Con la finalización de la Ruta Estatal 11, la autopista que conectará del lado estadounidense a la futura Garita Otay II, este nuevo cruce fronterizo entre Tijuana y San Diego podría estar listo en 2023.
Así lo planteó Mario Orso, director de proyectos del corredor comercial para el Departamento de Transporte de California (Caltrans, por sus siglas en inglés), quien comentó que la infraestructura vial concluida “nos permite enfocarnos al 100% en la construcción de la garita, su desarrollo, financiamiento y planeación”.
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El proyecto contempla una inversión de 800 millones de dólares del lado estadounidense, de los cuales más de la mitad ya fueron ejercidos.
Por parte de México se creó un fideicomiso administrado por Banobras para reunir la inversión requerida, mientras que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes está en proceso de liberar los permisos de derecho de vía que se requieren.
La dependencia federal también trabaja en adquirir los predios necesarios para empezar la construcción de la garita, apuntó Carlos González, cónsul de México en San Diego.
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Los trabajos de coordinación iniciaron hace once años, pero con la Ruta Estatal 11 terminada, la cual funcionará como autopsita de peaje, se acerca la culminación del proyecto encabezado por Caltrans y la Asociación de Gobiernos de San Diego (SANDAG) del lado estadounidense.
Para Mario Orso representa también una mejora en la calidad de vida transfronteriza, pues se reducirían los tiempos de espera, las emisiones de gases de los vehículos formados en los carriles y ayudaría a la promoción de la economía, así como al crecimiento de la región Cali-Baja.
Según cifras de SANDAG, durante 2018, más de 47 mil millones de dólares en mercancías fueron procesadas en ambos sentidos en la garita comercial de Otay.
