a parar al basurero de la historia.
Javier Antuna
Tijuana, B.C.
Correo: gloriaproletaria@gmail.com